Rachel Buckley.

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—Es cómoda. —dijo Billy y se alzó de hombros. Recorría con la mirada toda la casa, -provisional-, de Max y Susan, que no se encontraba en casa, que sorpresa. —¿Dónde está Susan?  

—No lo sé, probablemente con papá—se encogió de hombros, tal y como lo había hecho su hermano momentos antes. El rubio asintió, realmente ambos creían en esa posibilidad. No duraban demasiado tiempo enojados.

—Aquí está. —Eddie extendió un periódico en la mesa, y señaló un anuncio—A esto me refiero. Tienen todas las armas posibles, cualquier cosa que necesitemos; está ahí.

—¿Es una bomba?—se acercó Robin y señaló la bomba en la mano del sujeto del anuncio—¿Por qué el falso Rambo tiene bombas?, ¿Es legal?

—Lo es. He estado ahí un par de veces—dijo Billy. Volvía a estar serio todo el rato, excepto cuando hablaba con Rachel o con Max. Pero por alguna razón, se sentía amenazado por Eddie, en relación a la segunda Buckley, y no tenía idea del porqué, solo quería concentrarse en matar a aquel hijo de puta que no paraba de molestarlos, y de amenazarlos. Quería arrancarle la garganta y tener su cabeza de adorno en su habitación.

—Por suerte. —el de cabello largo sonrió. Sabía que cuando se acercaba a Rachel como el hombre simpático que era, con una gran sonrisa y los ojos coquetos, a Billy no le gustaba. Y sabía que para tener a Rachel, tenía que quitar aquel obstáculo de nombre William. No se refería a hacerle daño, por supuesto que no, Eddie no era así. Se refería a algo más como, una pelea que haga que terminen, y sabía que quien era celoso y no tenía control de sus sentimientos o emociones, era Billy—Tenemos que ir ahí, pero está a las afueras de Hawkins

—Pero es necesario—dijo Nancy. Era un hecho que irían a “zona de guerra”.

—Estoy de acuerdo. —confirmó Lucas.

—Tenemos que evitar las carreteras principales, para evitar a los policías y a los brutos enojados—planeaba Eddie, pensando en que tenía que protegerse de todo el pueblo.

—Si quieren evitar a los brutos enojados, ¿por qué vamos a un lugar llamado “zona de guerra”?—cuestionó Erica, con aquel tono de voz sarcástico con el que estaba acostumbrada a hablar. Rachel soltó una risita al escucharla y le sonrió divertida, causando que Erica alzara las cejas y sonriera de vuelta.

—Nos vamos a tardar todo el día si vamos en bici—comentó Dustin, como siempre, tratando de hacer el plan lo más perfecto posible. Con menos fugas de errores, como solía decir.

—¿Bici?—preguntó Eddie,  frunció el ceño

—¿Tienes un auto?—Preguntó Steve. Estaba harto de esto, quería que acabara todo esto y poder irse a dormir a su cama por tres días seguidos mientras abrazaba a Robin a su lado. Quería paz.

—No es específicamente un auto, y no es específicamente mio.—sonrió coqueto, miró a Rachel y después a Steve a su lado,—Pero funcionará.

Rachel miró a Billy y pudo sentir como se tensaba cada que escuchaba una parte nueva del plan. Estaba asustado, tenía miedo de perder a Max. Estaba preocupado y esos sentimientos, terminaban en hacerlo perder el control, y molestarse. Aún seguía mejorando, pero no podía dejar de explotar de vez en cuando, y Rachel sentía que iba a perder el control en cualquier momento.

—Oye, roja—mencionó Eddie, apuntando a la pelirroja. Billy frunció el ceño al escucharlo llamarla así y Max solamente lo miro, esperando a que terminara de hablar—¿Tienes una bandana o un pasamontañas o algo por estilo?

Max se quedó mirando al piso con una mueca mientras pensaba en algo para que se cubriera la cara. Lo tenía. Tenía algo, pero no específicamente lo que él quería.

—Su nombre es Max. —habló Billy con voz firme, causando que todos lo miraran. Parecía luchar para controlarse. Rachel suspiró y lo miró. Alzó la mano y le acarició el hombro con suavidad.—Voy a fumar afuera.

Billy se movió y salió del lugar, sacando un cigarrillo de la caja que tomó de la mesita de centro de la sala, probablemente de Susan, y lo posó entre sus labios. Lo encendió y miró el cielo. Siempre se controlaba así, fumando en un lugar tranquilo, o al menos que pareciera tranquilo.

Max miró a Rachel, estaban preocupadas por él. La segunda Buckley le sonrió a la pelirroja para calmarla y luego salió detrás del rubio. Se detuvo detrás de él, observando lo guapo que se veía fumando.

—¿Me das uno?—murmuró en cuanto llegó a su lado. Billy soltó el humo por los labios y le extendió la caja de cigarros, sin voltear a mirarla. Rachel tomó uno, lo encendió y le devolvió la caja junto al encendedor.—Gracias

Billy asintió levemente y guardó la cajetilla en sus pantalones. Rachel se quedó callada, concentrándose en el viento que rozaba su cara y movía su cabello, y en lo relajante que se sentía estar fumándose un cigarrillo junto a Billy, en el Hawkins real.

Hargrove entreabrió los labios, dispuesto a decir algo, pero no supo qué. Ella estaba ahí, apoyándolo aun cuando él ya estaba de mal humor, molesto y asustado, los peores sentimientos para él, porque todo salía de la misma forma; en enojo y violencia. Así había sido toda su vida y así había aprendido a ser. Ahora que intentaba cambiar le resultaba tan complicado a veces.

—Lo tenemos—dijo Eddie, saliendo de la casa con una máscara de Michael Myers. Se quedó quieto mirando a Rachel y ésta rio al verlo con la máscara puesta.—Vámonos, Rach.

Todos salieron detrás del de cabello largo y Rachel sonrió, tomó a Billy de la mano y lo jaló a ella, -o lo intentó, porque no pudo moverlo ni un centímetro-, y lo miró a la cara, mientras Eddie la miraba a ella, esperando que soltará al rubio y lo tomara a él de la mano, era todo lo que necesitaba.

—Vamos, Billy—murmuró Rachel, y le acarició la mano con el pulgar. Billy se dignó a mirarla por primera vez que estaban ahí, -aunque la había visto sonreírle a Eddie cuando quiso hacerse el gracioso con la estúpida máscara-. El rubio no dijo nada, solamente dio un paso hacia Rachel, acercándose a ella, y le apretó la mano con algo de fuerza. Pero Rachel no se quejó, sonrió al sentir como le apretaba la mano. Eran esas pequeñas cosas para ella. El cómo Billy era rudo y a veces no podía decir o hacer cosas dulces, pero siempre había un detalle como ese, en el que Rachel podía sentir y saber todo lo que necesitaba.

Eddie exhaló por la nariz con decepción, en una especie de bufido. No importaba todo lo que intentara, Rachel estaba enamorada de él.

Camino primero hasta el final de la casa de Max, siendo el primero en asomarse para buscar rastros de policías o gente que lo quería muerto. Volteó para atrás, mirando a todos en una especie de fila detrás de él, y pensó que sería divertido si no estuvieran siendo cazados por un monstruo. Les hizo una seña a todos de que continuaran y no pudo evitar sonreír, de alguna forma, le agradaba estar con todos ellos.

Y el plan estaba a punto de comenzar.