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—Siempre pensé en tener una gran familia, y de verdad grande,—comenzó Steve, abriéndose ante Robin como lo había hecho ya un montón de veces—habló de seis-ocho hijos,—rieron y Robin alzó las cejas sorprendida y muy en el fondo, presionada—y de vez en cuando, irnos a viajar, conocer lugares como el gran cañón, o la playa en California, con una de estas—palmeó el tablero y miró a Robin con una sonrisa. La menor de las Buckley sonrió también—Era como un sueño o algo así.

—Es a una gran familia—dijo Robin, sin saber que responder a aquello—Como muy, muy grande—hizo énfasis y Steve asintió con algo de pena—Pero esta bien, es algo tierno y cursi, Harrington.

—Lo sé.

—Te había extrañado—dijo con sinceridad, pero en aquellas tres palabras iba otra intención. Una intención que lo había tenido pensando por horas, pero tenía qué intentarlo.

—Yo también te extrañé, Eddie—contestó y le dio una leve sonrisa.

—Entonces,—comenzó el de cabello largo. Carraspeó y miró al rubio por una milésima de segundo, antes de volver a dirigir su vista en la segunda Buckley—¿Tú y Billy ya son novios?

Rachel se puso algo incómoda y dejo de mirarlo, para mirar fijamente el piso. Era incómodo tener esa conversación con él, aún sabiendo lo que pasó entre ellos y lo que él sentía por ella, aunque Rachel creía que ya lo había superado. Y por otro lado, era incómodo porque Billy y ella no se autonombraban novios, excepto hace un rato, que Billy la llamó de esa forma frente a Jason.

—Bueno, supongo que lo somos.

—¿Supones?—alzó las cejas. Estaba interesado en esa respuesta, ¿significaba que tenía una oportunidad o algo así?

—Quiero decir, no decimos que somos novios, pero lo somos.—se encogió de hombros, y por un segundo hubo una pizca de inseguridad y duda. Ahora quería preguntarle a Billy que tan serio era lo que estaban haciendo. Aunque sabía que siempre se decían que se querían. Suspiró y dejó de dudar. Se querían, y no habían tenido problemas con ese tema antes y no lo tendrían ahora.

—Ya veo—palmeó el sillón en el que estaban sentados—¿Él sabe lo que pasó entre nosotros?

Rachel lo miró de inmediato, sorprendida por aquella pregunta.

—Uh,—dudo en que decir. No se esperaba aquello—No. Él no lo sabe, pero igual, fue antes de que estuviéramos juntos, entonces no debería ser así de importante, ¿no crees?

Eddie la miró con el ceño levemente fruncido y la mirada un poco triste, sin entender realmente y específicamente a lo que Rachel se refería.

—Lo digo porque, todos tenemos un pasado y no es nada malo porque no estaba con él, ¿cierto?—se explicó. Eddie asintió, entendiendo que ella no se refería a que él no fue así de importante, sino que fue antes de Billy y eso a el rubio no debía de importarle.

—Cierto.—hizo una pausa de unos segundos—Entonces, ¿te arrepientes?

Rachel lo miró. Cada pregunta que salía de su boca la dejaba más confundida, sin saber que responderle y sin entender, en realidad, su intención al hacerlas.

—¿Sobre qué?—preguntó, tratando de hacerse la desentendida. Miró al rubio con rapidez, descansando en el sillón largo del final de la casa rodante. No había podido dormir bien y estaba cansado, así que le había hecho caso a la segunda Buckley sobre descansar un rato, y Max la había apoyado en esa idea. Rachel tenía miedo de las intenciones de Eddie, de que la pudieran llevar a un malentendido y problemas con Billy, no quería eso.

—Sobre nosotros—se lamió los labios y se acercó un poco más a ella—Sobre cuando estuviste en mi casa, en mi cama,—se acomodó un poco más cerca de ella, con Rachel evitando verlo a la cara—sobre mí. ¿Te arrepientes de haber tenido sexo conmigo?

Rachel lo miró a los ojos, finalmente. Pero aquella no era la mirada que Eddie esperaba de su parte.

—Eddie,—su tono de voz sonaba como un regaño, pero era muy bajo, como un murmuro—este no es un lugar o el momento para hablar de eso.

—Solamente quería saber sí fui suficiente para ti al menos una vez—se victimizo. Eddie era inteligente, y era una buena persona, pero ahora mismo, tenía dos objetivos; matar a Vecna, y tener a Rachel para él.—Contéstame, me lo debes, Rachel.

Rachel se alejó, y suspiró, pensando en que debía de contestar aquello para no hacerlo sentir mal, o insuficiente.
Creyó que era cierto, se lo debía. Se lo debía por haberlo hecho sentir mal cuando ella nunca habló claro sobre sus sentimientos, o cuando comenzó a ver a Billy y nunca se lo dijo. Se lo debía y tenía que contestarle.

—No me arrepiento.—respondió—Ni un poco, pero no podemos hablar de eso como si fuera nada, Eddie. Estoy con Billy ahora, y esto, contestarte eso, se siente mal

—¿Por qué?—negó—No lo estás engañando.

—Lo sé, pero no quiero que se malinterprete.—agachó la cabeza, observando sus manos nerviosas, que comenzaban a jugar con sus dedos. Algo sobre esa conversación se sentía mal.—Lo siento, Eddie.

Se sentía horrible. Se sentía mal el pensar en volverlo a hacer sentir mal, y también se sentía mal el pensar que Billy podía tomarlo a mal si se enterará. 

—Te quiero mucho, pero,—se encogió levemente de hombros e hizo una pausa—No de la misma forma en la que lo quiero a él, y lo siento por eso, pero no puedo cambiarlo.

Le dio una leve palmada en el hombro, observando el rostro serio y aquellos ojos bonitos fijos en el piso, y se alejó de él, acercándose a los menores en la mesa.

Se sentía mal, pero no podía forzarse a nada, y creía que eso ya había quedado claro tiempo atrás. No quería herirlo, pero tampoco podía no decirle las cosas como eran, no de nuevo.

Eddie era muchísimo, y merecía a alguien que lo quisiera con intensidad, como Rachel quería a Billy, y era por eso que ella no era la indicada para él. Al menos eso pensaba Rachel.

Pero Eddie tenía otros pensamientos, y siguió pensando en ellos por el resto del camino.

Rachel Buckley.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora