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Max comenzó a elevarse del suelo, comenzó a flotar en el aire, y eso solamente ponía más de nervios a Lucas, que sentía que podía perder al amor de su vida en cualquier momento, y no lo podía permitir.  

Jason abrió la puerta de la casa de una patada, y Lucas lo miró asustado. Ya estaba lo suficiente nervioso como para tener que discutir con el rubio

—¿Qué es esto, Sinclair?—cuestionó con la voz firme, sonaba aterrorizado, cómo si hubiera visto la peor escena qué pudo haber imaginado—¿Qué le estas haciendo?

—No, Jason. No lo entiendes—trató de calmarlo, y se puso frente al cuerpo de Max, tratando de evitar que Jason se acercara.

—¡¿Qué mierda no entiendo?!,—gritó. Negó con la cabeza—No creí que fueras parte de esta secta, Sinclair. Bajala, ahora.

—No lo voy a hacer.

—Dije que la bajes—se acercó a él un paso y Lucas lo retrocedió. No quería pelear, para ser sinceros, creía que Jason iba a ganarle en una pelea y no quería arriesgarse a eso.

—No la voy a bajar, Jason. Tienes que creerme en esto—siguió tratando de conversar, evitando una pelea. Trató de explicarle lo que estaba pasando, trató de hacerlo entender que Vecna existía. Pero un hombre con una mente tan cerrada jamás le iba a creer.

—¿Dónde está Max?—preguntó Rachel con un murmuro. Se alejó del cuello de Billy y lo miró a los ojos

—Siguen en la casa de los Creel

—Ve con ella—ordenó Rachel. Sentía el corazón pequeñito, y solamente quería saber que todos los demás estuvieran a salvo. Billy la miró y suspiró, ladeando levemente la cabeza—Es tu hermana, Billy. Y no sabemos sí puede haber alguna complicación allá, y solamente esta Lucas y Erica con ella. Miranos a nosotros, estaba yo, estábamos cerca, y aún así salió mal—las lágrimas se acumularon en sus ojos de nuevo—Ve con ella, solamente para asegurarte qué todo salga como debería

—Entonces vamos los tres, no planeo dejarlos solos—dijo Billy y se puso de pie. Le extendió la mano a Rachel y ésta la miró, y después miró el portal en el techo del tráiler—Rachel, vamos

—Pero tengo que esperar a mi hermana, Billy—dijo, con aquel tono de voz bajo, con las palabras entrecortadas y las ganas de tirarse al piso a llorar por horas apoderandose de ella—No puedo irme

—Vamos a verificar que Max esta bien, y entonces regresaremos por Robin y los demás, ¿okay?—se puso de cuclillas frente a ella, y con las manos comenzó a acariciarle las rodillas. La voz qué usaba con Rachel era la voz qué utilizaría con un niño pequeño, era calmada, y la más dulce qué podía hacer.—Vamos a regresar por ella

—¿Lo prometes?

—Lo prometo

Rachel miró de nuevo el portal, sintió náuseas y corrió al baño como pudo, tapándose la boca y lastimandose el tobillo aún más. Se tiro de rodillas frente al inodoro y dejó qué su estómago se vaciara en él. El rubio se acercó a paso lento al baño, tratando de darle su espacio. Dustin agachó la cabeza, se sentía mal por Rachel pero no podía dejar de pensar en el cuerpo de Eddie en el suelo, y el como lo habían tenido qué dejar ahí.

—¿Estás bien?—preguntó asomándose al baño, encontrandose con Rachel, aún de rodillas en el piso, limpiandose la boca y bajandole al baño. La Buckley negó con la cabeza, ni siquiera iba a mentir y tratar de hacerse la fuerte. No podía ni siquiera intentarlo. Billy miró al piso. No era el mejor dando ánimos ni era el mejor dando pésames, pero odiaba ver a Rachel así, odiaba ver a Dustin así. Incluso él había deseado haber regresado en el tiempo y haber llegado mucho antes, para poder ayudarlos a ambos.—Vamos, te necesito conmigo, Rachel. Y necesito verificar que Max está bien.

Rachel Buckley.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora