Capítulo Dos

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Una mañana, tranquila y cálida como cualquier otra, ella recoge flores de Odín del bosque a las afueras del reino de su padre. Quien no la dejaba alejarse sola, ni siquiera a un centímetro sin que uno de sus guardias de honor esté con ella, y no era para menos, no solo es su hija, sino también la hechicera más poderosa de todo el reino, y estando en guerra su bienestar era muy importante, además siempre subía la moral de todos los soldados, sin su presencia, todas las tropas se debilitarían bastante. Pero aun así siempre encontraba la manera de escaparse, aunque sea por unos minutos.

Al ver los dorados pétalos de las flores, recuerda los risos de su amado, Clario, capitán del ejercito del rey, el hombre más leal, fuerte, varonil y disciplinado del reino. Esto lo convertía en el más codiciado por las doncellas, pero él no tenía tiempo para ellas, se apresuró a pedir la mano de la princesa cuando ella cumplió dieciocho, y aunque tenía varios pretendientes, el rey no dudó en darle la mano de su hija, ya que ella también lo amaba con locura.

Se le eriza la piel con solo recordar su voz, diciéndole: “Te amo Eva”

El Destello y La SombraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora