Capítulo Once

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Belford

Clario, el caballero de reluciente armadura de plata, contempla la Luna, perdiéndose en ella, asemejando su brillo con el de la mirada de su amada, Eva.

No me asusta morir, ya que vivir sin amor es una muerte segura. —Recita para sus adentros— Ah pasado solo un día desde que te apartaron de mis brazos, y cada minuto se vuelve insoportable. No es menester de un caballero desobedecer a su rey, pero tampoco lo es quedarse de brazos cruzados esperando que alguien rescate al amor de tu vida.

El manto de la noche nos será de abrigo para esta misión que promete ser suicida.

—Estamos listos señor. —Le dice Víctor, uno de sus cuatro escogidos de elite. Él es el más alto de todos, de piel morena y cuerpo robusto, sus enemigos lo asemejan con un gigante cuando muestra su destreza en el campo de batalla.

A su lado está Henry, un hombre de apenas un metro sesenta, de hombros anchos y manos rocosas, capaces de hacer añicos a cualquier oponente.

Máximo, con un metro ochenta de altura, es el más atlético de todos, con mayor velocidad y resistencia que la mayoría.

David, también apodado la horca. Se ganó este sobrenombre por su piel blanca y cuerpo robusto, se cree que sus manos en combate pueden ser peores que la mandíbula de un animal salvaje.

—Perfecto, partamos ahora mismo, solo les pediré una cosa, el ogro es mío.

El Destello y La SombraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora