En las afueras del reino de Charmintong mora una pequeña arboleda, que más bien parecen un manojo de árboles que crecieron ahí porque si. Todo el resto es llano, y vigilado por guardias.
En las sombras de estos árboles Eclipse y Erick, elaboran un plan para salvar a Eva, sin realmente saber lo que ocurre dentro de los muros del reino, los que ellos ven desde lejos.
—Ahora usaré los mismos trucos que utilicé para invadir tu castillo, Erick —dice la bruja—. Solo que el riesgo ahora es mayor.
La gárgola se despoja de uno de sus ojos, sin dolor aparente, y se lo da a Eclipse, con cierto asco de parte del ogro. Luego vuela, alto, casi entre las nubes, haciendo inútil la vista de los centinelas.
—El ojo que nos dejó la gárgola nos mostrará todo lo que él ve.
Ese ojo más bien parece una esfera de cristal, que refleja la ciudad desde la vista de la oscura gárgola, quien centra su mirada en el castillo, buscando alguna señal de Eva.
Y casi saltan de sus lugares cuando la ven, saliendo al patio, junto al rey Zar.
—Es ella. —dice él.
—No me cabe duda. —responde ella—. Ahora te mostraré como invadiremos su fortaleza.
De su bolso toma una flecha oscura, que Erick reconoce, fue la misma arma que usó para entrar en su castillo.
—Es una flecha embrujada —dice ella—. A través de una gota de sangre nuestro ser quedará adherido a este objeto. —dice, para pincharse con esa arma, tomando una pequeña gota de sangre que brota fugaz.
—¿Y luego qué? —pregunta Erick.
—Luego guiaré a esta flecha justo donde está la princesa. No nos moveremos de aquí, pero apareceremos junto a ellos una vez que la flecha toque la tierra. Para escapar tendremos que utilizar el mismo método. Es primordial la velocidad en nuestro plan, de lo contrario nos veremos rodeados de soldados, hechiceros, bestias y quien sabe qué más. Tú atacarás al rey, que es un mago, su poder es inútil ante ti, tomarás a la princesa, la pincharemos con la flecha, que guiaré hasta aquí, para poder huir. ¿Entendiste?
Aunque escucha atentamente, los ojos de Erick no se separan de la princesa, ella está ahí, al fin cerca de sus manos, y sabe que hará lo que sea para rescatarla.
—¿Entendiste Erick? —pregunta de nuevo.
—Claro. Entramos, ataco al rey, tomamos a la princesa y nos largamos.
—Nos largamos con la velocidad del viento feroz. —dice ella, pinchándolo con la flecha para extraer su sangre, y luego echarla a volar.
Él solo puede pensar en Eva, y es devorado por los nervios, porque realmente quiere que el plan tenga excito, y volver a tocar sus suaves manos de algodón.
Y mientras la ansiedad lo corroe, aparece frente a ellos de repente. Ve al rey cubriendo a Eva, y no desperdicia un segundo, se lanza feroz contra él, pero para su sorpresa, se desvanece antes de que pudiera tocarlo, para luego materializar su cara en fuego, inundando a todos con el calor.
—¿Cómo te atreves a entrar en mi castillo? Ogro. —brama enfurecido.
—No te ocultes a través de tus trucos. —clama Eclipse—. Da la cara si eres tan valiente.
En las manos de la bruja se enciende un resplandor violeta, que apunta contra las llamas y estas se expanden en el aire, haciendo que el anciano cuerpo del rey caiga al suelo.
—Papá —brama Eva, quien corre a sus brazos.
—¿Papá? —cuestiona Erick viéndola correr.
—Bruja mal nacida. —dice el rey enfurecido, para arrojar una tormenta de rayos por la punta de sus dedos, justo sobre la bruja, pero Erick la cubre con su pecho, haciendo que salga ilesa.
Los soldados comienzan a invadir el patio, y las trompetas suenan, pronto se verán rodeados.
—¿Por qué trajiste a esta bruja aquí? —cuestiona Eva, ayudando a Zar a levantarse.
—Vinimos a rescatarte —responde él—. No hay tiempo que perder Eva.
—Tengo mucho que contarte…
—Protejan al rey. —brama un soldado de reluciente armadura, mientras otros alzan sus espadas para atacar a Erick y a Eclipse.
—¡Basta! —grita Eva, sin ser oída por todo el tumulto—. ¡Dije basta! —resuena de nuevo su voz, y esta vez provoca una ráfaga de espanto, que deja a todos boquiabiertos.
Ella, quien temía por la salud de Erick, ahora lo ve, de pie, imponente como el primer día, preparado para enfrentar con el pecho a ese mar de espadas puntiagudas que apuntan contra él. Temiendo por su vida, corre a sus brazos, y se refugia en su pecho, creyendo que podrá resolver todo con palabras.
—Erick —dice como un suspiro—. No tienes que pelear.
—¡Eva! —clama atroz la voz del rey—. ¿Qué significa esto? ¿Mi hija manteniendo amistades con un ogro, y una bruja?
—No sabes quien es —responde ella—. Él es una buena persona.
—Él ni siquiera es una persona. —declara el rey, con odio—. Apártate, para que reciban el castigo que merecen.
—De ninguna manera —contesta ella con firmeza—. Si quieres que me quede tendrás que dejarlo en paz.
El rostro del rey oscurece como mil noches, no le agradan ese tipo de insurrecciones a sus juicios, por eso ahora porta una fría mirada asesina.
—Hija, si no te apartas tendré que castigarte junto con ellos.
Ella observa a su alrededor, toda la plaza está llena de soldados y hechiceros, dispuestos a atacar en cualquier momento. Entonces recuerda aquella noche, en el bosque, donde fue rodeada por bestias salvajes, y Erick la protegió. Ahora debe hacer lo mismo, le toca protegerlo de animales revestidos en piel de hombres.
—No me llames hija. —responde ferviente, con todo el cuerpo encandilado de poder—. Quien se atreva a atacar, pagará las consecuencias. —con sus palabras, temibles nubes de tormenta cubren el castillo, robándole luz a la luna, los soldados vacilan, ya que Eva no le pondrá frenos a su poder.
—Arresten a la princesa junto con sus acompañantes.
Tan pronto el rey pronunció estas palabras, Eva hace partir rayos del cielo, junto a lluvia y a enormes trozos de hielo como granizo. Los hechiceros del reino tratan de repelerlo, pero son atacados por Eclipse, quien los diezma con su poder. Erick ataca a los soldados que intentan acercarse, con su fuerza bruta hace que se arrepientan por haberlos desafiado.
—El poder de los hechiceros es inútil conmigo. —dice Erick—. Los atacaré, ustedes encárguense de los soldados.
Sin mediar palabra ponen en práctica el improvisado plan de ataque. A Eva no le agrada hacer equipo con Eclipse, pero la bruja solo piensa en sobrevivir, y llevar sana y salva a la princesa a su reino, así que espalda con espalda, las dos mujeres pelean, demostrando todo su talento.
Erick ataca a los hechiceros, quienes rompen formación al ver que su poder era inútil, él los ahuyenta con su fuerza, hasta que sus ojos casi salen de sus cuencas, al ver a Eva y Eclipse caer al mismo tiempo, sin ningún tipo de herida física aparente.
Corre hacia ella, con la velocidad de una bestia feroz, pero su carrera se ve interrumpida bruscamente. Los cuatro soldados de elite se imponen frente a él, a los que ya tuvo el gusto de conocer el día que el rey osó amenazarlo.
Alagan es el primero en atacar, con astucia dirige su espada justo sobre el cuello del ogro, pero él lo esquiva con agilidad, y lo deja fuera de combate con un duro puñetazo. No le interesa zanjar asuntos pendientes, solo quiere salvar a Eva, por eso se quitará de encima a esos cuatro soldaduchos tan pronto pueda.
Jasón, otro elite, se escabulle para apuñalarlo en las costillas, pero él desvía la espada con su martillo y lo golpea con el puño, aboyando su armadura.
Ahora le toca a Eliot, el hombre lobo, en su forma lobuna supera los dos metros de altura, convirtiéndose en una bestia espeluznante. Con fauces más oscuras que la noche, ataca a Erick, y logra tirarlo al suelo, pero sin hacerle daño.
El ogro ya había peleado con bestias muchas veces, así que sabe lo que tiene que hacer. Aparta el hocico del lobo mientras este intenta penetrar su dura piel verdosa con sus garras, sin excito alguno. Entonces usa su martillo, para golpear sus costillas, hasta que el animal pierde fuerza y se lo saca de encima.
Erick vuelve a ponerse de pie, con el control total de la batalla, hasta que en ese instante dos feroces puños impactan contra su espalda, haciendo que una de sus rodillas toque el suelo, y que de su garganta salga un grito de dolor.
Hubiera sido mejor si una columna le caía encima, ya que fue golpeado por Hopper, el último de elite que le faltaba enfrentar, quien posee la fuerza de un titán. Erick intenta atacar, pero es sorprendido con un fuerte puñetazo que termina por derribarlo.
Desde el suelo solo observa a Eva, deseando ser ese campeón que la proteja, mientras es encadenado y golpeado. En ese momento recuerda a su familia, a la que tampoco pudo rescatar, la que también cayó en manos de un tirano
Pero jamás se dará por vencido, con el pecho desnudo, arremete feroz contra un ejercito entero, solo gritando su nombre.
—Eva.
ESTÁS LEYENDO
El Destello y La Sombra
FantasíaErick, un ogro que se ve obligado a raptar a Eva, una fuerte hechicera. Juntos encontrarán todo lo que buscan en el otro, pero las garras de sus enemigos no dudarán en hacer todo lo posible para alejarlos. - - - - Sumergete en esta historia y vive l...