Capítulo Veintidos

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EVA

—Ogro miserable. —Oigo como un resonar atronador que me roba el sueño. —Eres inmune al mana, pero no eres rival para mi mantra.

Veo a una mujer vestida de negro, y todo mi ser se altera al encontrar a Erick en el suelo, esforzándose por no perder el conocimiento. De inmediato corro hacia él, mis manos sacuden su pecho, llamándolo, jamás hubiera imaginado ver en este estado a un ser tan fuerte. 

—Tu debes ser la princesa, Eva. —Me dice.
—¿Qué le hiciste?
—Soy Eclipse, una bruja contratada por tu padre, el rey de Belford. Y descuida, no está muerto, pero ya mismo me encargaré de eso.
—No te acerques.

Bramo con enérgica. Disparo un rayo antes de cualquier reacción de su parte, la tomo por sorpresa, pero usa su poder para evitar un impacto directo, aunque cae por el balcón. Una caída dura, incapaz de matarla, pero al menos me dará un poco de tiempo.

Por lo morado de su nariz reconozco ese veneno, causa perdida del conocimiento, para luego seguir debilitando los sentidos al despertar. Podría curarlo con facilidad si tan solo su cuerpo no repeliera mis habilidades. Una vez más, mi poder no sirve para sanarlo, pero juro que servirá para protegerlo.

Trato de alejarlo del balcón, y acercarlo a la cama. Pero es muy pesado para mis brazos, tampoco poseo mucho tiempo, esa bruja puede levantarse en cualquier momento para un contraataque. Nunca pensé que mi padre fuera capaz de recurrir al un truco tan bajo.

Me asomo al balcón para verla. Está boca abajo sobre el césped, arrancándolo con odio, repleta de furia a causa de mi golpe. Una gárgola se acerca a ella, hace mucho no veo a una, y la ayuda a levantarse. No golpearé a mi rival cuando está en el suelo, y si vino a rescatarme, quizá pueda convencerla de no pelear.

Se alza en el cielo, sobre mi, montada en aquella criatura de colmillos y ojos saltones. La persigo con la mirada, esperando su próximo movimiento.

—¿Por qué me atacaste? —Se toma una pausa. —Espera, no me digas que tu y el ogro…

Entonces comienza a reír, con una clara insinuación y burla que no piensa tolerar. Mis manos se encienden de nuevo y con furia disparo rayos contra ella, que la maldita logra esquivar con su gárgola.

—Tu lo quisiste así, princesita.

Dice en un tono burlón, atacando con rayos oscuros que emanan de sus manos, los que chocan contra los míos haciendo una batalla fuerza. Nunca enfrenté a una bruja, solo conozco su poder por medio de libros. Ellas usan el mantra, a diferencia del mana, no está conectado con todo, solo absorbe la energía negativa que nos rodea, esa que no podemos ver, y a veces sentir, logra usarla como fuerza para convertirse en un ser de caos, oscureciendo todo a su paso.

Es inútil seguir chocando nuestros ataques, así que simplemente lo esquiva. Mientras esté montada en esa gárgola tendrá ventaja, debo hacer que toque el suelo. Provoco una fuerte ráfaga de viento, entonces se aferra a su bestia, y ella lucha por no caer.

De pronto forma un escudo de energía a su alrededor, o eso es lo que entiendo. Es de color violeta, e ilumina la noche con su resplandor. Logra estabilizarse en el aire, para después embestirme.

Intento esquivarla, pero es demasiado rápida, cuando logro darme cuenta, estoy volando dentro de su cúpula. De su ropa intenta sacar una flor de Lupe, no volveré ceder con ese truco. Forcejeo y la golpeo con los puños, para que no me acerque ningún pétalo de esa condenada flor.

El campo de fuerza atropella y atraviesa las paredes del castillo mientras reñimos. Nos lleva directamente al sombrío bosque. Atropella a varios árboles haciéndolos añicos. Y luego se disuelve, tirándonos a la oscuridad que mora entre los árboles.

Choco algunas ramas al caer, y el suelo amortigua mi caída de manera dura. Tengo algunas heridas menores, que me dolerán en la mañana, luego de matar a esta bruja.

Mientras caía, puede como su gárgola intentó zafarla de caer, sin poder lograrlo. Espero se haya roto el cuello contra algún árbol, pero sería demasiado pedirle a mi suerte.

Puedo iluminar el lugar, pero al hacerlo revelaría mi posición. Sin que tenga más tiempo para pensar, una bola de fuego negro destruye los árboles, y se dirige a mi con su ardiente marcha. Apenas lo esquivo, pero su calor me irradia.

Detrás del sendero de destrucción puedo ver su figura. Si quieres fuego, fuego tendrás. Mis manos arden fervientes y una llamarada ilumina el bosque que es víctima de nuestra lucha.

Logro ver como la esquiva y se oculta entre los árboles, estoy segura que trama su próximo movimiento, al que debo adelantarme. Disparo un rayo a la figura que veo moverse entre los árboles, y sé que fallé, cuando ella me devuelve uno de sus rayos oscuros.

Así seguimos por un tiempo, en una carrera que no parece tener fin. Si produzco lluvia quizá pueda redirigir un ataque a través del agua que la cubriría, no es tan sencillo, pero no queda más que intentarlo.

Formo una poderosa nube que llora a cantaros sobre la tierra y que la persigue a cada paso que da, inundando todo a su alrededor. De esa misma nube dispararé el rayo que me dará la victoria.

Sobre mi también veo formarse una nube, pero se ve algo extraña, rojiza en lugar de negra. Casi se asemeja a un conjunto de  órganos internos que flotan sobre el cielo. Parten lluvia, y tan pronto las primeras gotas caen sobre mi, noto que no es agua. Esta bruja está haciendo que llueva sangre del cielo.

El Destello y La SombraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora