El Destello y La Sombra

Capítulo Doce

ERICK

No puedo creer que esa mocosa nos haya mirado de esa manera.

—¡Pégame!

Pide a gritos la Vampiresa estando en cuatro, con su buen culo apuntándome . La azoto con fuerza, con todo el peso de mi mano, viendo como sus nalgas rebotan para mi.

Creo que jamás me cansaré de follarla, su culo en esta pose me hace delirar. Debo admitir que Eva también tiene buena cola, su figura se nota muy bien aunque lleve toda esa ropa puesta. Me gustaría tenerla aquí y ahora.

Comienzo a follarla con más intensidad, lo que hace que aumenten sus gritos de placer y lujuria, ella grita mi nombre, pero en mi mente está esa hechicera, sus poderes no me hacen efecto, pero si sus encantos.

Cierro los ojos, y vislumbro a Eva, aprieto las nalgas de mi acompañante como apretaría las de ella. Y mordiéndome la lengua para no decir su nombre, logro acabar, en el interior de la vampiresa, como le gusta.

Cada vez que viene la situación se repite, después del sexo hay una tanda de besos y luego, sale volando por mi ventana, diciéndome “Hasta la próxima”. Sabe que lo nuestro no pasará de la piel, ella ah tenido más amantes, a veces hombres, magos, también hombres lobo y quizá demonios. Estoy seguro de no ser el primer ogro que degusta, ni el último, pero no es algo que me importe.

Recostado siento y escucho el movimiento de las armaduras, ¿acaso a esta niña se le dio por jugar? Será mejor que me levante, la regañaré por eso, una hechicera muy poderosa, que no conoce disciplina.

Las armaduras corren, como si fueran niños, de una puerta a otra. Persiguen a una ilusión, un espejismo de Eva, un hechizo muy simple, puedo notarlo por mi capacidad, pero ellos no, son simples armaduras… Entonces la princesa…