Capítulo Diecinueve

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ERICK

Cuando mis labios terminan de soltar palabras, ella los toma, besando mi boca con deseo. Con ese fervor propio de la juventud, mientras que recorre mi abdomen para tomar mi polla, que está dura como una piedra.

Sube encima de mi, sosteniéndose de mi torso, y posiciona su vagina sobre mi polla.

—Cógeme en esta posición ahora. —me pide en un jadeo. Frotándose con mi verga para empezar a sentarse e ir metiéndola. Sus gemidos se alzan tan pronto entra la punta. Araña mi pecho y continua con su paso para que entre el resto.

Siento la calidez de su concha estrecha abriéndose paso para mi. Cuando entra entera, pongo mis manos en su cintura y glúteos, ayudándola con los movimientos, va de manera seductora hacia adelante, y hacia atrás, nada mal para ser principiante.

Su piel es suave, sus gemidos agudos, y se carga unos atributos de ensueño, tiene todo lo que me gusta. Sus pezones se erizan, y comienzo a morderlos, ella hecha su cabeza hacia atrás iluminando a la noche con sus jadeos.

—Tómalos, son tuyos Erick. —brama sosteniendo mi nuca, para que no me separe de ella.

Con desespero, ella misma empieza a masturbarse. Le doy una nalgada tras otra, aprovechando su buen culo. Lo que la hace saltar como conejo sobre mi verga, mi cintura acompaña sus movimientos, cada vez más frenéticos, cogiéndonos el uno al otro.

Acallo sus jadeos en mi boca, con un beso feroz. Su espalda se arquea y sus piernas tiemblan, haciendo que sus movimientos sean más pausados. Ya sé lo que significa, también estoy cerca. Nos miramos a los ojos, y ambos estallamos en un orgasmo que nos lleva directo al placer.

Vuelve a besarme, pegándose a mi pecho, estando totalmente relajada.

El Destello y La SombraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora