Capítulo Treinta y Seis

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Hay quienes afirman que todos tenemos secretos, quizá no todos, puede que solo la mayoría los tenga, y los guarden de manera celosa en algún rincón de su memoria. Sea algo vergonzoso, algo fatal, o un hecho atroz, pagarían en oro porque sigan siendo privados.

En el reino de Charmintong, se encuentra cautiva una bruja que mataría para que su secreto no salga de la oscuridad, es algo en común que tienen las brujas, y que preferirían morir antes de tener que develar.

Esta bruja es Eclipse, y lamenta mucho que la hayan capturado en lugar de haberla asesinado. La roca lunar puede inhibir su mantra, y sin sus poderes, no puede impedir escuchar su voz, y sentir su presencia acercándose a ella, como si fuera un depredador.

Uno de los guardias la ve, notando un comportamiento algo extraño, ya que se retuerce y se refriega contra la pared, manteniendo los ojos cerrados, con una cruda expresión de sufrimiento.

—¿Qué demonios te pasa bruja maldita? -le dice él-. ¿Quieres que entre y te enseñe algunos trucos nuevos?

Ella abre los ojos al oír esa voz y ver al guardia, con un pequeño rayo de esperanza.

-Por favor -suplica-. Quítame los grilletes.

-Lo haré -responde el guardia entrando a la celda-. Luego de violarte y matarte.

-Si me quitas las cadenas podré darte más placer. -dice con desesperación de ser liberada.

-¿Acaso crees que soy estúpido? -menciona con arrogancia, abriéndole las piernas a la fuerza, para colocarse en medio de ellas, mientras Eclipse aun pelea contra un peligro mucho mayor.

-No lo entiendes, debo...

Antes de que pueda terminar de suplicar, pierde el control de si misma, y todo su cuerpo comienza a convulsionar. El guardia se aparta de ella, asustado, pensando que es una maldición, desenvaina su espada, con intención de cortarle la cabeza, pero de ella comienzan a emanar una multitud de rayos color rojo sangre, que destruyen los grilletes y hacen temblar al castillo.

EL asustado guardia intenta correr, pero es demasiado tarde, ella lo toma del cuello y lo obliga a mirar sus ojos, más oscuros que la noche, junto con una sonrisa desmedida, reflejando maldad.

-¿Así que ibas a violarme? -pregunta con una voz ronca, para luego arrancarle los genitales con las manos, metérselos en la boca y obligarlo a tragar. Después de esto, Eclipse comienza a vomitar, y a recuperar el control de si misma, su vomito es oscuro y parece viscoso, pero rápidamente comienza a tomar forma. Y ante sus aterrados ojos se manifiesta la criatura a la que tanto le teme.

Los soldados corren con urgencia hasta la celda, para develar el misterio de tanto escandalo, pero al verlo, gritan espantados, intentando huir como niños asustados, pero él no se los permite, y los asesina a sangre fría con su poder, levantando una importante cantidad de polvo, que cubre por completo su cuerpo.

-Gracias por dejarme volver, hija -le dice, para luego desaparecer entre el polvo y la oscuridad.

-Maldición, no puede ser -se dice a si misma con pavor, sin atreverse a enfrentarlo. Decide abandonar su celda para buscar a Eva, y derribando a Alagan y logra llegar a ella.

-Debemos irnos pronto -exclama-. Algo horrible acaba de pasar.

-¿Qué sucedió? -pregunta Eva-. No podemos irnos sin Erick.

-¿Dónde está él?

-No lo sé. Los guardias se lo llevaron.

-Busquémoslo pronto, no hay tiempo que perder.

El Destello y La SombraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora