Capítulo Veintitrés

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EVA

Mi hechicería choca contra su brujería, en una batalla que solo la más hábil quedará en pie.

Copió mi idea. Esta nube de espanto me persigue, aunque los árboles ayudan a escabullirme de la mayoría de sus gotas, a este paso estaré cubierta de sangre. Debo derrotar a la bruja antes de que eso suceda.

De pronto veo a una criatura emerger de la tierra y el pasto. Bajo el manto de la oscuridad crece con velocidad. No es una bestia cualquiera, es un guardián del bosque.

Un ser similar a un golem en su tamaño. Su cuerpo está compuesto por los mismos materiales que lo rodean, como piedra, tierra y madera de los árboles. Nacen del bosque mismo, se cree que la naturaleza los crea para protegerse a si misma del cualquier tipo de invasor o mal que la pueda afectar.

Noto como se lanza con furia desmedida hacia la bruja. Quizá ella usó algún embrujo contra él para poder invadir el bosque. Esto pone las cosas a mi favor, mientras ese monstruo la persiga con desespero me será más fácil ponerle fin a sus días.

De pronto algo interrumpe mi paso de manera abrupta. Mi cintura se ve envuelta y mi cuerpo apresado por algo que parece la raíz de un árbol, pero está lejos de serlo. Se trata de un tentáculo.

De la sombra de los árboles asoma su cuerpo verdoso, repleto de varias extremidades. Es un Kraken de tierra, una criatura similar a un pulpo, cuyos brazos parecen raíces. Acostumbra a romper los huesos de sus presas antes de comerlas, pero no puedo dejar que eso ocurra.

Con un rayo corto el tentáculo que me tenía presa. La bestia ruge, con dolor y furia. Ataca sin meditarlo, pero lo cubro con fuego, apabullando la oscuridad, hago que se retuerza en un clamor de puro dolor.

Sus extremidades comienzan a moverse sin dirección ni control, una de ellas me golpea justo en el abdomen, haciéndome volar varios de metros, hasta que mi espalda choca contra algunos árboles, deteniendo mi vuelo y provocándome algunas heridas que mi cuerpo me advierte

Con dificultad me arrastro e intento caminar, veo la salida del bosque, lo que era un alivio, no sé si podré sostener una batalla con otra bestia en este estado. La nube aun me sigue, por lo que estoy repleta de sangre, maldita bruja.

Al salir del bosque la veo. A duras penas logra vencer al guardián del bosque que la perseguía con fuerza y saña. Está empapada, y no como le gustaría. Me mira, y me encuentra en el mismo estado. Las dos tenemos la misma idea.

Disparo un rayo azul desde mi nube. Ella hace caer un rayo violeta desde su horrida nube de espanto. Ambos ataques corren a una velocidad desmedida, en una eternidad que cabe en un instante. Los impactos ocurren al mismo tiempo, el suelo suena con nuestras caídas, y nuestras nubes, de magia y brujería se disipan.

Espero que esta bruja no vuelva a levantarse con intenciones de lastimar a nadie, como lastimó a Erick. Anhelo que despierte pronto, y venga hasta mi, para poder estar en su lecho. Que me sane con sus manos, me cubra con sus caricias, y hagamos el amor una vez más.

El Destello y La SombraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora