Chapter 1; a realization of my childhood

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De verdad es que no las entendía para nada

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De verdad es que no las entendía para nada. Mis hermanos no eran las personas que ellas creían que eran. Seokjin no era el chico guapo que se preocupaba por los demás al ser el presidente de la clase de su especialidad; Namjoon no era ese chico calmado que siempre pensaba las cosas dos veces y que se preocupaba por los demás; y Taehyung... ese bastardo no era para nada, el chico amable que ayudaba en las actuaciones de los demás, ¿es que acaso no lo ven? ¡Él es actor, por Dios santo!

Todo se trata de las apariencias. ¿Perfectos? Bah, ellos eran todo, menos perfectos.

Miré con atención a las personas que pasaban a mi alrededor, mirando cómo es que cada una de esas personas fingían entre sí. ¿Es que, acaso todos tenían una careta en sus rostros?

―Patético ―bufé mientras me llevaba otra vez una fritura, masticando con lentitud.

Las risas de un grupo de amigos, no muy lejos de mí, me hicieron saltar un poco.

La verdad es que yo no tenía amigos, no sabía lo que era estar en un grupo de ellos, riéndome como lo hacían aquellos. No porque yo no quisiera, sino porque no tenía la oportunidad de hacerlo.

Desde que era niña, por el trabajo de mi padre, nos hemos estado mudando con mucha frecuencia. Impidiéndome crear mi propio grupo. Yo no era como mis hermanos, ellos en cada escuela, habían adoptado una personalidad diferente, con la intención de agradarle a las personas que nos rodeaban.

Sin embargo, una vez que fuimos ingresando a la universidad, las cosas cambiaron. Ahora podíamos escoger quiénes ser. Aunque creo que ellos se han acostumbrado a fingir por tanto tiempo, que ahora no sabían cómo ser ellos de manera genuina.

Aunque, bueno, tampoco era como si pudiera decir mucho sobre sus personalidades verdaderas. Mis hermanos han sido bastante apáticos desde que éramos niños. No recuerdo alguna vez en la que nos sentáramos juntos y jugáramos o nos tratemos como hermanos. No como otros hermanos que he llegado ver a mi alrededor.

Mi infancia, a diferencia de la de los demás, ha sido, lo que alguien diría: difícil. No porque me faltase algo, lo último que a mí me faltó era una buena vida. Sin embargo, tras la muerte de mi madre, cuando yo apenas era una bebé, la relación con mi padre cambió demasiado. Comenzó a distanciarse de nosotros, alegando que tenía mucho trabajo.

Algo por lo cual agradecía a mi padre y a su falta de cariño, es que nadie podía acercarse a mí y hacerme daño. Es más, estaba tan acostumbrada a los malos tratos por parte de las demás personas, que no me molestaba cuando alguien se metía conmigo.

No importaba todas esas veces que llegaba a casa con las rodillas raspadas o algunos moratones en ellas, mis hermanos jamás me preguntaban qué era lo que había pasado. Ellos solo me miraban y lanzaban un comentario como:

―Debiste tener más cuidado.

O ―: Eres una tonta, ¿acaso no te fijas por dónde caminas?

Aunque fue así como aprendí a limpiarme las heridas sola, también creo que estoy exagerando. Mis hermanos no eran por completo unos idiotas, por lo menos no lo fueron cuando éramos más pequeños. Solo nos teníamos a nosotros después de todo.

Aunque la manera en que nos demostrábamos el afecto, era de maneras diferentes.

―Aquí estás ―la voz de alguien llamó mi atención, me tensé por completo cuando me di cuenta que se trataba de Jimin, el mejor amigo de Taehyung. Alcé el cuello para mirar hacia todos lados esperando no ver la careta de mi hermano. Jimin sonrió ―. Tranquila, me encuentro solo. Al igual que tú, ¿qué haces aquí solita?

―La petición que le hice a mis hermanos, también cae sobre ti, Park ―dije entre dientes, incómoda, queriendo escapar de ahí.

¿Es que acaso estos chicos solo eran imbéciles?

―Hablando de eso... creo que ya no es un secreto que eres la hermana menor de los chicos ―sonrió ―. Ahora todas las chicas se han asegurado de difundir el rumor de que los hermanos Kim tienen una hermana menor y creo que ahora todas te han estado buscando.

Abulté mi labio inferior antes de esconder mi rostro entre mis manos. Mi acción hizo que el rubio comenzara a reír de manera sonora.

―¿Qué puedo hacer para que las desgracias dejen de ocurrirme? ―murmuré sin la intención de ser escuchada.

―Venga, Kyo, tus hermanos no son tan malos, solamente debes darles una oportunidad ―intentó Park.

―Sí sabes que eres el único amigo que ellos tienen, ¿no es así? ―dije después de salir de mi escondite ―. No tendo la menor idea de cómo es que ellos te manipularon. Eres tan dulce.

Jimin me miró con una mueca de sorpresa ―. ¿Kim Kyoki diciéndome cosas lindas? Uy, pero esa cara larga sí que es de familia.

Arrugué el entrecejo cuando sentí que su dedo índice me tocaba el mentón. Le dí un manotazo para que se alejara de mí, detestaba que hiciera eso. Mucho más si nos encontrábamos en público.

―Hablo enserio, Park, no os acerquéis a mí cuando nos encontramos en la escuela ―pedí mientras me levantaba de mi lugar. La brisa del aire me golpeó en la nuca cuando me saqué el cabello del abrigo ―. O conocerás realmente lo que es capaz una Kim.

Ignorando por completo la sonrisa que el rubio tenía conforme yo me alejaba de él. Maldito gilipollas, ya veo porqué era amigo de mis hermanos, era igualito a ellos. Es que, ¿acaso no había alguien quien se diera cuenta de la careta real que tenían esos bastardos?

Mientras yo iba balbuceando malas palabras en dirección a mis hermanos y al imbécil de su mejor amigo, no me percaté por dónde iba caminando y pronto me di de bruces con el cuerpo de alguien.

―Mierda, perdón ―me disculpé nada más alcé la mirada.

No me sorprendí cuando me encontré una careta casi igual de cabreada que yo. Jeon Jungkook. El chico a quien todo el mundo huía y que no había ni un alma que se permitiese estar a su lado.

―¿Podrías fijarte por dónde caminas? ―mascó.

―Ajá, anotado, grandulón ―masqué de vuelta, sin un apiste de cuidado, antes de pasar de él e ir directamente hacia mi siguiente clase.

Las personas se alejaban de Jungkook por la simple razón de que era un matón. Tenía muchísimos tatuajes, perforaciones y siempre tenía cara de culo. Cada vez que hablaba con alguien, era de una manera golpeada. Brutal. Como si quisiera lanzarse al cuello de las personas por solo mirarle por un microsegundo.

―Escuché que estás en la clase de ese sujeto, Jeon Jungkook ―había mencionado una vez Namjoon, cuando ingresó a mi habitación sin llamar a la puerta, o tal vez sí que llamó pero mi estúpida compañera de piso había dejado que entrase ―. Debes cuidarte de él, Kyo.

En mi opinión, yo sabía que Jeon Jungkook solo ponía una careta a los demás. Todos mentían, ¿qué lo excentaba a él de hacerlo también?

Hard to love | ʲᵘⁿᵍᵏᵒᵒᵏDonde viven las historias. Descúbrelo ahora