A lo largo de mi vida, he conocido personas que solo me han utilizado para algo en concreto. Ya sea para prestarles dinero o porque necesitan a alguien que haga las cosas que ellos no quieren hacer.
Me es difícil confiar en las personas, pensé que...
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Me dejé caer en el sofá de mi casa luego de haber estado la última hora intentando dormir a Yejun. Los días como hoy, cuando Kim Kyo salía de casa porque tenía que trabajar, le costaba al pequeño poder conciliar el sueño. Y no estaba seguro de a quién le costaba más el estar alejado, si al pequeño o a mi esposa.
―Llámame si tiene cólicos ―pidió Kim Kyo mientras se abotonaba la blusa ―. Recuerda que tienes que sacarle el aire después de comer, no seas brusco con él, con unas cuantas palmaditas basta ―ahora se encontraba peinando su cabello en una coleta ―. También puedes pasearlo si hace buen clima, aunque vi que habían pocas probabilidades de lluva, revisa bien el clima antes de salir ―Kim Kyo dejó caer su peso en una de sus piernas mientras se colocaba el tacón. Ella los odiaba, pero cuando tenía reuniones con la empresa de su hermano, tenía que usarlos ―. Jungkook, tampoco olvides que...
―Kim Kyoki ―le reñí, divertido y un poco ofendido ―. Es mi hijo, he estado en su crianza desde hace ocho meses, podré con ello.
Ella me miró conflictuada, pero finalmente se fue. No se había separado de nuestro hijo desde que nació, porque se había dado una licencia de maternidad en ambos de sus trabajos. No tenía la menor intención de alejarse de Yejun de ninguna manera. Y no era quién para decirle que no lo hiciera, sin embargo, le hacía bien al crío estar elejado de su madre por un tiempo.
Además, a Kim Kyo le haría bien salir de casa un tiempo.
No tenía ni cinco minutos con los ojos cerrados, cuando escuché que la puerta era azotada. Abrí los ojos asustado, miré hacia el pasillo y después corrí hacia la puerta, solo para encontrarme con Yoongi y Christian al otro lado.
―¡Jungkook, dile a este idiota quién es el mejor amigo de Kim Kyo! ―chilló mi hermano mayor. Yo llevé mi mano a su boca para mandarlo a callar, me miró como si estuviera loco.
―Yejun está durmiendo par de idiotas, callaros la puta boca ―me quejé en un grito a modo de susurro, no era mi intención alzar la boca, sin embargo, el llanto de mi pequeño se hizo presente y yo quería matarlos. De verdad es que estaba a un pelo de matarlos. Sin embargo, si lo hago, Kim Kyo se quedaría sin marido y tendría que criar a nuestro pequeño sola.
Dejé a los dos idiotas en la puerta y me dirigí hacia la habitación de mi hijo, solo para encontrármelo llorando como un desconsolado sobre su cama.
―Mama... mama ―lloraba Yejun, llamando a su madre, claro que sí. No me sorprendía que fuera así.
―Ya, ya, lo siento por haberte dejado solo ―murmuré mientras cogía al pequeño en brazos y lo comenzaba a mecer ―. ¿Te asustaste porque despertaste solo? Yo sé que siempre lo haces con mamá, pero ya eres un chico grande, debes dormir en tu cama.
Una de las discusiones fuertes que tenía con Kim Kyo, es que no era bueno que el crío durmiera con nosotros todo el tiempo. Eso, según los libros que me leí de paternidad y que a ella le dieron una paja leer, generaba una dependencia. No estaba muy seguro por qué parte, si por ella o por el pequeño.
