―¿Acaso tienes mierda en la cabeza? ―bramó Jin luego de asegurarse que nuestro padre ya no se encontraba cerca para escuchar nuestra discusión. Me dejé caer en la silla de nuevo, soltando todo el aire posible. Tenía unas enormes ganas de vomitar lo poco que pude ingerir.
Llevé el vaso de vino a mis labios. Taehyung a mi lado solo estaba peinando su cabello, Namjoon estaba en su móvil.
―Tengo una exposición, ¿qué es lo que esperáis que haga? ¿Que renuncie a mi vida para ir a la de él? ¿Cuándo carajos él ha hecho eso por nosotros?
La mirada de mis tres hermanos me decía que en realidad querían golpearme. Y la verdad es que no los entendía, ¿cómo era posible que ellos estuvieran de acuerdo con esto? ¿Tan necesitados estaban del maldito dinero que detenían toda su vida para hacer lo que él dijera? Patéticos.
―Vas a estar ahí, Kyoki. Debes hacerlo ―resongó Jin ―. Yo iré por ti a esa hora y más vale que estés lista.
Las palabras de mi hermano no me dejaban mucho más qué decir. Enfadada, me levanté del lugar para salir hecha furia. El sonido de la puerta siendo azotada después de salir, hizo eco al rededor de todo el pasillo.
No me tomó mucho tiempo hasta que finalmente me encontraba fuera del restaurante. Con el frío calándome los huesos pues, al ir por las prisas no tuve oportunidad de tomar mi abrigo. Por suerte tenía mi bolso, de lo contrario, tampoco tendría una manera de pedir un maldito taxi y caminar todo el trayecto al dormitorio.
Tampoco era una opción regresar a donde sabía que mis hermanos aún se encontraban. Así que me abracé a mí misma y mejor comencé a caminar.
Exactamente cinco minutos después, conmigo maldiciendo a mis hermanos y a todas las personas que conocía por esta situación, cuando me llegó una llamada entró en mi móvil. El nombre de Jeon apareció y creo que nunca me alegré tanto por recibir su llamada.
―Qué afortunada llamada ―murmuré, aunque mi voz tal vez se escuchó un poco temblorosa por el frío.
―Me atiendes después de haberme ignorado desde ayer. Qué linda ―sonrió, estaba al cien por ciento segunda de ello.
―Y-yo siempre ―tosí un poco y sorbí de mis mocos ―. ¿Estás ocupado?
―Para ti, sabes que nunca. ¿Qué ocurre?
―Pasa por mí en la dirección que te enviaré, te cuento cuando nos veamos.
―Mándame la dirección. No cuelgues ―asentí, aún cuando él no podía verme. En dos minutos mandé la dirección y después volví a colocarme el móvil en el oído ―. Iré lo más pronto posible, no estaba en mi piso.
Por alguna razón se escuchaba un poco preocupado. Tosí un poco para esconder el nerviosismo que pronto me golpeó.
―Claro.
Tras colgar la llamada, miré a mi alrededor. Lo que odiaba de esta zona en concreto era la falta de lugares calientes en donde podía meterme. No me quedó de otra, más que esconderme en un parque infantil, el primero que encontré y que estaba justo al frente de dónde le había envíado el mensaje a Jeon.
Columpiándome en uno de los columpios que encontré vacío, el único en donde se encontraba el sol pegando y que me daba un poco de calor, entretuve a mi pobre cerebro con un juego en el móvil. Pasaron cerca de quince minutos, veinte partidas de póker, cuando la pantalla se congeló y de la parte superior apareció el nombre de Jeon.
―¿Dónde estás? ―preguntó, un poco alarmado.
―En el parque de enfrente, no te veo ―alcé mi cuello para buscarlo ―. ¿Dónde diabl-
―Estoy aquí ―pronto escuché, detrás de mí, al mismo tiempo que alguien me cogía de los hombros. En ese momento, mi corazón se detuvo un segundo. Doblando el cuello hacia atrás, me encontré con la mirada de Jeon, alguien quien tenía una sonrisa en sus labios ―. ¿Qué demonios haces en el frío sin un abrigo?
Arrugué la nariz, la verdad es que no me apetecía decir una mierda ―. Te cuento en el coche.
Él apretó los labios, dio unos cuantos pasos hasta llegar frente a mí y pronto le vi quitarse su chaqueta. Yo me puse de pie. Él no dudó ni un segundo en colocarme la prenda de ropa. Ya que tenía mucho frío y comenzaba a sentir el pecho apretado, no dije nada. Solamente agradecí mentalmente cuando sentí el calor de la tela sobre mi camisa de seda.
Jungkook frotó sus manos sobre mis hombros para que entrase en calor.
―La verdad, es que... ―comenzó a decir, al tiempo que tiraba de mi mano, pronto nos encontramos en la calle de nuevo ―. He venido en la moto.
Mis ojos se abrieron de par en par ―. ¿Mm?
―Venir en ella fue más rápido que en el coche, me preocupé cuando escuché cómo temblabas ―me explicó. De la parte trasera, sacó el casco que Yoongi alguna vez me prestó y lo colocó en mi cabeza, mi cabello se aplastó en el momento. Jeon abrió la vicera de cristal ―. Estabas más lejos de lo que esperé.
Jeon se montó en la moto y después me ayudó a mí a hacerlo, sin dudarlo, le abracé. Más que nada para darle calor, aún cuando llevaba un suéter negro con cuello de tortuga, estaba segura que sentía el frío. Sentí sus movimientos mientras él se colocaba su casco.
Encendió la moto y después de soltar dos rugidos de esta, me lanzó una mirada, aunque no tuve la oportunidad de verlo por el cristal entintado, sabía que estaba sonriendo.
―Hijo de puta ―maldije cuando sentí el tirón que pegó la máquina nada más arrancar y mi cuerpo se pegaba con fuerza a su cuerpo. Por el contacto que teníamos, pude sentir la manera en que comenzaba a reírse.
No supe cuánto tiempo pasó, solo sé que cerré los ojos y me dediqué a abrazar a Jeon hasta que sentí cómo es que el aire dejaba de golpearme en las costillas y la velocidad del vehículo disminuía. Fue cuestión de tiempo, para que yo pudiera ver la entrada del estacionamiento del complejo de Jeon. Creo que me alegró más el hecho de estar aquí, que en mi dormitorio.
Una vez que el motor dejó de rugir, solté a Jeon lentamente y me quité el casco.
―Debo admitir que conduces mucho mejor que Yoongi. Mucho mejor ―dije con obviedad, a lo que Jeon solo sonrió.
―Debes saber que le pegué una hostia por haber conducido así contigo ―aún sentada, miré la manera en que él se quitaba el casco y bajaba de la moto. Después me ayudó a mí ―. Por cierto, me gusta cómo te ves así. Pareces una pija.
Arrugué la nariz ―. Ese cumplido, me sonó más como una ofensa.
Los dos comenzamos a caminar hacia el asensor, una vez dentro, él oprimió el botón que daría a su piso. Me sentí menos culpable una vez que los dos estuvimos en un área más caliente. Igualmente, me acerqué a él y le envolví con mis brazos, mi sorpresiva acción, pareció asombrarlo; pero gustarle. Pues no dijo nada al respecto, mucho menos se alejó, al contrario, pasó su brazo por debajo de la chaqueta, sobre mi cintura.
―Cuéntame qué es lo que pasó.
―Problemas familiares ―me limité a decir, escondiéndome en su pecho.
Me sentía extraña. Nunca había actuado de esta manera. Ni cuando era niña, pero el estar con Jeon... me hacía sentir de una manera fenomenalmente extraña. No estaba del todo segura si me gustaba o no.
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Hard to love | ʲᵘⁿᵍᵏᵒᵒᵏ
FanfictionA lo largo de mi vida, he conocido personas que solo me han utilizado para algo en concreto. Ya sea para prestarles dinero o porque necesitan a alguien que haga las cosas que ellos no quieren hacer. Me es difícil confiar en las personas, pensé que...