A lo largo de mi vida, he conocido personas que solo me han utilizado para algo en concreto. Ya sea para prestarles dinero o porque necesitan a alguien que haga las cosas que ellos no quieren hacer.
Me es difícil confiar en las personas, pensé que...
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Jay era ciertamente... alguien especial. Tenía una cara de culo todo el tiempo, aún si llegaba un cliente de lo más amable con ella. Lo vi durante toda la semana en donde me estuvo entrenando para ser su siguiente barista.
Sin embargo, lo que sí que tengo que admitir es que ella es demasiado paciente. Mucho.
―No te sientas mal, la verdad es que lo haces mucho mejor de lo que alguna vez Jungkook lo hizo ―mencionó al chico, lo cual me hizo alzar una ceja.
―¿Jeon trabajó aquí?
Ella asintió, mientras preparaba otra tartita ―. Solo una temporada, en donde necesitaba ayuda porque me quedé sin barista.
―¿Os conocéis de mucho tiempo?
―Desde que Jungkook comenzó en eso de las peleas ―dijo ella pensativa ―. Diría que... unos ocho o nueve años.
―¿Cómo fue?
―¿Jungkookie no te lo ha contado? ―preguntó ella con una ceja alzada, bastante sorprendida.
―Soy demasiado orgullosa como para preguntarle directamente, sé que se llenará de confianza porque estoy interesada en su vida ―dije mientras me encogía de hombros.
Mis palabras parecieron darle gracia ―. Me agradas, eh. Cuando te vi en el ring, asustada, pensé que serías una de esas tías buenas que siempre se la pasan intentando arreglar al chico.
―Hombre, ¿gracias?
―Pues... comenzó porque Yoongi era un hijo de puta que siempre se la vivía de bar en bar. Algo de tener mucha mierda familiar con la cual lidear. No sé si ya te contaron que Yoongi no era así antes ―asentí, recordando aquella vez que Jungkook me contó acerca de su relación con su hermanastro ―. Una noche, recuerdo que Yoongi se puso hasta el culo. Iba como una puta cuba. Entonces, comenzó a enfrentarse con alguien quien le tiró la bebida o algo así, el punto es que de pronto llega Jungkook y... ¡zaz!
Mi cuerpo saltó en su lugar cuando la mayor golpeó la palma de su mano sobre la barra de madera. Ella ni cuenta se dio de mi susto, por lo que continuó con su relato.
―De pronto, tenía a un crío que apenas era una sardina golpeando a dos sujetos que le doblaban la proporción ―me pareció ver un poco de nostalgía y brillo en sus ojos mientras contaba aquello ―. Claro que Yoongi fue un puto inútil, apenas si podía estar de pie. Y ahí fue cuando Hoseok intervino y ayudó a Jungkookie. Aunque sí te digo que, ese chaval... uf... lo que pudo haber hecho por su cuenta.
―Entonces, ¿él siempre ha sido así de...? ―no supe qué palabra usar. Aún cuando estaba acostumbrada a la violencia que mi padre ha utilizado en nuestra contra por no hacer lo que quería, ahora que conocía este tipo de personalidad de Jeon, me parecía de lo más subnormal que alguien me cuente que él pudiera golpear a otro alguien por mera ambición.
