Entrar en el calor del piso de Jeon me relajó de sobremanera. Todo estaba justamente como lo vi la última vez, cuando me dejó aquí porque tenía una pelea e incluso después de haberme llevado a la pelea. Lo único nuevo que existía, eran un par de pantunflas de mi talla en la entrada. Sin quererlo realmente, me quité la chaqueta, pero ya conociendo el lugar, caminé hasta llegar a la sala, con la intención de arroparme con la manta que sabía se encontraría en el sofá.―Ey, ¿y la manta? ―pregunté en un mohín, Jeon se acercaba a donde me encontraba. Sus ojos analizaron la zona en la que me encontraba y después entendió.
―Yoongi hijo de puta ―murmuró antes de alzar un dedo, indicando esperar y salir de la sala. No pasó mucho tiempo antes de regresar hacia la sala, con una manta nueva en la mano ―. Esta es más pequeña que la otra, puedo traerte el cobertor si es lo que quieres.
Miré el patrón de esta manta. Estos eran de diferentes colores cada ciertas líneas, a diferencia de la que siempre usaba que era de color negro con gris.
―¿Dónde compras tus mantas? ―le pregunté.
Los ojos de Jeon miraron hacia mis piernas que estaban apenas cubiertas por la manta, pero que sí cubrían por completo mi pecho. Amaba el calor, aunque más que nada, el olor que desprendía.
―Yo las hago ―dijo con simpleza.
―Estás de coña ―miré hacia la manta de nuevo ―. ¿Tejes?
Asintió, con una sonrisa orgullosa ―. Mi abuela me enseñó. Esta la he hecho dependiendo a los días y su clima. Es por eso que es tan pequeña. Llevo haciéndola un año, aún no está terminada.
Mis ojos analizaron cada uno de los patrones que tenía la manta. Me parecía demasiado linda, la verdad, de ser posible, me la llevaría a mi casa. Alegre de pronto, me acurruqué mejor en el sofá y miré hacia Jeon quien tenía la atención puesta en mí. Parecía que le divertía mi conducta. No lo culpaba, siempre que pasaba algo con mi familia, me hacía sentir como cuando era una cría y mis padres discutían frente a nosotros.
Me quedé en mis pensamientos por un momento, recordando lo ocurrido cuando era niña, cuando Jeon se valanceó un poco hacia donde me encontraba llamando mi atención.
―¿Quieres un poco de chocolate caliente? ―no entendía la razón por la cual su voz ahora se sentía mucho más cálida, como si quisiera ser recomfortante.
Asentí, idiotizada por la manera en que me estaba hablando.
Jeon se levantó del sofá, no sin antes tocarme el mentón con la punta de su dedo. Mis ojos siguieron su camino en todo momento, hasta que lo vi entrar a su cocina. Yo, por supuesto, me concentré en hacer otra cosa, apenada de pronto por la manera en que me sentía reconfrontada por su actitud hacia mí.
¿Así se sentirán las personas cuando tenías a alguien quien velara por ti?
No estaba segura si la personalidad de Jeon era así realmente, ¿qué tal si en realidad solo era así porque quería tener algo de mí a cambio? Todas las personas que he conocido a lo largo de mi vida siempre me han pedido algo. Incluso mis hermanos. ¿En qué cambiaba Jeon?
―No sé si querías con malvabiscos, pero me he tomado la libertad de ponerle unos cuantos ―anunció él cuando llegó a donde me encontraba, con una taza de color gris en su mano derecha y una rosa en la izquierda. Me sorprendió, incluso reí cuando me dio la gris y él bebió de la rosa.
―¿Cómo es que tienes una taza rosa?
―Regalo de Yoongi, aunque no lo creas, es de las personas más bromistas que conozco en toda mi vida ―explicó él antes de juntar su taza con sus labios ―. La mayoría de las cosas que tengo son obsequios de él.
―¿Qué son vosotros dos? ―pregunté por fin.
―Mi hyung ―alcé una ceja, odiando lal ambiguedad de sus palabras ―. Es mi hermanastro, en realidad. Su madre se casó con mi padre cuando éramos críos. Yo tenía como catorce y él dieciséis. Claro que él no es el único, tenía un hermano mayor, Hyunjun y tiempo después nació nuestra media hermana. Sana. Nuestra adoración.
Por un segundo me sentía celosa por la manera en que él hablaba acerca de sus hermanos. No podía pensar en algún momento en que los míos hablasen así de mí. Yo tenía tres hermanos mayores y ninguno de ellos pensaba un segundo acerca de mí.
―¿Os lleváis bien los cuatro? ―mi pregunta se escuchó un poco estrangulada por la manera en que mis labios se encontraban, pero él no dijo nada, solo sonrió.
―Mi vida era muy aburrida como hijo único, si te soy honesto, cuando conocí a los hyungs: todo cambió ―sus ojos se abrieron de par en par por un segundo, como si recordara algo ―. Yoongi hyung no era como lo es ahora, era más introvertido y serio. Hyunjun hyung dice que cambió cuando me conoció.
―Me hubiera gustado conocer a Yoongi introvertido.
―Era un grano en el culo. Siempre estaba de mal humor o eso es lo que hyung decía ―los dos bebimos de nuestras tazas por un segundo ―. ¿Cómo son tus hermanos? ¿Cómo es vuestra relación?
Mis ojos se dirigieron hacia los suyos por un momento, se notaba genuinamente curioso por la situación. Suspiré pesado antes de comenzar la explicación que más odiaba, pero que tampoco es que la dijera a medio mundo.
―Nos llevamos de la mierda. Hay mucha rivalidad. No tengo la menor idea de cómo es que Jin, Namjoon y Tae se llevan tan bien o siempre están juntos ―viré los ojos ―. Supongo que llegan a un acuerdo para hacerlo. Quién sabe, la verdad es que nunca les he entendido.
―¿Cómo son contigo?
Solté un largo, pero largo suspiro ―. Creo que el peor día de ellos es cuando nací. Namjoon mencionó una vez que se encontraban en un partido de tenis de Taehyung cuando mamá rompió la fuente. Haciendo que mi hermano perdiera por la desconcentración ―miré un punto a lo lejos de mí ―. Seokjin dice que las cosas también cambiaron luego de mi nacida, que las discuciones con nuestros padres empeoraron y todo por culpa de la depresión post parto que sufrió mi madre.
La mirada juguetona y tierna que estaba en los ojos de Jeon cambió por completo al escuchar mis palabras. Su entrecejo se frunció, como sino creyese mis palabras.
―Pensé que eso solo pasaba en las películas o en los dramas ―mencionó ―. Eso de que los hermanos os odiés.
Bebí un poco más de mi chocolate caliente ―. Pues... no. Eso pasa en la vida real. Es demasiado común en nuestro mundillo. Cosas de pijos que odio con todo mi ser.
―¿Es por eso que siempre niegas que eres hermana de elllos? ¿Por la manera en que te tratan?
No supe diferenciar entre la curiosidad o su confianza en el cotilleo ―. No quiero ser como ellos. Quiero forjarme una vida por mí misma y no por lo que diga mi padre o lo que sea mejor para el apellido.
Mis palabras parecieron gustarle por la mueca que apareció en su rostro ―. Es por eso que me gustas tanto, Kyo. Me alegra que pienses así. Ahora, ¿qué tal si vemos una peli?
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Hard to love | ʲᵘⁿᵍᵏᵒᵒᵏ
FanfictionA lo largo de mi vida, he conocido personas que solo me han utilizado para algo en concreto. Ya sea para prestarles dinero o porque necesitan a alguien que haga las cosas que ellos no quieren hacer. Me es difícil confiar en las personas, pensé que...