La oscuridad de la noche intensificaba la percepción de todo lo demás: cada sonido sutil de las sábanas, cuando Zarek se deslizó entre ellas; la suavidad del colchón, que se hundió de forma distinta, ahora que sostenía a dos personas en lugar de a una; la respiración de los dos, que se sincronizó y aquietó un poco la ansiedad de Nicolo.
—Te debo un favor —murmuró Nicolo.
—En realidad me debes dos —respondió Zarek entre bostezos—. La lectura de tarot gratis, ¿recuerdas? Así que ahora son dos besos, no uno.
El comentario, aunque en tono jocoso, disparó la imaginación de Nicolo, que se visualizó incorporándose en la oscuridad para saldar la deuda. Apretando los labios, luchó contra un extraño impulso que lo urgía a actuar. ¿Cómo reaccionaría Zarek si lo hacía? ¿Lo apartaría o le seguiría el juego?
En un intento de dejar de lado el inoportuno pensamiento, Nicolo se puso de costado, dándole la espalda a Zarek.
—¡La lectura no cuenta! —dijo entre dientes—. Ni siquiera querías decirme lo que significaba la carta.
—No quería que te sugestionaras.
—Pero tenías razón en que no tengo muchas otras opciones. —Las palabras de Nicolo se humedecieron un poco, junto con sus ojos—. Tengo que aprovechar lo que sea que me ofrezcan, aunque sea lo contrario a lo que quiero hacer.
—¿Qué quieres hacer? —preguntó Zarek.
La pregunta hizo que Nicolo diera un respingo. A pesar de estar envuelto en sombras, sintió el picor de la mirada curiosa de Zarek revoloteando sobre él.
No era algo sobre lo que se hubiera detenido a reflexionar demasiado. Siempre pensaba en negativo: no quería ver fantasmas, ni terminar como su madre, ni vivir con miedo. Era similar a tener un monstruo dentro de sí que se alimentaba de sus pensamientos negativos y crecía cada vez más, regodeándose en ellos. Nicolo había huido de su ciudad esperando que el monstruo se quedara atrás, pero este lo había acompañado.
—No sé, una vida normal. Me gustó trabajar en la cafetería, me gustaba ver a la gente alegrarse cuando les llevaba su pedido. Me hacía sentir útil, supongo.
—Si un día abres una cafetería, más te vale darme descuento —dijo Zarek, con la voz coloreada por una somnolencia que empezaba también a afectar a Nicolo.
A pesar de sus temores y de estar durmiendo en una cama donde ahora sabía que Carlo Catalano había dormido en el pasado, esa noche no volvió a soñar con él. En lugar de eso soñó que se encontraba en un laberinto de pasillos con puertas de madera que llevaban a nuevos corredores. En las paredes colgaban los retratos de desconocidos de distintas épocas, que seguían su avance con interés. Nicolo no tenía miedo, sin embargo: a su lado iba un majestuoso león que estaba seguro de haber visto en las cartas de tarot de Zarek. A lo lejos sonaba una vieja canción italiana que le resultaba terriblemente familiar.
Nicolo despertó enojado consigo mismo por no saber de dónde la conocía, con el eco de la melodía resonando en su cabeza y el pecho oprimido por una rara nostalgia que le apretaba el corazón.
Para entonces ya había amanecido. Zarek dormía como si no tuviera ninguna preocupación en el mundo, entre un lío de sábanas arrugadas a medio caer de la cama. El sol de la mañana iluminaba el interior del cuarto con una luz amable, pero Nicolo tenía presente que esa noche sería la sesión espiritista.
Al levantarse de la cama e ir hacia la ventana, descubrió que la de esa habitación daba al frente. Desde allí se veía el camino rodeado de palmeras que llevaba a la salida del terreno, aunque la puerta no era visible. Nicolo se imaginó recorriendo ese camino y se le ocurrió que, a pesar de todo, todavía estaba a tiempo de huir de aquel lugar.
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Juego de fantasmas (completa)
Paranormal(LGBT+) Un chico que ve fantasmas se une a un seductor tarotista para resolver un misterio paranormal que los pondrá en peligro. ¿Será el amor un obstáculo o una ayuda? Paranormal/romance. ═════════ Nicolo siempre ha visto fantasmas, aunque desearí...