Nicolo despertó con la boca seca y semidormida, sin entender cómo había terminado acostado en un diván y con el lazo que llevaba al cuello desatado. El lugar donde se encontraba no era el salón de baile, sino un elegante estudio que olía a libros viejos. Estaba iluminado con lámparas de pie, y las paredes revestidas de madera le daban un aspecto acogedor.
La música, ahora instrumental, llegaba desde la distancia.
La fiesta había quedado en el primer piso, tal como el estúpido fantasma de la pista de baile. En la habitación, a poca distancia de Nicolo, tres personas conversaban en voz baja, y por fortuna estaban vivas. El primero de ellos era Zarek, el tarotista entrometido. De pie y con los brazos cruzados, hablaba con una mujer mayor; en su rostro no quedaban restos de la sonrisa.
—Se veía mal desde antes —dijo Zarek—. Por eso le seguí la pista.
—Es bien, entiendo —respondió la veterana en su peculiar acento inglés.
Aquella era la anfitriona de la fiesta en persona, lady Sarah, quien llevaba puesto un elegante vestido y un sombrero de ala larga decorado con flores. Desde el sofá de terciopelo donde estaba sentada, con la espalda muy erguida, parecía lista para subir al Titanic.
A Nicolo le sorprendió ver a alguien más junto a lady Sarah: la persona andrógina a la que había visto cantando jazz sobre el escenario justo antes del incidente. Fue ella quien levantó la vista y dio un respingo al ver que Nicolo estaba despierto. Sus ojos miel se veían enrojecidos, y temblaba un poco.
Alertados por su reacción, Zarek y lady Sarah volvieron la vista hacia Nicolo de inmediato.
—¿Estás mejor, querido? —preguntó lady Sarah.
—Sí —respondió Nicolo—. Perdón, no sé qué pudo haber pasado...
Cerró bien los labios después de hablar, porque la mentira le hacía picar la lengua. Sí que sabía, pero la verdad le garantizaría que no volvieran a contratarlo. ¿Qué iba a decirles, que a veces veía fantasmas? Además, llevaba un buen tiempo manteniendo su maldición bajo control, a fuerza de ignorar cada indicio. Esto había sido una excepción.
—Si es la primera vez que te pasa algo así, deberías ir al doctor —dijo Zarek—. Aunque aquí, nuestra amiga Jazz tiene una teoría extraña sobre lo que pasó... Ah, disculpa —se corrigió—, ¿amigo, amiga, o...?
Le hablaba a la persona que Nicolo había visto sobre el escenario. Tenía un aire a la cantante Marion Chanson, en especial por el corte de pelo y el estilo vintage, aunque el cabello de Jazz era en realidad una peluca.
—Me da igual, me siento cómodo con cualquiera —respondió Jazz, sonriendo un poco. Ya no temblaba como hacía unos momentos.
—¿Jazz...? —preguntó Nicolo, que no estaba seguro de haber escuchado bien. ¿Qué clase de nombre era ese?
—¡Ah, sí! En el escenario me conocen como Jazzabel, abajo me dicen Jazz. Cuando estaba cantando vi una sombra larga detrás de ti que tenía una energía oscura. —Luego, en voz más baja, añadió—: ¿La viste también? Eso tuvo que ser lo que te afectó.
La garganta de Nicolo se cerró. Lo que salió de su boca cuando consiguió hablar fue una mentira:
—No me acuerdo bien de lo que pasó. Perdón.
Luego del cuidado que ponía en aparentar normalidad, lo último que quería era hablar de fantasmas. El hecho de que Jazz tocara el tema tan abiertamente le confundía. ¿No tenía miedo? Nicolo había aprendido por las malas que era mejor no mencionar esos temas, incluso entre quienes decían ser abiertos a ellos, porque conocía bien las reacciones de quienes no veían más allá.
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Juego de fantasmas (completa)
Paranormal(LGBT+) Un chico que ve fantasmas se une a un seductor tarotista para resolver un misterio paranormal que los pondrá en peligro. ¿Será el amor un obstáculo o una ayuda? Paranormal/romance. ═════════ Nicolo siempre ha visto fantasmas, aunque desearí...