Era la primera vez en un buen tiempo en que Nicolo no podía dormir.
Recostado junto a Zarek, cuyo pecho subía y bajaba rítmicamente, Nicolo tenía todo lo que podía desear. El espacio que compartían era acogedor, un refugio que lo mantenía a salvo de cualquier peligro. La cama, suave y tibia. La oscuridad que los rodeaba era un manto protector, no una amenaza.
Aunque se decía a sí mismo que era una situación temporal, Zarek había hecho un espacio para él, y poco a poco Nicolo había ido poblando los rincones con sus propias cosas. Un libro de recetas por aquí, una taza nueva por allá. El olor a café empezaba a extenderse por los pasillos, la casa comenzaba a sentirse como un hogar para los dos.
Esa noche, sin embargo, Nicolo no podía dejar de pensar en lo que Jazz le había propuesto unas horas antes. La tensión de Nicolo debió ser demasiado obvia, porque Zarek, que resultó estar también despierto, le preguntó, con voz somnolienta:
—¿Estás bien?
Nicolo se acomodó mejor contra él y suspiró.
—Jazz preguntó si queremos ir a un museo embrujado —explicó—. Van a ir con Lupe mañana, me preguntaron si estaría dispuesto a intentar ayudar. Pero tú no puedes mañana, ¿verdad? Por eso no te dije antes.
—Sí, tengo un evento, pero podría tratar de salir lo más temprano posible. ¿A qué te refieres con un museo embrujado?
—Es un museo de dinosaurios. Hay una zona que está siempre fría, gente que dice haber visto sombras y una placa de información que se cae una y otra vez, sin importar cuántas veces vuelvan a ponerla en su lugar. Ya descartaron todo lo terrenal, así que solo queda...
—Espíritus —dijo Zarek, su voz más despierta que antes. Rodeó a Nicolo con un brazo, para acercarlo más a él.
—¿Qué piensas? En este último tiempo no he estado haciendo nada.
Después del incidente con lady Sarah, su sobrina era quien se había encargado de pagarles, y más de lo acordado: suficiente para que no tuvieran que preocuparse por el dinero por un buen tiempo. Desde entonces, todos le insistían a Nicolo que se tomara las cosas con calma, pero la propuesta de Jazz y Lupe era un recordatorio de que en algún momento tendría que empezar a moverse.
—Has estado recuperándote —replicó Zarek—, como deberías. También estás practicando recetas, ¿o no? Y no hace falta que decidas ya mismo qué vas a hacer con tu futuro.
Nicolo apretó los labios. No todo podía ser dormir siestas, soñar despierto con cómo decoraría su propia cafetería imaginaria y acurrucarse con Zarek luego de actuar como si fuera su secretario cuando este tenía clientes, ¿o sí?
—Creo que quiero ir. Lupe dice que no le da la impresión de que sea un espíritu agresivo, que no debería ser difícil. Le pregunté a mi madre y está de acuerdo con ella. Estuve pensando que tal vez sea una buena forma de practicar mi... habilidad, y ayudar a otros.
Todavía le resultaba extraño pensar en su capacidad de ver espíritus como una habilidad, luego de toda una vida de considerarla una maldición, pero era real que se sentía más cómodo con ella. Desde su salida de la casa, tenía más control sobre sus encuentros con entidades. Su experiencia con el alquimista, sin embargo, era un recuerdo de que no podía confiarse del todo.
—¿Estarías bien sin mí, si no consigo escaparme del evento a tiempo para acompañarlos? —dijo Zarek por lo bajo, con voz apagada.
A Nicolo se le encogió un poco el corazón, pero la oscuridad se encargó de ocultar su inseguridad, y él asintió con la cabeza. Era una buena oportunidad de probarse a sí mismo.
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Juego de fantasmas (completa)
Paranormal(LGBT+) Un chico que ve fantasmas se une a un seductor tarotista para resolver un misterio paranormal que los pondrá en peligro. ¿Será el amor un obstáculo o una ayuda? Paranormal/romance. ═════════ Nicolo siempre ha visto fantasmas, aunque desearí...