Él me mostró entusiasmado su mano, que sostenía una brocheta de frutas variadas.
— ¡Abre grande! — me pidió Jimin, incluso se había levantando de su banco que estaba justo frente al mío y se colocó de puntillas para alcanzar mi rostro.
Entre nosotros era normal que nos alimentemos el uno al otro. Amablemente me estaba compartiendo de su almuerzo así que yo simplemente abrí la boca y le quité una fresa a su brocheta.
— Ha~ Tu mamá se lució hoy~ — sonreí mientras me cubría la boca. Realmente me encantaba la fresa cubierta de caramelo.
— Sabe que es tu favorito. — me recordó mientras se sentaba de nuevo. — Ella te adoptaría si tú se lo permitieras, ¿Lo sabes, no?
Asentí a su pregunta mientras que con la servilleta me limpiaba los labios.
La señora Park me halagaba, y realmente me gustaría ser parte de su familia ya que es como una madre para mí. Pero sería raro...
Raro para mí gustar de mi hermanastro, el solo pensarlo me causaba un mal sabor de boca. Esto no era una especie de historia de amor con el cliché de hermanastros, esto era la vida real.
— ¡Hey, bicho raro! — escuché una voz bastante conocida.
Escuchar su voz me bastó para ponerme de mal humor. Un ceño fruncido se formó inmediatamente en mi rostro, y Jimin tampoco se veía feliz con su presencia.
Eran JuYe y su séquito de cerdos.
— El kiosco está lleno. Ve y tráeme un jugo. — me exigió mientras me aventaba las monedas.
— ¿¡Quien te crees que eres!? — se levantó precipitadamente Jimin.
— Wow, relaja tus hormonas, Omega. — se carcajeó el castaño.
— No le hables así. Él no tiene nada que ver en esto. — gruñí en señal de molestia. Me levanté de mi asiento y me coloqué delante de Jimin.
Todos mis sentidos estaban encendidos en ese momento, alerta, esperando cualquier señal de hostilidad de parte de JuYe para perforarle el cuello.
Mis dientes vibraban debido al gruñido que salía de mi, mi pecho se ensanchó con la finalidad de hacerme lucir más grande.
Nada de mis esfuerzos parecía funcionar, JuYe no lucía intimidado. En cambio, se encontraba con la guardia baja y una sonrisa estúpida y burlona en sus labios.
— Jungkook, tu no quieres hacer esto. — me explicó el Alfa. Puso una mano en mi hombro he instintivamente mostré mis dientes. — Ambos sabemos cómo va a terminar esto. Y tú no quieres provocarme.
Me daba coraje darle la razón, pero la tenía.
Estábamos en medio de mucha gente, varios de los testigos resultaban ser Betas, Betas que JuYe podría amenazar para que testificaran en mi contra.
Contra el castaño podría ganar una pelea justa. Pero JuYe no era justo, sus amigos no dudarían en unirse a la pelea, y estaría acabado.
Mi orgullo tuvo que ser minimizado. Me obligué a bajar la guardia para evitar una pelea.
Si algo salía mal, Jimin podría terminar lastimado, y era lo último que quería.
Simplemente tomé el dinero que me había lanzado antes y me dirigí al kiosco en silencio, tan solo ignorando las burlas de ellos.
— ¡Jungkook, no tienes que hacerlo! ¡No eres su esclavo! — me gritó Jimin, pero yo simplemente lo ignore, ni siquiera le dirigí la mirada. No quería que me viera, no en mi lado más vulnerable y patético.
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STIGMA ~•Un Beta defectuoso•~
Fanfiction"Desde siempre, incluso presente en nuestros ancestros, nuestra especie se regía por estrictos códigos: respetar la jerarquía, mantener el orden, obedecer las reglas. Pero está es la historia de un rebelde, un joven macho que marcó una diferencia e...