Reforzando la amistad.

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~Advertencia de: contenido sexual explícito~

— ¿Que estás... ? — balbuceé, intenté apartarlo con delicadeza, sin embargo, él apretó su agarré hacia mi cintura.

— ¡Eres mi mejor amigo, ¿No?! — me preguntó a la cara.

No entendí a que venía la pregunta, por lo que dudé unos segundos en contestarla.

— S~si...

— Entonces no habrá problema si eres mi Alfa por hoy, ¿No? Solo serán unos días, por favor... Lo necesito... — insistió.

Mi rostro se enrojeció a más no poder, he de admitir que me dió vergüenza que nuestros pechos estuvieran tan cerca, tenía miedo que pudiera percibir el latir tan fuerte y rápido de mi corazón.

Pero no podía permitir que esto escalara aún más, alcé uno de mis brazos y toqué su frente.

Me sorprendió bastante notar que no tenía fiebre, lo que significaba que entonces no estaba en celo.

Jimin tomó mi mano he hizo que le acariciara la mejilla, al igual que él acariciaba mi mano, me estaba observando con aquellos ojos brillantes he inocentes que me volvían loco.

Aquel acto inocente rápidamente se esfumó cuando lamió la punta de mi pulgar.

— ¿Ves?... Estoy conciente... — se aferró a mi mano y comenzó a besar la palma de mi mano. — Quiero que nuestra amistad suba al siguiente nivel...

— No, no, n~no... Nosotros... — tenía que parar esto, no estaba bien. Pero la forma en la que sus labios rozaban mi piel me quitaba raciocinio.

— Por favor, ayúdame... Velo como algo para reforzar nuestra amistad. — lamió desde la palma de mi mano hasta la punta de mi dedo, cosa que, cómo imaginarán, me disparó un escalofrío que recorrió desde la punta de mis pies a mi entrepierna. — A menos que... No quieras.

A partir de esas palabras, noté dolor en su tono de voz, hizo un puchero con sus labios y bajó la vista, dejando de juguetear con mis dedos.

— ¿Me lo estás diciendo en serio? — le pregunté, seguía dudando si mi mejor amigo se encontraba en los efectos del celo.

— Jungkook, ¡¿Quieres coger o no?! — me apresuré a taparle la boca, la fiesta era en la planta baja y había mucha posibilidad de que lo escucharan, lo cual no era precisamente bueno.

A pesar de que mi mano cubría casi la mitad de su rostro, pude ver su sonrojo y como cerraba los ojos antes de lamer mi palma.

Maldita sea... Pensé, Jimin sabía perfectamente que hacer en este tipo de situaciones.

Pero yo no me quedaba atrás.

La mano con la que sostenía su nuca al momento de cubrirle la boca la llevé a la parte trasera de su cabello y lo jalé un poco.

— ¡Ah! — se quejó, haciendo una expresión de dolor, para después sonreír de manera tenue.

— ¿Crees que eres el único que conoce los hábitos del otro? — le pregunté mientras le quitaba la mano de la boca y le rodeaba la cintura, llevándolo hacia mi. Besé su cuello con lentitud.

Jimin y yo somos amigos desde niños, para nosotros era bastante normal las charlas en las que confesabamos gustos culposos. Sabíamos de memoria que le gustaba al contrario.

El Jimin atrevido y coqueto de hace unos momentos se esfumó por completo, mostrándome una faceta que jamás había conocido de él; era sumiso y obediente.

Aún seguía sin comprender como es que llegamos aquí, el qué nos llevó a esta ocasión, pero en ese momento solo podía pensar en el cuerpo de Jimin.

STIGMA ~•Un Beta defectuoso•~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora