STIGMA ~•Un Beta defectuoso•~

La conexión.

~Narra Jm~

Obtuve el segundo lugar.

No es malo, pero sinceramente merecía el primer lugar...

— No te pongas triste, Chérie. Un segundo lugar no es malo... — intentó animarme mi novio.

— Lo sé, pero ¿Viste el trabajo de quién ganó el primer lugar? Es obvio que lo ganó por lastima. — me crucé de brazos mientras hacia un puchero molesto, Jungkook se encargaba de llevar el cuadro por mi.

— ... Hey, ¿Que te parece si compramos un helado para que te sientas mejor? — me sonrió dulcemente, tratando de hacerme sentir mejor.

— ... Eso me gustaría. — admití en un susurro. Recuerdo que solía odiar a aquellas parejas súper cursis en las que uno de ellos era como un cachorro infantil y mimado y el otro solo se encargaba de cumplirle sus caprichos. Irónicamente, mi relación con Jungkook era una de ellas... Y no me disgustaba para nada.

— Bien. Pero antes, déjame guardar este cuadro en un lugar seguro, quiero poder colgarlo en mi habitación tan pronto cómo llegue. — explicó mientras se alejaba a quien sabe dónde, buscando donde guardar el retrato.

— ¡Oye, no te regalé ese cuadro! — grité, pero se hizo el de oídos sordos. Bufé con un tono divertido, aunque planeaba regalarselo, era grosero de su parte tomarlo sin permiso.

Me había dejado esperando en medio del campus vacío, así que decidí subir las gradas y sentarme en una de ellas para descansar. Fue extraño, pero mientras subía las escaleras, sentí un escalofrío incómodo que casi hace que me tropiece.

— Debe ser por el frío... — me convencí a mi mismo una vez que dejé mi maletín justo al lado mío.

Decidí distraerme un poco en mi celular, tan solo dando like a publicaciones de Instagram de mis amigos cercanos.

— Así que es verdad que tú y ese imbécil salen juntos. — apareció a mis espaldas la voz de mi ex.

Casi me da un microinfarto al escuchar su voz, por suerte mis reflejos impidieron que mi celular cayera cinco gradas abajo.

— T~taehyung... — tartamudeé, por alguna razón estaba nervioso. Quizás porque estuve evitandolo todo este tiempo para deshacerme del estrés que sería romper nuestros lazos de una vez por todas. — ¿Que... Haces aquí?

El Alfa tomó asiento a mi lado de manera aparentemente calmada, pero sus feromonas me advertían de su estado inestable, yo no podía estar más tenso.

— ¿Cómo has estado? — preguntó después de mucho tiempo en silencio, me estremecí del miedo y respondí casi de inmediato.

— Bien.

— Eso puedo verlo... — arrastró sus palabras, sacó de algún lado una lata de cerveza. — ¿Él te lo hace mejor? Dime, ¿A caso la tiene más grande que yo?

— ... ¿De que estás hablando? — sus palabras me repugnaban.

Se empinó la lata y secó la comisura de sus labios con el dorso de su mano antes de mirarme y contestar.

— Debe de haber una razón del porque me dejaste por ese idiota... Sea lo que sea, te aseguro que no puede ser mejor que yo. — aún estando sentado parecía que le costaba mantenerse erguido.