De nuevo #21

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Después de unas vacaciones merecidas, he salido de mi casa para volver a Hogwarts. Han sido unas vacaciones tranquilas dentro de lo que caben, mis padres han estado más tranquilos con el tema de mi hermano, así que he podido pasar con cierta tranquilidad.

Al llegar al tren, busco un vagón vacío para poder sentarme y contemplar las vistas sin ninguna interrupción.
Con respecto a mis problemas psicológicos, he comenzado el tratamiento que me mando Poppy de cierta manera a funcionado, aunque lo vamos a saber con certeza cuando esté en el colegio, ya que es una vida completamente diferente, que estar en mi casa.

Cuando por fin encuentro un vagón vacío, me siento y comienza a moverse el tren por mi fortuna, así que me dispongo a estar en paz conmigo mismo, solo me quedo mirando la ventana contemplando todo lo qué pasa a mi alrededor. Eran minutos de silencio, hasta que una risa se hace presente, sé de quien era dicha risa. Era de nada más y nadie menos que "Merula", la cual estaba en el vagón de a lado. ¿De cómo se que es su risa? Muy fácil, ya que las pocas veces que la he oído, me prometí a mi mismo que la guardaría en mi memoria, ya que no todos los días se puede escuchar la risa de la bruja más poderosa de Hogwarts.

De cierta manera su risa me arruinó mi momento conmigo mismo, así que trato de saber del porqué de su risa. Así que me levanto y como excusa perfecta me dirijo al baño, que justamente queda a camino de su vagón. Cuando pasó al frente puedo ver cómo Merula está sentada y su cabeza reposada en el hombre de nadie más y nadie menos que "Barnaby". Fue como una apuñalada a mi corazón, sentí como un sabor agridulce pasaba por mi cuerpo. Cuando llegue al baño, tuve la oportunidad de mojarme la cara y de esta manera tranquilizarme un poco. Salgo de este y desgraciadamente tengo que pasar nuevamente por el vagón por donde ellos se encontraban, para llegar al mío. Así que nuevamente pasó por al frente de ellos, esta vez Merula se da cuenta de mi presencia, inmediatamente ella se aleja de Barnaby. El chico tambien se da cuenta de mi presencia y al darse cuenta de la reacción de Merula cuando me vio pasar, no puede hacer otra cosa que matarme con su mirada.

Solo paso lo más rápido posible, al momento de llegar a mi puesto tomo una bocanada de aire fresco y respiro, ya que al parecer la tortura se había acabado. Me recuesto en mi asiento poniendo la espalda contra la pared y subiendo mis pies al sillón, cierro mis ojos para tranquilizarme pero sin darme cuenta me he dormido.

Siento como hay una presencia o algo que me está mirando mientras duermo, así que puro instinto abro los ojos. Al momento de abrirlos me encuentro con unos ojos morados mirándome fijamente, son los de Merula. La cual me dice-Quezada, ya hemos llegado-Solo afirmó con mi cabeza que la he escuchado. Acto seguido ella se va.

Agarro mis cosas y salgo del tren para poder dirigirme a Hogwarts. Al momento de llegar, como ya somos de cuarto año, nos dejan irnos directamente a nuestras habitaciones, las cuales son las mismas. Así que me dispongo a entrar a mi cuarto, el cual se encuentra igual que como lo dejé la última vez. Me siento cansado del viaje, así que me dispongo a ponerme la pijama, pero cuando me doy cuenta es temprano para dormir, pero igual lo intento. Me acuesto debajo de las cobijas, pero todo ese cansancio se esfuma en un cerrar y abrir de ojos, a esto le culpo al tren ya que en este me dormí.

Trato de mantener cerrados mis ojos para poder descansar algo, ya que al día siguiente comenzábamos clases. Aunque no lo logro, así que pienso que la mejor solución para este problema va hacer salir a caminar como lo sé hacer habitualmente. Así que nuevamente me cambio de ropa, y salgo de mi casa comunal para explotar nuevamente Hogwarts por las noches. Camino sin parar, recorriendo los pasillos los cuales habitualmente se pasear. Mientras camino, mi cabeza está volando ni siquiera pienso en algo, solo estoy caminando hacia adelante.

Camino sin parar, esperando que el sueño se haga presente. Pero ocurre lo que menos me esperaba, me encuentro a Merula en uno de esos tantos pasillos. Ella está despistada, mirando a la luna, sentada en una banca.

No sabía que hacer, si saludarla o solo seguir caminando ignorando su presencia. Mientras tomo una decisión me quedo ahí parado, solo contemplándola. Admiro su figura con la luz de la luna, siento como de a poco mi cara se está poniendo roja solo de verla. Era como ver a un ángel, su esplendor era maravilloso.

Mientras la miro, solo hay una cosa que hace que me desvíe de su belleza. Es lo ocurrido en el tren; al verla con Barnaby de esa manera tan cercana me mato, sentir que alguien más la podía tener me mataba por dentro, sin querer queriendo hago un puño con ambas manos, de verdad me molestaba.

Al parecer ella se dio cuenta de mi presencia, me mira y por fin tengo vista completa de ella; ella viste con una pijama de dos piezas, un short largo que le quedaba a la misma altura que sus rodilla y una blusa negra que dejaba ver con la luz de la luna sus hombros, así que en pocas palabras era como ver un "ángel".

Ella me desvía de mis pensamientos diciendo-¿Estás enfadado por lo del tren?-De verdad si lo estaba, pero no quería demostrar mis celos, así que con una risa le digo-¿Y qué pasó? Por que no me di cuenta-Ella solo me hace una mueca, pero ella sabe cuando algo me molesta así que no le puedo mentir; pero ella no insistí solo me dice-Esa rareza tuya es la que me atrae-Acaba de decir esta frase y en un abrir y cerrar de ojos se está yendo, y la puedo ver mientras se esconde en la oscuridad. En mi mente le respondo-Dijo que yo era raro, que le atraigo por eso. Pero yo sé que un día me odiara por las mismas razones-Después de esto sigo caminando, sin tratar de sobre pensar en lo que dijo la castaña, no le di la importancia suficiente. Hasta que por fin el sueño se hizo presente y pude ir a mi cuarto para dormir.

Al día siguiente me levanto con buen ánimo, así que me arreglo y me alisto como cualquier otro día de clases. Al llegar por fortuna o desgracia la primera clase era con Snape, así que tenía que escoger una mesa, esperaba que las cosas fueran iguales que el año pasado, en el cual Merula se sentaba a lado mío aunque no dijéramos nada. Al contrario Merula no se sentó conmigo sino que con Barnaby, así que suponía que nuevamente me iba a sentar solo, hasta que una rubia se sienta a lado mío y me agarra del brazo, y cómo es costumbre en ella, me dice entusiasmada-Frank, necesitaba verte todo este tiempo sin ti fue como un infierno-Lo miro extrañado, ya que nuestra última conversación no fue del todo normal, pero no le doy atención a su manera de actuar ya que es hasta cierto punto normal en ella; así que prosiguen las clases como si nada.

Mientras estoy en clases miro de refilón a la chica rubia sentada a lado, la miro y me doy cuenta que ella ha madurado en el apartado físico, me doy cuenta que Merula y yo hasta cierto punto seguimos pareciéndonos unos niños. Aunque esa madurez tambien se traduce en una belleza inminente que hace que mi mente divague y piense: "Yo aquí con ganas de encerrarte en mi inestable universo y tú allá afuera formando galaxias con tan sólo sonreír".

Quito esos pensamientos de mi cabeza, y comienzo a parar atención a las clases. Cuando acaba la clase, y mientras me dirijo a la otra, ocurre algo muy fuera de lo común, se me acercan un cúmulo de chicas ha hablarme y preguntarme cómo me fue, conté aproximadamente unas cuarenta chicas algo muy raro, al parecer de un momento a otro nuevamente vuelvo a ser "Frank Quezada" y no el loco, al parecer la perspectiva que tenían de mí en el año pasado se ha borrado por arte de magia.

Quitando eso vuelvo a clases y pasan con normalidad, aunque Merula sigue pegada como chicle con Barnaby y Penny sigue sentándose conmigo en clases, intercambios una que otra palabra pero nada del otro mundo. Cuando llega el fin de las clases, se que Rowan me va a esperar en nuestro lugar habitual, así que me desplazo pero tambien lo hago con Penny. Justo como lo predije ahí estaba esperándome, tuvimos un reencuentro los tres, así que nos sentamos y comenzamos ha hablar de las cosas que habíamos hecho en vacaciones.

Nos reíamos sin parar, y con el atardecer cayendo sobre la melena de la rubia solo se me vino a la cabeza: "que me hablen cuarenta si quieren, total me sigo emocionando cuando me hablas tu". Es increíble cómo está chica tan sencilla y sensible podía despertar algo en mi. Seguimos hablando hasta la noche, así que cada uno tomo rumbo a sus cuartos. Cómo era primer día, de verdad estaba cansado así que me dispuse a dormir sin ningún problema.

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