A las seis de la mañana, todavía envuelto en las sombras del sueño profundo, un suave ronquido en mi oreja me sacó abruptamente de mi descanso. Era Merula. Con un hilo de luz que comenzaba a colarse por la ventana, la vi allí, aún dormida a mi lado, respirando suavemente, completamente ajena a las complicaciones que su presencia en mi cama podría ocasionar.
Un golpe de nerviosismo me recorrió al recordar la regla no escrita pero estrictamente seguida en Hogwarts sobre no compartir habitaciones con alguien del sexo opuesto. Las consecuencias de ser descubiertos podrían ser severas, no solo para nosotros como pareja sino para nuestra reputación en la escuela.
—Merula —susurré, dándole un leve toque en el hombro. Ella murmuró algo incomprensible y se movió, pero no despertó. Intenté de nuevo, un poco más fuerte. —Merula, despierta.
Ella parpadeó lentamente y finalmente abrió los ojos, encontrándose con los míos. Por un momento, pareció desorientada, hasta que la realidad de nuestra situación también la golpeó.
—¿Qué hora es? —preguntó con voz ronca, todavía adormilada.
—Es temprano, pero tienes que irte antes de que alguien más despierte y comience a moverse por los pasillos —dije en voz baja, mi tono lleno de urgencia pero intentando no alarmarla demasiado.
—Oh no, Frank, lo siento. No pensé... —su voz se apagó mientras la preocupación cruzaba su rostro.
—Está bien, solo necesitamos ser cuidadosos ahora. No queremos que nadie malinterprete esto —le aseguré, aunque mi propio corazón latía aceleradamente ante la posibilidad de ser descubiertos.
Rápidamente y con movimientos silenciosos, ayudé a Merula a recoger sus cosas. Cada segundo que pasaba aumentaba mi ansiedad, pero trataba de mantenerme calmado para no hacerla sentir peor de lo que ya estaba.
—Voy a revisar el pasillo. Si está despejado, te daré una señal para que salgas rápido hacia tu cuarto —expliqué, mientras me asomaba con cautela a la puerta de mi habitación.
Merula asintió, su expresión tensa pero agradecida por manejar la situación con tanta seriedad. Con un último ajuste a su ropa y una mirada que cruzaba entre la preocupación y el afecto, estaba lista para hacer su salida sigilosa, tan pronto como le diera la señal.
Era un momento tenso, cargado de posibles repercusiones, pero también un recordatorio claro de lo complicadas que podían ser las relaciones en un lugar como Hogwarts, donde cada paso y cada decisión podían tener grandes consecuencias.
Le hice una señal discreta a Merula, indicándole que el pasillo estaba vacío. Ella se levantó, lista para partir, pero antes de que se fuera, no pude evitar admirar su apariencia. Llevaba un conjunto de pijama de dos piezas que parecía hecho a medida para ella. El top era de un suave color lavanda que complementaba suavemente su piel pálida, y los pantalones a juego fluían con gracia, casi como si flotaran alrededor de sus piernas con cada movimiento cauteloso que hacía. Era sencilla pero indudablemente elegante, como una obra de arte en movimiento.
—Te ves... increíble, incluso ahora —murmuré, mi voz un susurro lleno de admiración y un toque de asombro.
Merula me ofreció una sonrisa tímida, sus mejillas tomando un tono ligeramente rosado. —Gracias, Frank. Por todo.
No quería que se fuera sin un último momento juntos, así que la atraje hacia mí y le di un beso suave en los labios, un beso que sellaba no solo nuestra noche juntos sino también la promesa de más momentos como este, llenos de ternura y comprensión mutua.
—Cuídate al volver a tu cuarto —le dije cuando nos separamos.
Ella asintió y, con un último vistazo cargado de sentimientos no dichos, se deslizó silenciosamente por la puerta y desapareció en el pasillo. Cerré la puerta detrás de ella y me dirigí de vuelta a la cama, tumbándome y mirando fijamente el techo.

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La Elección
Storie d'amoreHistoria basada, recopilada e inspirada en Hogwarts Mystery, he sustraído los personajes y la temática de esta, para crear mi propia Fanfic, pero esto no absenta que la historia vaya de acuerdo a la trama del juego, o la misma cadena de reproducción...