Como vas? #28

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El sol apenas comenzaba a colarse por las ventanas altas del castillo, filtrándose a través de los gruesos cortinajes que adornaban los pasillos de Hogwarts, otorgándole al ambiente una calidez tenue y un silencio casi reverencial. A pesar de ser temprano en un domingo por la mañana, el recuerdo de la noche anterior en el bosque me mantenía en un estado de insomnio y reflexión profunda, incapaz de cerrar los ojos y descansar.

El castillo, usualmente un hervidero de actividad y ruido, se encontraba en una paz inusual, interrumpida solo por el eco de mis propios pasos. Caminaba sin rumbo fijo, tratando de poner en orden mis pensamientos y emociones, un torbellino interno provocado por las revelaciones y sucesos bajo la luna llena. Las palabras pronunciadas, los besos robados, los desafíos aceptados; todo se agolpaba en mi mente, pidiendo a gritos ser analizado y comprendido.

En uno de los pasillos más tranquilos, encontré a Rowan, sumido en sus estudios como era típico en él, incluso en un día libre. Con un montón de libros apilados a su lado y su varita marcando el ritmo de sus lecturas, era la imagen de la dedicación académica. Sin pensarlo dos veces, me senté a su lado, acogiendo la compañía y el silencio compartido como un bálsamo a mi agitación interna.

Rowan levantó la vista, sorprendido pero complacido por mi presencia. "¿No puedes dormir tampoco, eh?" preguntó, su voz suave, cargada de entendimiento y una pizca de preocupación. Asentí, incapaz de verbalizar la tormenta que me azotaba por dentro.

Pasamos las horas en silencio, yo perdido en mis pensamientos y Rowan en sus estudios. De vez en cuando, intercambiábamos palabras, comentarios sobre lo ocurrido la noche anterior o simplemente charlábamos sobre temas triviales, una distracción bienvenida de las preocupaciones más profundas que me acosaban.

Fue en ese tranquilo pasillo, acompañado por la constante presencia de Rowan, donde comencé a darme cuenta de la importancia de enfrentar mis sentimientos, de aceptar la complejidad de mis relaciones con Merula, Tulip, Penny y las demás. La confesión de la noche anterior, la admisión de que Merula era mi "puta obsesión", resonaba en mi mente, una verdad desnuda que ya no podía ignorar.

En ese momento de introspección, decidí que era hora de tomar las riendas de mi vida emocional, de aclarar mis sentimientos y de buscar una resolución, sin importar cuán difícil o dolorosa pudiera ser. La jornada del día anterior, llena de revelaciones y tensiones, no sería en vano. Era el momento de enfrentar la realidad de mis emociones, de tomar decisiones y de vivir con sus consecuencias.

Después de nuestra mañana de reflexión y estudio, la aparición de Tulip con su propuesta fue inesperada, por decir lo menos. Su aspecto reflejaba una noche de excesos, su rostro estaba marcado por la falta de sueño y su pelo despeinado sugería una resaca bastante seria. Aun así, su energía al hablar de un nuevo juego y la invitación para la tarde lograron captar nuestra atención, aunque de forma cautelosa.

Rowan intercambió una mirada conmigo, sus ojos reflejaban la misma incertidumbre que sentía. A pesar de los eventos tumultuosos de la noche anterior, había algo en la oferta de Tulip que sonaba a distracción, a una posibilidad de escapar, aunque sea por un rato, de los pensamientos que me atormentaban. Aceptamos la invitación, con reservas pero conscientes de que cualquier cosa era mejor que sumergirnos en el remordimiento y la inactividad.

Tulip mencionó que también planeaba invitar a Merula, Penny y Barnaby, lo cual inmediatamente disparó una serie de emociones contradictorias en mí. Por un lado, la idea de ver a Merula nuevamente después de mi confesión era aterradora. No tenía ni idea de cómo actuaría ella o cómo me recibiría después de haber declarado abiertamente mi obsesión. Por otro lado, había una parte de mí, tal vez masoquista, que ansiaba verla, que quería enfrentar lo que había entre nosotros, sin importar cuán complicado o doloroso pudiera ser.

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