La Elección

Soledad #11

Me levanto con unas ojeras gigantes y con unos ojos hinchados por el llanto del día anterior. Aunque dormí un tiempo aceptable, siento como el cuerpo me pesa es como si tuviera un montón de pesas encima de mi cabeza las cuales no permiten mi movilidad. A pesar de todo me levanto de mi cama y comienzo a prepárame para las clases.

Al acabar de prepararme me dispongo a sentarme en la sala comunal, escojo un asiento el cual tiene vista a los maravillosos alrededores de Hogwarts. Me siento y trato de que mi mente esté en blanco, aunque fallo en esto y recuerdo lo sucedido el día anterior. En mi cuerpo se apodera la ira y el rencor al recordar dicha discuta con Penny, aunque sabía que estás emociones no eran correctas, no podía evitarlo.

Mi cabeza daba un montón de vueltas, comencé a sobrepensar las cosas de manera exponencial, no podía evitar mover las piernas mientras pensaba. Era un manojo de nervios. Sentí como poco a poco mi cuerpo comenzaba a sudar.

De pronto una mano se posó en mi hombro, y cuando me di cuenta dicha persona ya estaba sentada a lado mío. Cómo siempre mi salvadora era Merula. Se sentó en la silla de a lado y siguió mismo gesto de mirar por la ventana; pero sin mirarme solo replicó-Te noto agitado,¿todo bien?-Aunque su rostro no representaba nada, en su voz se notaba preocupación. Solo respondo-Nada de que preocuparse-Lo digo con un tono seco, el cual solo trataba de que dicha conversación tomara otro rumbo o deje de darle importancia a mi estado actual.

Al parecer Merula, no lo tomo de dicha manera. Ya que ella en un tono amenazador me responde-Quezada, no te atrevas a hablarme de esa manera-Aunque mi intención nunca fue menospreciarla o algo por el estilo, le respondo de manera precipitada por culpa de mi estado y de lo que últimamente me ha estado pasando-Snyde, lárgate de aquí no tengo tiempo para tu drama. Solo déjame solo-Al parecer los roles se habían invertido, ella era la que habitualmente me hecha del lugar.

Ella se dispone a dejar la sala comunal, pero antes me dice-Quezada, la soledad se va apoderar de ti-Me deja pensando en sus últimas palabras, que retumban en mi cabeza. Aunque acaba rápido mi análisis de estas, ya que se escucha la alarma la cual indica que las horas de clases comienza. Salgo corriendo dejando atrás a todos estos pensamientos y sentimientos.
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Ha pasado un mes completo desde la ultima conversación que tuve con Merula. Por fin entiendo sus palabras, las cuales no fueron un hechizo o maldición pero aún así se hicieron realidad. No he tenido contacto físico ni siquiera de palabra con alguna persona desde que Merula profetizara esas palabras. Todo este tiempo he pasado solitario, caminando por los pasillos sin ningún rumbo o encerrado en mi cuarto. Todas las personas que una vez estuvieron a mi alrededor han desaparecido, es como si me hubiera convertido un fantasma, soy invisible.

Anteriormente las personas pronunciaban mi nombre, para cualquier cosa podría ser una polémica, preocupación o para maldecirme. Pero ahora ni siquiera los profesores han pronunciado mi nombre, yo mismo tengo que recordar cómo me llamo, porque en un largo tiempo no lo he escuchado.

En este momento estoy en una clase de pociones, sentado en una mesa en soledad, miro a mi alrededor para ver si de esa manera por lo menos puedo llamar la atención de alguien y poder conseguir mínimamente una mirada. No lo logro, nadie a mi alrededor se percató de lo que trataba de realizar.

Era la última hora de clases, así que solo salgo y me desplazo al patio, aunque no recibió alguna interacción social lo de estar solo en plenitud me estaba afectando, así que últimamente he ido al patio después de clases, es ahí donde se reúnen todos al finalizar clases por un corto periodo de tiempo. La razón de porque lo hago es para por lo menos ver gente a mi alrededor, aunque esta no se percatara de mi presencia.

Me senté en el centro del patio, esperando a que alguien me hablara, lo haría yo pero mi confianza se ha ido por una borda, así que el simple hecho de iniciar una conversación me llena de nervios. Pasa el tiempo y aunque trato de que alguien se acerque a mi persona, mi misión falla. Solo veo cómo la gente de a poco se va y me deja solo en el patio, o eso es lo que yo creía.

Siento que alguien se sienta a lado mío, estaba tan cerca de mi que podía sentir su calor. No sabía cómo actuar, ni siquiera quería voltear a ver quién era, solo quería que dicha persona se quedara ahí haciéndome compañía, sin importar quien fuera.

Solo nos quedamos en silencio, hasta que esta se dispone ha hablar-¿Tan poco te importan los demás?-Al escuchar esa voz angelical, aunque sea seca y trata de sonar ruda no se la puede confundir, era de Merula. Me deja sorprendido dicha pregunta, por lo tanto respondo-¿De que estás hablando?-Aunque no la miro, sé que está frunciendo el ceño por mi respuesta, y esta vez su voz ya no suena tan agradable-Quezada, tan poco valoras a los demás, que ni siquiera eres capaz de buscar a alguien, pareces un muerto viviente que solo se interesa de sí mismo-Aunque sus palabras trataban de herirme y hacerme abrir los ojos, ella no entiende lo qué pasa por mi cabeza y no la culpo, ella no es quien para leer mi mente, así que no sabe lo que me está pasando.

Mi respuesta solo se puede enfocar en buscar una rápida salida, aunque no fuera la mejor-No es lo que tú piensas, me interesan las personas pero hay varias circunstancias que tú no entiendes-Entonces su respuesta es todo lo contrario de lo que yo esperaba, ya que sale de su boca-Entonces si te interesan los demás,¿por qué no me buscaste a mi?-Su voz refleja una cierta incertidumbre, pero al escucharla de esa forma tan sumisa y hecha al dolor de mis acciones, despertó algo en mi; no sé cómo explicarlo solo puedo decir que se me pusieron los pelos de punta.

Todavía ningún de los dos nos habíamos mirado, solo estábamos mirando a la nada, ella esperaba mi respuesta, la cual fue-Por supuesto que te extraño, pero no intento llamar tu atención, porque estás mejor sin mi, por algo te alejaste. El hecho de que no te busque no minimiza lo que siento- Al acabar de pronunciar esto regreso a verla, aunque ya ha pasado un tiempo todavía su cara es tal cual como la recordaba "perfecta". Puedo notar en ella una sonrojo por mis palabras, pero ella inmediatamente al notar mi mirada se levanta al instante, y sale literalmente corriendo dejándome solo, como ya era habitual.

Solo me quedo esperando el anochecer en el patio, mis pensamientos giran alrededor de ella, la chica de ojos morados. Solo puedo sacar una conclusión de mi relación con ella, la cual se enfoca: "El impulso masculino de querer hablarle y arreglar las cosas, pero saber que siempre va seguir indiferente y que nunca me va a dar un lugar que me merezca, pero sino lo hago siento que no voy a poder seguir con mi vida porque todas las noches la extraño".

Al llegar la noche, me dispongo a llegar a la sala comunal. Cuando voy llegando me percato de que en esta se encontraba Merula, y para ser sinceros en este momento ni siquiera la podía mirar, por lo tanto me dirijo a cualquier otro lugar.

Camino por el castillo sin saber muy bien a donde voy, cuando me percato llego al "Campanario del Cobertizo". Tiene unas pequeñas ventanas, me acerco y puedo mirar todo Hogwarts desde las alturas. Al pasar el tiempo contemplado las vistas, nuevamente mis pensamientos divagan y esta vez ya no se enfocan en la castaña de ojos morados, sino más bien en una rubia.

Mis pensamientos varían, pero principalmente se quedan en cómo era nuestra relación en los principios, esa química y esa electricidad que recorría nuestros cuerpos. Al recordar cada buen momento que pasamos juntos, provocan que de a poco a poco mis ojos van mostrando señales de llanto, mis recuerdos van desde el principio hasta el final, hasta que me doy cuenta "Lo arruine todo".

Al darme cuenta que yo era el culpable de que toda nuestra relación se haya ido por una borda, mis ojos no aguantaron más y comenzaron de ellos a brotar lágrimas. No podía dejar de sobrepensar nuevamente, era mi maldición y entre tanto pensamiento sale una idea la cual recalca  muy bien lo que éramos: "Siempre supe que lo nuestro no sería eterno, sería fugaz como una estrella, lleno de altibajos como una montaña rusa, pero tan hermoso como el mar, y brillante como la luna, porque tu eras mi universo. Lleno de majestuosas maravillas, me toco aprender que las mejores historias, no cuentan con un final feliz, y que aunque lo nuestro haya acabado, el cielo guarda nuestros recuerdos, y todos los momentos que vivimos juntos, permanecerán por siempre en el".

Solo me quedo llorando y pensando en ese lugar tan solitario, hasta que de mis ojos no sale ninguna otra lagrima. Al darme cuenta que es más de media noche, solo me dirijo a mi cuarto, para dormir en mi cama y prepárame para otro día, que de seguro sería un infierno.