Tanta Falta #32

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Nunca pensé que los corredores de Hogwarts pudieran sentirse tan estrechos. Con cada paso que doy entre los susurros y las miradas curiosas, la tensión parece cerrarse más y más alrededor de mí. Quizás todo sea culpa mía, por dejarme arrastrar por los dramas y las enredadas relaciones de amistad y amor que parecen dominar mi año aquí. Merula, Penny, Tulip... cada nombre trae consigo un peso, un recuerdo de promesas rotas o secretos mal guardados.

Hoy, sin embargo, decidí que necesitaba escapar, aunque solo fuera por un momento, de ese mundo asfixiante. Con este pensamiento en mente, me deslicé en la biblioteca, buscando la soledad entre los antiguos volúmenes de magia y misterio. No fue la tranquilidad lo que encontré, sino algo mucho mejor: un mapa. No un mapa cualquiera, sino uno antiguo, cuidadosamente doblado entre las páginas de un libro olvidado sobre leyendas de Hogwarts. El mapa mostraba un sendero hacia un lugar marcado simplemente como "El Refugio de los Olvidados". Intrigado y con un súbito deseo de aventura, supe lo que tenía que hacer.

Lleno de un renovado sentido de propósito, busqué a Merula primero. La encontré sola, contemplando el lago desde una de las ventanas del pasillo principal.

—Merula, —dije, acercándome con cautela—, necesito mostrarte algo.

Ella se volteó, sus ojos morados reflejando una mezcla de sorpresa y curiosidad.

—¿Qué es, Frank? —preguntó, con esa típica nota de desafío en su voz.

Extendí el mapa frente a ella. —Necesitamos un descanso, ambos sabemos eso. Mira lo que encontré. —Señalé el punto misterioso en el mapa.

Merula estudió el mapa con interés. —¿"El Refugio de los Olvidados"? Suena como sacado de una de tus historias de aventuras.

—Exacto, ¿y qué mejor aventura que una que podríamos tener nosotros? —La chispa en mis ojos debió ser contagiosa porque una sonrisa se dibujó lentamente en su rostro.

—Está bien, Frank. Vamos a descubrir este "Refugio". Pero, ¿qué hay de los demás? ¿Invitaremos a alguien más?

La pregunta me hizo pausar. Después de todo lo que había pasado, ¿sería sabio arrastrar a los demás en esto? La verdad es que no quería para nada eso.

—No quiero invitar a Barnaby, Penny, Tulip y Rowan. Todos necesitamos un descanso...

Merula asintió, su expresión seria. —Es una buena idea. Pero esto lo planificas tú, Quezada.

Estaba claro que no era el único que sentía el peso de un año complicado. Asi que mejor idea que salir con tu supuesta novia a dar una vuelta y ver lo que puede suceder.

Así que ahí estábamos, al caer la tarde, unidos por la promesa de misterio y la posibilidad de escapar, aunque solo fuera por unas horas, de las complicaciones de nuestras vidas en Hogwarts. Lo que encontraríamos en "El Refugio de los Olvidados", ninguno de los podría haberlo anticipado. Pero cada paso que nos alejaba de los terrenos conocidos nos llevaba más cerca de algo que parecía perdido hace mucho tiempo: la pura, sencilla alegría de la aventura.

El camino hacia "El Refugio de los Olvidados" estaba envuelto en una neblina espesa que parecía borrar el mundo a nuestro alrededor. Merula caminaba a mi lado, pero había una distancia entre nosotros que no se medía en pasos. La tensión de los últimos días nos había afectado más de lo que quería admitir.

—¿Estás segura de que esto fue una buena idea? —le pregunté, mi voz resonando extrañamente en la quietud del bosque.

Merula se encogió de hombros, sus ojos fijos en el sendero que se desdibujaba frente a nosotros. —Es tarde para arrepentimientos ahora, ¿no crees?

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