HARRY POTTER AND THE MAGIC OF BONDS

Capítulo 4: Planning Bonds

Mediados de diciembre de 1987.

Varias semanas después de la cena con los Dursley, Lucius se paseaba por la sala de recepción después de la cena, esperando a su mayor y más querido amigo, Severus, que también era el amor de Narcissa. Lucius y Narcissa se habían prometido nada más salir de Hogwarts, y aunque habían sido muy buenos amigos, no habían querido casarse. Lucius porque era un alfa y quería tiempo para encontrar a su omega. Narcissa porque quería dedicarse a la sanación y no quería lidiar con la familia durante el entrenamiento. Pero la naturaleza de los esponsales era absoluta, y el contrato matrimonial exigía un heredero lo antes posible. Sabiendo que ninguno de los dos se sentía realmente atraído por el otro, habían acudido al amigo de Lucius, Severus, para que les ayudara a crear el heredero Malfoy, y a cumplir su contrato matrimonial. Habiendo conocido a ambos durante años, y comprendiendo las ramificaciones en caso de que no hubiera heredero, les ayudó. Y cuando se confirmó que Narcissa estaba gestando al nuevo heredero, él había estado presente en las citas con el sanador durante todo el proceso, ya que ninguno de los Malfoy confiaba en nadie más para hacer las pociones necesarias para el delicado embarazo de Narcissa. Aunque Lucius era un alfa, y los alfas eran muy viriles con los omegas, los alfas y los betas tenían más dificultades para crear un hijo. Esto requería una serie de pociones adicionales para mejorar la fertilidad, pociones para ayudar a Lucius a completar el nudo, y aún más pociones para que Narcissa tuviera el menor dolor posible, ya que una beta no podía manejar el nudo de un alfa sin estar preparada.

Tener éxito en la primera etapa de generar un embarazo no era su último obstáculo. Aunque tanto las betas como todas las omegas estaban hechas para gestar niños, Narcissa, por desgracia, no lo estaba. Sus órganos se habían desarrollado lo suficiente como para asegurar que la concepción fuera posible, pero no estaban lo suficientemente desarrollados como para sostener con éxito un embarazo completo. Su gemela, Bellatrix, tenía problemas de fertilidad similares, y ella y su marido Rudolphus nunca habían logrado concebir antes de ser arrojados a Azkaban tras la tortura de los Longbottom. Los Malfoys estaban muy agradecidos a Severus y a su habilidad con las pociones para asegurar que Narcissa pudiera gestar a su hijo el mayor tiempo posible, y aunque nació un mes antes de tiempo, los sanadores y las pociones de Severus habían ayudado a su pleno desarrollo y a su continua buena salud.

Como Severus había estado íntimamente involucrado durante todo su embarazo, y la continua mala salud de Draco al principio de su vida, él y Narcissa habían desarrollado una amistad más profunda, y después de algún tiempo, se había profundizado hasta llegar al amor. Lucius estaba bien con este desarrollo, después de todo nunca había amado a Narcissa románticamente, y Severus y Narcissa eran buenos el uno para el otro.  Severus pasaba todo el tiempo que podía en la mansión, estando con Narcissa y su ahijado siempre que podía tener tiempo lejos de Dumbledore y sus ridículas peticiones.

Pero por ahora, Lucius se paseaba, esperando a su amigo, y amante de su esposa, por una razón totalmente diferente. Sabía que Lily Potter había sido una hermana para Severus en su juventud, y que incluso su ruptura al final de quinto año no había tenido consecuencias irreversibles. Se habían reconciliado en su séptimo año, después de que James se juntara con Lily, y ella obligara a ambas partes a alejarse la una de la otra. A los Merodeadores no les gustaba Severus, pero lo habían tolerado un poco, por el bien de Lily. Así que Lucius sabía que Severus querría saber qué pasaba con el hijo de Lily.

La chimenea se encendió de color verde, Severus salió de la floo con elegancia y agitó su varita para quitar el hollín.

-He recibido tu mensaje, Lucius-, empezó a hablar en cuanto estuvo limpio, sabiendo que, de lo contrario, Lucius se tomaría demasiado tiempo con las galanterías si se lo permitían. -¿Qué puedo hacer por ti?-.