Capítulo 33: Replaying Bonds

713 114 1
                                    

Domingo, 16 de mayo de 1993 (Continuación).

Aunque Hadrian no deseaba otra cosa que irse a la cama, sabía que tenía que vender su actuación, recuerdos incluidos, de lo que quería que todos creyeran que había sucedido en la cámara. Dejándose caer con poca gracia en una de las sillas de visitas del despacho del director para hacer ver que era un niño cansado, Hadrian compuso sus pensamientos antes de mirar al director.

Explicó lo de "oír una voz" en los pasillos, y finalmente se dio cuenta de lo que era basándose en lo que había pasado con Hermione, y cogió a los gemelos para ir a buscar a Lockhart cuando Ginny desapareció. Cuando llegó a la parte en la que convenció a Lockhart para que fuera con ellos, mantuvo los recuerdos reales de aquello en el primer plano de su mente, esperando que alguno de los escáneres superficiales de Dumbledore captara su aparente conmoción por las acciones del profesor. Percibió el brillo en los ojos de Dumbledore cuando le contó cómo los tres habían conseguido obligar a Lockhart a bajar por la entrada de la Cámara y cómo había terminado por desmayarse. Parecía un poco avergonzado cuando le preguntó al director si la protección de su madre funcionaba con el obliviate.

-Es posible, muchacho-, dijo el anciano director con una leve sonrisa, pero no ofreció más información.

Hadrian puso mentalmente los ojos en blanco tras romper el contacto visual con el anciano, y retomó su relato con los recuerdos inventados del suceso en la cámara. Se le quebró la voz al describir el lamentable estado de la Weasley bajo la atenta mirada de un recuerdo que resultó ser el Señor Tenebroso. Habló de su terror cuando apareció el basilisco y de cómo Fawkes lo había salvado sacándole los ojos a picotazos a la gran bestia. Tanteó un poco al sacar la Espada de Gryffindor del sombrero seleccionador y la colocó con timidez sobre el escritorio del director, que aún mostraba los restos ensangrentados de haber sido utilizada para matar a la enorme serpiente.

El brillo volvió a los ojos del director con una venganza, pero antes de que Hadrian pudiera terminar su historia y escapar, Lord Lucius Malfoy irrumpió en el despacho. Hadrian sonrió para sus adentros y se preparó para ofrecer otra actuación estelar.

Lucius se abrió paso con desprecio, exigiendo saber por qué Dumbledore estaba de nuevo presente en Hogwarts, y consiguió guiñarle un ojo a Hadrian cuando el director mencionó un aluvión de lechuzas de los gobernadores.

Dobby también colaboraba en esta parte del plan, y estaba vestido con una funda de almohada realmente horrenda. Andrajoso, manchado y nada parecido a los habituales uniformes de los elfos domésticos Malfoy, Dobby torcía las orejas y se encogía cada vez que a Lucius le decían algo que, al parecer, le enfadaba. Hadrian permitió que sus ojos se abrieran de par en par, como si comprendiera cuando Dobby señaló el libro y luego se golpeó en la cabeza, esperando que Dumbledore hubiera captado el pequeño intercambio.

Una vez que Lucius consideró que la actuación era suficiente para mantener su tapadera con el anciano, llamó duramente a Dobby al orden y se dispuso a marcharse, dando una patada a Dobby a través de la puerta abierta. Los dos pudieron oír los chillidos de dolor del pequeño elfo a lo largo de todo el pasillo.

Hadrian hizo ademán de pensar detenidamente, y luego señaló el diario y preguntó -Profesor Dumbledore, ¿puedo devolverle ese diario al señor Malfoy, por favor?-.

El brillo de Dumbledore se intensificó mientras respondía con calma -Desde luego, Harry, pero date prisa. El banquete, recuerda...-

Hadrian cogió el diario y salió corriendo del despacho. Podía oír los chillidos de dolor de Dobby al doblar la esquina. Rápidamente, se quitó uno de los zapatos, se quitó un calcetín viscoso y mugriento y lo metió en el diario. Luego corrió por el oscuro pasillo y los alcanzó al final de la escalera.

HARRY POTTER AND THE MAGIC OF BONDSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora