Capítulo 40: Hearing Bonds

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Jueves, 7 de julio de 1994.

Llegó la mañana del juicio de Sirius y Hadrian era un manojo de nervios. No era necesario que asistiera, y se había decidido que sería más seguro que no lo hiciera, ya que Dumbledore seguía teniendo la impresión de que nadie sabía dónde vivía el niño salvador.

Nagini también había llegado finalmente a la Mansión desde Hogwarts, y Hadrian le había contado a la serpiente lo sucedido con Pettigrew. Con permiso para vengar la pseudo-muerte de su amo, la serpiente partió una vez más.

Pero con Lucius en el Wizengamot, Narcissa asistiendo como espectadora y Severus obligado a proporcionar el veritaserum, Hadrian y Draco debían quedarse en casa con los elfos. Y, por desgracia, no había distracciones suficientes para evitar que Hadrian se preocupara por el resultado del juicio de su padre. Ni siquiera las punzadas de sentimiento que podía sentir a través de su débil vínculo con Nagini mientras ella buscaba a la rata eran suficientes para evitar que el adolescente se pusiera en pie de un salto y se paseara cada pocos minutos.

-Pasearte no hará que el tiempo pase más rápido, hermano-, intentó Draco que el chico descansara.

-¡Lo sé, pero no puedo evitarlo!- replicó Hadrian, tirándose en un sofá, de donde Draco sabía que se levantaría en sólo unos minutos y reanudaría sus circuitos por la habitación.

-¿Por qué no vamos al campo?- ofreció el rubio. -Podemos volar un poco, tomar el té fuera, ¿quizá visitar a alguno de los animales?-.

-Si, si-, Hadrian asintio. -Me parece bien. Vamos-, y ya estaba en marcha, dirigiéndose a su habitación para ponerse ropa de exterior.

Draco hizo todo lo posible por mantener ocupado al otro chico y a las cinco de la tarde estaba hecho polvo.

Al oír el ruido del suelo, Hadrian se levantó de la tumbona en la que acababa de desplomarse tras las horas de juego y corrió a la sala de recepción para averiguar qué había pasado. Draco decidió quedarse donde estaba.

-¿Cómo ha ido? ¿Ha ido todo bien?-, balbuceó en cuanto Narcissa y Lucius hubieron aterrizado.

-Hola a ti también, mocoso-, dijo Severus al llegar.

-Perdona, Sev, ¡hola!-, gorjeó. -¿Cómo ha ido todo?-.

Sabiendo que no conseguirían nada hasta que no satisficieran al muchacho con aspecto de hada, Lucius sonrió -Absuelto de todos los cargos-.

-¿En serio?- preguntó Hadrian, con sus esperanzados ojos verdes suplicando que no fuera una broma.

-De verdad-, confirmó Severus.

-Ha sido ingresado en San Mungo para una evaluación mental y debe permanecer hasta Agosto, pero su evaluación preliminar para asegurarse de que estaba en condiciones de ser juzgado demostró que estaba mucho menos dañado de lo que habían visto antes en reclusos de Azkaban-, añadió Narcissa.

-¿Así que tendré de vuelta a mi padrino-padre?-, insistió el adolescente.

-Es probable, sí-, respondió Lucius.

Y Hadrian se desmayó.

Sus ojos se abrieron para ver su propia habitación, los tres adultos sentados a su alrededor.

-¿Ya estás de vuelta con nosotros?- preguntó Narcissa con indulgencia.

-Eh, sí. Lo siento-, dijo el adolescente avergonzado. -Todos han sido maravillosos, y no podría estar más agradecido por ustedes-, dijo con seriedad, -pero tener a mi padrino... padre... lo que sea...-

-La familia es importante-, convino la mujer.

-¡Y ahora tendré dos!-. replicó Hadrian feliz.

-¿Dos?- Lucius enarcó la ceja.

HARRY POTTER AND THE MAGIC OF BONDSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora