No me importan los demás, sólo me importas tú.

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Día 6 Edén AU.

Loid admiraba de lejos a Yor, su compañera de clases, la más hermosa para él, la más femenina ante sus ojos. Todos la veían bonita, pero para él no sólo era lo exterior. Era tan amable y suave. No le gustaba verla alrededor de lo que ella llamaba sus "amigas". Eran crueles con ella, siempre haciéndola menos, tratándola mal o disminuyendo los logros que ella tenía. Él había defendido su honor, sin que ella supiera, la ayudó en el examen de matemáticas sin que ella supiera, le prestó apuntes sin que ella supiera. Su amiga en común lo ayudaba con eso. Para que Yor no se enterará del enamoramiento secreto que él tenía por ella.

Pero no es que ella fuera tonta o ciega. Sólo era un poco distraída y prefería mantener las cosas pacíficas. Sin embargo, cuando se enojaba solía ser más letal. Ella también estaba enamorada de Loid, desde mucho antes que él. Sólo que nunca hizo nada. No se creía capaz de hacer algo, de dar un paso más, de invitarlo en el almuerzo, de pedirle sus apuntes. No era capaz. Además que a las que llamaba sus "amigas" la molestaría si supieran la verdad. Las escuchaba hablar de él, les parecía atractivo, incluso todas ellas habían intentado algo con él, pero él no estaba interesado en ellas lo que le dio el mensaje a Yor de que él no quería relaciones.

Poco a poco, Loid se fue acercando a ella. Sylvia lo ayudó con ello, Fiona no debía saber. No quería que supiera. Yor ya tenía suficiente con sus "amigas". Primero se sentaron juntos en la misma mesa en la biblioteca, ayudándola directamente con sus tareas. Luego fue directo, sentándose en la misma mesa a la hora del almuerzo. Haciéndose cercanos, amigos como lo hubieran querido hace tiempo, pero pronto esos minutos que pasaban juntos ya no eran suficientes. Querían más, conocerse mejor. Así que Loid tomó las riendas del asunto. Sabía que Yor era tímida.

Le pidió que salieran, solo ellos dos. Sin Sylvia, sin uniforme, solo ellos dos. Yor aceptó, primero porque no sabía cómo decir que no y segundo porque sabía que lo quería. Tuvieron la mala suerte que en la salida, se tomaron con Camila y los demás. Y aunque Loid no dejó que ellas se la llevarán y continuarán con su salida, aquel lunes en la escuela los rumores empezaron a girar a su alrededor.

Loid sólo la está usando por su cuerpo.
Loid no sé qué vio en ella, seguramente todo esto es una apuesta.
Yor seguramente lo está usando para las tareas y conseguir buenas calificaciones, después de todo estuvo a punto de reprobar el año anterior.
Loid nunca podría fijarse en ella, es tan callada y tímida, ni siquiera siente su presencia en la habitación.

Obviamente ninguno de los dos creía esas mentiras o chismes inventados con el único propósito de alejarlos. Como si Loid fuera a caer en algo que dijeran sobre Yor. O como si Yor fuera tan tonta como para creer en las mentiras sobre Loid.

Ante sus ojos, él era un caballero, nunca la había tocado sin su permiso, así haya sido únicamente para cruzar la calle tomados de las manos, nunca comento algo de su físico, nunca la juzgo por sus calificaciones. Confiaba en él. Sin embargo, Loid no quería que siguieran hablando mal de ella, haciéndola quedar mal. Y Yor no quería que él se metiera en una pelea por su culpa. A ese punto, para ambos era evidente los sentimientos del otro sobre uno. Y ninguno era capaz de expresarlo. Yor por tímida, Loid por no querer manchar la imagen de ella.

Lo único que hacían los sentimientos guardados en el fondo de su corazón hacía que se volvieran irritados, molestos o sin ganas de verse entre sí. Hacía daño que no pudieran hacer lo que quisieran por los demás. Deteriorando el poco avance que hubieran tenido en esos meses. Volviendo a los encuentros frecuentes en los pasillos, las miradas en clases, en la biblioteca o en el comedor.

A pesar de ello, los sentimientos por el otro se hicieron más fuertes. Cómo si desearan aquello que no pudieran tener. Por los demás.

Ese viernes, estaba haciendo frío, el cielo encapotado por las nubes grises, Yor esa mañana había olvidado su abrigo, pero no le importaba, muchas veces la había olvidado y se subía en el autobús. No era algo que le preocupara. Al terminar la última clase de aquel día, la profesora de matemáticas le habló sobre su mejor rendimiento, mostrándole las mejoras en sus notas, lo que hizo que ella se sintiera mejor.

One Shots Twiyor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora