Cálido en tus brazos.

683 53 3
                                    

Loid extendió la mano al otro lado de la cama en busca del cuerpo de su esposa. Pero se encontró con el frío de ese lado del colchón, levantó la cabeza de la almohada y no la encontró en su lado de la cama. Levantó el cuerpo para ver alrededor de la habitación sin ningún signo de ella.

La ventana abierta dejando que el aire del verano refresque la habitación, las sábanas desordenadas, el baño de la habitación apagado, la puerta abierta y la luz de la luna alumbrando el lugar.

Se quedó un momento sentado en la cama pensando en si debía ir a buscar a su esposa o si volver a dormir. Sin embargo, el tarareo de la canción de cuna que sabía de memoria se escuchó a lo lejos.

Entonces supo lo que estaba pasando. Sonrió de lado, pateó las piernas al costado de la cama y se levantó para caminar a la habitación de Anya, que estaba casi en frente de la suya.

En cuanto cruzó el umbral, encontró a Yor agachada levemente sobre la cuna, con un brazo apoyado en la madera y la otra extendida hacia la bebé, acariciando sus mechones rosados de su cabeza con cuidado mientras cantaba la canción de cuna.

—Y ya no sé que sigue de la canción —susurró riendo en voz baja.
—Buenas noches, amor —murmuró él.

Abrazó su cintura desde la espalda, dejando un beso en su hombro desnudo. Ella se apoyó contra él, tocando sus manos con la de ella y dejando de acariciar a Anya tomó el rostro de su esposo y ladeó la cabeza.

—Perdóname, no quería despertarte —murmuró.

Sus ojos rojos brillando con la luz de la luna filtrándose por las cortinas.

—No pasa nada, amor, ¿Ella está bien? —preguntó mirando a la bebé durmiendo plácidamente.
—Sí, tenía hambre hace un momento, le preparé la leche y luego se durmió cuando empecé a cantar. Pero no pude irme, me quedé mirando a esa carita… ¿no es hermosa? —habló ella volteando a ver a la bebé.
—Sí, lo es… pero deberíamos dejarla dormir, se va a despertar de nuevo.

Hace un mes adoptaron a Anya, no estaban planeando adoptar, apenas llevaban un año de casados, pero cuando Loid se enteró sobre Anya cuando llegó al hospital, supo que ella era su hija, parte de su familia. Sus ojos verdes lo miraron fijamente y ella empezó a reír, supo que tenían que adoptarla.

Yor sintió lo mismo la primera vez que la vio. Por lo que ambos decidieron que iban a adoptar a Anya de inmediato. Y desde entonces, Yor ha sido la mejor mamá.

—Me quiero quedar un poco más a mirarla, es tan tierna —comentó Yor extendiendo la mano a Anya otra vez.

Contrario a lo que Loid creía, ella se relajó aún más bajo el toque de su mamá, quien solo pasaba la yema de sus dedos por su mejilla de arriba a abajo tarareando la canción suavemente. Él siempre supo que ella sería una excelente madre, ya fueran hijos propios o con una pequeña que lo perdió todo hace tanto tiempo y que al fin encontró un hogar junto a ellos.

No estaba seguro de él.

—¿Te dijeron cuando es su cumpleaños? —preguntó ella.
—No lo saben, llegó al orfanato cuando tenía días de nacida. Así que tendremos que asignarle uno —respondió.

Él dejó de abrazar a su esposa y rodeó la cuna que se encontraba en medio de la habitación hasta estar frente a Yor, suavemente extendió una mano a Anya y puso su palma sobre su pequeño cuerpo con cuidado.

—El día que la adoptamos oficialmente… Ese será tu cumpleaños, pequeña Anya, dentro de un año cumplirás dos  —dijo ella casi como si Anya fuera a contestarle.

Lo que sacó una sonrisa de su esposo.

No estaba seguro como Anya estaba mostrando nuevas facetas de su matrimonio, pero ahí estaba viendo a la mujer que amaba siendo la mejor madre del mundo. Justo como la suya fue con él.

One Shots Twiyor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora