One Shots Twiyor.

Siempre has sido tú

Anya se quedó con Becky desde el viernes en la noche, estaría ahí todo el fin de semana, Bond se quedó con Franky mientras que Yor y Loid se fueron a una escapada de fin de semana en una cabaña. Están en pleno sábado, con la luz del sol saliendo por el horizonte, el sonido de la naturaleza.

Yor se movió ligeramente en la cama buscando a Loid, pero no lo encontró, su mano se extendió por el colchón, notando lo frío que estaba, se levantó hace horas. Levantó el cuerpo de la cama quedando sentada en medio buscando a él por la habitación. Pero no sé encontraba en ningún lado.

El clima afuera parecía que fuera a hacer sol, sin embargo, sólo era una ilusión, la otra mitad del cielo se encontraba encapotada por nubes, añadiendo a eso que los anteriores días había estado haciendo demasiado frío, este no sería diferente.

—¿Loid? —susurró tomando una de las camisas de su esposo para ponerla alrededor de su cuerpo, y encima el suéter azul de él.

Se levantó de la cama y caminó hacia la puerta del balcón, camino a él y abrió atravesando el marco; encontró a Loid sentado en una silla, leyendo lo que sea que estuviera frente a él.

—¿Qué haces aquí desde tan temprano? —preguntó ella acercándose a él.
—Yor, buenos días —saludó él dejando de lado el libro y sus lentes.
—¿Estás bien? —se acercó a él y Loid la abrazó con un brazo en su cintura.
—Muy bien preciosa... No quería despertarte —la hizo tropezar a propósito para que ella cayera en sus brazos.

Sentada en su regazo Yor rió suavemente pasando un brazo por sus anchos hombros, él con un brazo por su cintura y las otras dos manos sujetándose en medio de ellos.

—Estás frío —comentó ella.
—Sí, pero para eso te tengo a ti hermosa —enterró la nariz en su cabello negro y ella sonrió cuando su respiración tocó su piel.
—¡Loid! —se quejó ella con una sonrisa en el rostro.

Loid levantó la cabeza y miró a Yor con una expresión juguetona en sus ojos.

—Lo siento, no pude resistirlo —dijo con una risa suave, acariciando cariñosamente su espalda.

Yor negó con la cabeza, pero no pudo evitar sonreír ante la travesura de Loid.

—Siempre encuentras la manera de sorprenderme —respondió mientras se acomodaba más en su regazo, disfrutando de la calidez de su abrazo.

El viento soplaba suavemente, trayendo consigo el aroma fresco y húmedo de la lluvia que amenazaba con caer. Las nubes siguen cubriendo gran parte del cielo, ocultando la plena luz del sol. Sin embargo, el ambiente tenía un encanto especial, lleno de tranquilidad y un susurro de misterio.

Yor entrelazó sus dedos con los de Loid y apoyó su cabeza en su hombro, contemplando el paisaje que se extendía ante ellos. Le gustaba estar ahí, no es que no extrañara a Anya, para ella hubiera sido mucho mejor que ella y Bond estuvieran por ahí para correr en la sala haciendo ruido, el ruido familiar que a Yor le gustaba.

—Extrañando a Anya, ¿Yor? —murmuró él en su oreja.
—Es sólo que... Ya no estoy acostumbrada a no estar con ella... Pero al menos se qué podré llamarla en unas horas más —sonrió cerrando los ojos

Loid subió la mano por su muslo desnudo encontrando la piel blanca fría, aún con su mano congelada el podía notar que ella estaba fría. Ella se estremeció al sentir su tacto helado sobre su piel. Quería distraerla de su mente caótica

—Quieres tomar un baño caliente... ¿Yor?
—Por favor... —pidió ella.
—Vamos mi amor —se puso de pie cargando a Yor estilo nupcial.

Yor rió mientras se aferraba a él y dejaba besos tiernos por su cuello y mandíbula, cuando llegaron al baño. Loid abrió el grifo de dónde salía el agua caliente mientras que Yor alistaba las burbujas para ponerlos en el agua, una vez estuvo lista, Yor se sentó en un costado de la bañera, el agua caliente inmediatamente calentó su cuerpo y ella se relajó.

—Ven aquí, entra conmigo —pidió Yor con las mejillas sonrojadas.
—¿No quieres que te lave el cabello hermosa? —susurró él sentándose en el borde de la bañera y tomando su cabello largo y negro entre sus manos.
—Puedes hacerlo aquí dentro conmigo... Vamos ven —ella tomó su mano acercándose a la tina.
—Está bien, está bien...

Loid se quitó la ropa y luego entró a la tina con ella, cuando estuvo sentado, Yor se movió a él para que su espalda descansará contra su pecho, ambos empezaron a entibiar su cuerpo.

—Deberíamos venir aquí con Anya... A ella le gustaría jugar con Bond en el jardín —comentó Yor.

Loid aplicó champú en el cabello de Yor y comenzó a darle un masaje con la yema de los dedos. Limpiando cuidadosamente el cabello negro que tanto le gustaba de su esposa.

—A Anya definitivamente le gustaría este lugar. La próxima me asegúrate de que ella venga —susurró. Yor sonrió.

Subió la mano a su rostro acariciando su mejilla con el dorso de sus dedos de arriba a abajo y ladrando la cabeza para verlo. Ese sentimiento en el pecho que él ocasiona en ella cuando la adoraba como ahora la abrumaba, sin embargo, le gustaba sentirse escuchada y que él la amaba de esa manera. Definitivamente nunca hubiera creído que alguien la fuera a amar de esta manera.

—Te amo... —admitió ella con rubor en sus mejillas.
—También te amo, Yor... —ella rio y dejo un beso en su mejilla.

Loid continuó con los movimientos sobre su cabello, cuando lo enjuagó por completo aplicó un poco de acondicionador en las puntas hasta que lo dejó completamente limpio. Luego fue el turno de Yor de limpiar el cabello de Loid.

—Oye no te duermas —empujó Yor suavemente a Loid.
—Me llevas a un estado de paz que jamás tuve Yor —se dió la vuelta para besar sus labios.

Yor correspondió el beso pasando sus manos por su pecho hasta atraerlo a ella con las manos en la parte de atrás de su cuello. Loid bajo las manos a sus muslos acariciando la piel suavemente ahora tibia.

—Loid... Estamos en la tina —murmuró separándose de sus labios.
—Te amo Yor... Te amo de pies a cabeza tal y como eres... Déjame amarte como lo mereces —empezó a dejar besos por su cuello y clavículas.
—Te amo Loid...

...

Ahora estaban envueltos en toallas mientras Yor estaba arrodillada en la cama secando el cabello de Loid con una toalla. Loid miraba a Yor con cariño mientras ella secaba su cabello con delicadeza. Ambos estaban envueltos en una atmósfera íntima y relajada, disfrutando de la compañía del otro.

Después de secar su cabello, Yor dejó la toalla a un lado y se acercó a Loid, sentándose a su lado en la cama. Tomó su rostro entre sus manos y le dedicó una sonrisa llena de amor.

—Eres increíble, Loid. Siempre sabes cómo hacerme sentir especial y amada —dijo Yor con voz suave.

Loid acarició su mejilla con el pulgar y le devolvió la sonrisa.

—Yor, eres lo mejor que me ha pasado en la vida. Tu amor y apoyo significan todo para mí. Siempre estaré aquí para ti, cuidándote y amándote.

Ambos se perdieron en el brillo de sus ojos, sumergidos en el amor que compartían. Sabían que tenían un vínculo fuerte y especial, capaz de superar cualquier obstáculo que se les presentara.

Yor se acercó y posó sus labios suavemente sobre los de Loid, sellando su amor con un beso lleno de ternura y pasión. Se entregaron el uno al otro, fundiéndose en un abrazo apasionado que los envolvía por completo.

El tiempo parecía detenerse mientras se perdían en ese momento de conexión profunda. No importaba lo que el mundo pudiera traerles, tenían el uno al otro y eso era suficiente para enfrentar cualquier desafío.

Después de un tiempo, se separaron lentamente, pero sus manos seguían entrelazadas, como si no quisieran soltarse nunca.

—Te amo, Loid —susurró Yor, acercándose para descansar su cabeza en el hombro de su amado.
—Y yo te amo, Yor. Eres mi todo —respondió Loid, abrazándola con ternura.

Se quedaron así, abrazados y disfrutando de la calidez y la serenidad del momento. El amor que compartían era su refugio, su fuerza y su guía en medio de cualquier situación.

Yor cerró los ojos y respiró profundamente, sintiéndose completamente en paz y llena de felicidad.