One Shots Twiyor.

Solamente existes tú.

Día 2 Flores.

—Loid, ¿vendrás por mí? —preguntó entusiasmada.

Los ojos rojos ampliamente abiertos y con ese brillo especial, sólo por escuchar la voz de su esposo al otro lado del teléfono, simplemente su voz la llevaba a tener esa expresión en el rostro. Era el día de la madre, Anya dijo que con Loid irían por ella a su trabajo para recogerla y celebrar su día. Yor creía que no merecía una celebración por aquel día, pero Loid le dijo que era tan madre de Anya como él era su padre.

—Sí iré por ti, estoy terminando con mi trabajo aquí, pero creo que llegaré tarde.

Yor sintió un leve golpe en su pecho. Estaba muy entusiasmada con lo que ambos le dijeron, no quería desilusionarse. Se quedó callada apretando el teléfono con las manos.

—Yor —dijo esa voz que la despertaba en las mañanas—. Amor, iré por ti. Te lo prometí, ¿verdad? —aseguró cuando no escuchó respuesta alguna de ella.
—Sí, lo recuerdo Loid —apretó sus labios—. Te esperaré entonces -dijo intentando animarse.
—Yor, te amo —agregó logrando que ella sonriera contra el teléfono.
—Yo también te amo, Loid —colgó el teléfono con las mejillas sonrojadas y la sonrisa amplia en su rostro.

Sus compañeras de trabajo la estaban escuchando atentamente mientras fingían hacer su trabajo. Y en cuanto ella colgó el teléfono se acercaron a ella como cuervos en busca de comida.

—¿Tu esposo no vendrá por ti? Pero si tú no eres la madre de su hija —comentó Camila cuando estuvieron a su lado.
—Esa niña no es tu hija —agregó Sharon.
—Además, solo dejan salir a las madres hoy temprano —dijo Sharon.

Yor tuvo que contener la ira que incremento en su pecho por aquellos comentarios, apretó los labios y las manos evitando su mirada.

—Anya es mi hija. Yo la amo demasiado a ella y si me dieron permiso para irme antes a casa —se defendió Yor.
—¿Él te permite que ella te llame mamá? —preguntó Camila exagerando el tono de su voz.
—Él lo permite, porque soy madre de Anya -volvió a interrumpir intentando que sus palabras no la lastimen ni hicieran que se rompiera su voz.
—Yo no permitiría que mi hija llame mamá a nadie más, aun así, después de que yo hubiera muerto -dijo Sharon segura mientras se marchaba.
H
—Yo tampoco. No sé cómo Loid permite que reemplaces a su esposa anterior —dijo Camila logrando hartar a Yor con aquel comentario.
—¡Basta! Eso es problema mío y de Loid, no de ustedes.

Todas ellas dejaron en paz a Yor al escuchar su respuesta, nunca les había contestado a sus comentarios. Yor al ver que eso logró ahuyentarlas llegó a la conclusión de que debió hacerlo antes. Yor volvió a la computadora a intentar concentrarse en su trabajo evitando que aquellos comentarios le afectarán. Pero era imposible, el tono que usan, las palabras que decían, siempre le llegaban al corazón.

—Yor, eres la madre de Anya y mi esposa. Te mereces tanto este día como cualquier otra mujer que haya dado a luz o adoptado. Mira como esa niña se está esforzando por lo que sea que esté haciendo en esa habitación -susurró contra su oreja mientras la abrazaba por la cintura.

Recordó que la sensación de paz inundará su cuerpo para poder calmar la ira que estaba en su interior. Luego recordó el abrazo que le dio Anya, lo seguro que se sentía abrazar a su hija y saber que estaba a salvo y en sus brazos, luego recordó el beso que le dio Loid después de aquella conversación tranquilizando sus inseguridades. Su corazón latió despacio nuevamente hinchándose de amor por ellos.

Las horas pasaron sin ningún inconveniente hasta que llegó el mediodía, hora en la que las madres podrían retirarse para ir a celebrar con sus familias, a Sharon la recogieron su esposo y su hija, mientras que Yor se quedó esperando en la banca afuera del ayuntamiento.