Jaime.

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Serie: Layra.

Anya se encontraba sentada en el suelo de la sala, rodeada de una colorida colección de juguetes esparcidos a su alrededor. Con una sonrisa luminosa en su rostro, sostenía en sus manos un brillante juguete de peluche con forma de elefante. Sus ojos brillaban con entusiasmo mientras movía el juguete de un lado a otro, atrayendo la atención de Layra, su hermanita de un año de edad.

Layra, con curiosidad infinita, gateaba hacia Anya con una risita traviesa. Sus manitas rosadas se extendían hacia el juguete, y Anya lo movía con suavidad, manteniendo el juego a la altura perfecta para Layra. Cada vez que el elefante de peluche cambiaba de dirección, Layra soltaba una risita y movía sus brazos con emoción.

Desde la cocina, Yor observaba la escena con una mezcla de amor y admiración. Sostenía una taza de café caliente entre sus manos, pero su atención estaba completamente centrada en sus hijas.

Anya continuaba jugando creativamente con Layra, incorporando suaves movimientos y sonidos alegres que mantenían a su hermanita completamente fascinada. Las risas llenaban el aire, creando una atmósfera llena de calidez y amor. Anya finalmente decidió que era hora de un cambio de juego y sacó un libro de cuentos de la pila de juguetes. Se acomodó en el sofá con Layra en su regazo y comenzó a hojear las páginas con colores brillantes y dibujos encantadores.

Yor se acercó sigilosamente a la entrada de la sala, manteniéndose en silencio para no interrumpir la concentración de las niñas en su lectura. Hasta que Layra soltó un bostezo. Entonces Yor se acercó.

—Hola mis niñas —colocó la taza de café en la mesa pequeña y se sentó a lado de Anya.
—Mamá —pronunció Layra extendiendo los brazos para Yor.
—Pero estás con Anya, quédate con ella —dijo Yor.
—¡Mamá! —habló más fuerte.

Anya se rió a carcajadas, extendió a Layra para que Yor la sostuviera entre sus brazos.

—¿Te sientes mejor mami? —preguntó Anya arrodillándose en el sofá para ver cómo su mamá arrullaba a su hermana en sus brazos.

Yor arrulló, acariciando su mejilla con el dorso de su dedo índice, balanceándose de atrás hacia adelante murmurando la canción de cuna para Layra.

—Sí, estoy mejor... Vamos a la cama, tu hermana tiene sueño y tu papá llegará mañana, vamos —Anya se puso de pie y ayudó a su mamá a levantarse.

Layra se estaba quedando dormida contra los brazos de su madre, Yor acariciaba su cabello corto que le llegaba hasta el arriba de los hombros. Todas llegaron a la cama matrimonial del piso de arriba, Anya subió a la cama y Bond a los pies de la cama mientras Yor se acostaba con cuidado con su pequeña hija en brazos. Al llegar a la cama, Layra se acostó de espaldas entre su hermana y su mamá, Yor se acomodó de lado para ver a sus dos hijas y Anya también para verlas.

El viento soplaba afuera, la luz de la luna alumbraba la habitación, Yor sonrió en ese cálido ambiente, al ver a sus hijas dormir a su lado, ella se levantó de la cama, se puso el pijama y trajo una manta para cubrirse durante toda la noche. Acarició el rostro de sus hijas hasta que se durmió.

Cuando volvió a abrir los ojos, aún era de noche, pero le sorprendió escuchar pasos por la casa. Volteó a ver sobre su hombro, la puerta de su habitación estaba abierta, la luz del pasillo estaba prendida. Volvió a ver sus hijas ambas acostadas abrazadas a su lado. Ella se extrañó y se levantó de la cama.

Loid entró a la habitación, Yor sonrió al verlo.

—No pensé que llegarías tan temprano —intentó incorporarse en sus piernas pero él no la dejó.
—Tranquila, apresuré las cosas y quise volver antes —puso las manos en sus hombros y la vio a los ojos—. Las extrañé —susurró apoyando la frente contra la de ella.

One Shots Twiyor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora