La seguridad que brindas.

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Loid se despertó a las cuatro de la mañana y lo primero que noto cuando se adaptó a la oscuridad fue que Yor no estaba en su lugar de la cama, fue por no sentir su peso sobre él que lo despertó inmediatamente. Tenía que conservar sus sentidos para proteger a Yor ahora que tenía nueve meses de embarazo y en cualquier momento ella podría dar a luz a pesar de que dijeron que ella aún tenía dos semanas más de gestación.

Extendió la mano a su lugar el cual ya estaba frío, hace ya un tiempo que ella ya no estaba en la cama. Se levantó del colchón, tomó su cárdigan azul (el cual era extraño que estuviera lejos del cuerpo de Yor), salió de la habitación buscando a su esposa.
La antigua habitación de Yor estaba oscura y vacía. La habitación de Anya estaba cerrada y cuando la abrió únicamente se encontró con Anya durmiendo abrazando a Bond. Cerró la puerta nuevamente y fue a la sala encontrándose con Yor acostada en el sillón.

Una mano se encontraba sobre su vientre, su cabeza sobre su otra mano, los ojos estaban cerrados pero no estaba durmiendo, estaba cantando una canción. La misma canción que ella le cantó a él cuando lo pateó, él sonrió recordando aquello y se acercó a su esposa haciendo un poco de ruido para no asustarla.

—Yor, vuelve a la cama aquí te hará frío —extendió sobre su cuerpo el cárdigan azul y ella sonrió débilmente.
—Perdón Loid, no quería despertarte... Deberías volver a la cama —dijo suavemente.
—¿Y dejar a mi esposa con sus sentimientos sola en la oscuridad? No lo creo... dime ¿qué sucede? —preguntó él con calma.
—No lo sé... Sólo quiero llorar acariciar a Layra, no sé porque nuevamente estoy llorando...

El rubio se arrodilló en el piso quedando a la altura de ella, puso una mano en su mejilla limpiando sus lágrimas y la otra fue a su cabello para acariciarlo.

—¿Qué estás pensando entonces hermosa? Quiero ayudarte a superar esto... pero necesito un poco de contexto.

Ella negó con la cabeza sin poder expresar lo que sentía. Su corazón latía con fuerza contra su caja torácica, sus extremidades temblaban y tenía un miedo constante a salir de su casa o a empezar con el labor de parto.

—Loid estoy temblando... —susurró.
Ella no estaba temblando de frío.
—Dame tus manos Yor —enredaron sus manos en medio de ambos—. Dime, a dónde fuiste cuando viniste aquí —acarició su brazo transmitiendo calor.
—El accidente... sé que dijimos que... se iría todo eso al pasado pero... —tomó aire evitando llorar—. No quiero que le pase nada a ninguna de ellas, o a ti e inclusive a mí y que no pueda verla... Quiero ver a mi hija, a mis hijas y a mi esposo... —las lágrimas se formaron en los ojos de Yor.

Loid por fin entendió lo que estaba pasando. Tenía miedo irreal a que algo le pasará a los miembros de la familia. Pero no iba a servir con ella las palabras "todo estará bien" o "estoy aquí para ti". Ella quería pruebas, certeza de que todo iba a estar bien y que nada le pasaría a ninguno de ellos. Sin embargo, él no necesitaba pruebas de algo, él estaba seguro que protegería a sus chicas cueste lo que cueste.

—Shh, nena, ¿no quieres volver a la cama y le cantamos a Layra juntos? Necesitas descansar, los últimos dos días no has dormido nada —acarició su mejilla.
—No... Me hace calor Loid —se quejó cerrando los ojos.
—Bien, entonces dormirás en un sillón incómodo —se puso de pie.

Antes de que Yor pudiera preguntar a dónde se dirigía, el rubio la hizo sentarse se sentó a su lado y le indico que apoyará la cabeza en su regazo, se acostó de lado apoyando el vientre abultado en los cojines del sillón y su cabeza en sus muslos usándolo como almohada, las dos manos de Yor acariciaban su vientre, mientras que una de él se enterró en el cabello negro de su esposa y el otro a su vientre.

—Tienes que calmarte amor, mientras yo esté a tu lado jamás dejaré que te pase algo —acarició su cabeza y vientre.
—No puedes cuidarme de todo Loid... Ese accidente, no pudiste evitarlo... ¿qué pasa si...
—Shh, no te va a pasar nada más. Soy el mejor espía, puedo asegurar que no va a pasar nada —ella asintió con la cabeza.

No entendía porque, pero si él decía que ella iba a estar bien que la cuidaría sea lo que sea, ella le creía cada palabra. Sonrió ampliamente y dejó de lado sus preocupaciones concentrándose únicamente en las caricias que Loid le brindaba a su cabeza o a su vientre.

—¿Aún quieres que le cante a Layra? —cuestionó sintiendo un movimiento leve de ella en su interior.
—Claro que si amor —junto sus manos en su vientre y enredaron los dedos.

Yor empezó a cantar la canción mientras que Loid acariciaba a su esposa llevándola a un punto de adormecimiento, la voz de Yor empezó a ser mar débil, sus ojos se cerraban pero ella batallaba por seguir despierta y contarle a Layra, sin embargo, Yor se dejó vencer con el sueño y se quedó dormida en el sillón ahora dejando de lado el miedo y su ansiedad.

Levantó suavemente la cabeza de Yor de sus piernas y se puso de pie, cubrió a Yor con su cárdigan azul y luego la cargo estilo nupcial hasta su habitación. Ahora era un poco más pesada, pero era por un peso adicional que ella tenía. Se movió un poco en sus brazos, sin embargo, con el aroma de Loid alrededor de ella se quedó tranquila y durmió. El rubio llegó a la cama y acostó a Yor en su lado izquierdo, apoyó su vientre en una almohada, cubrió su cuerpo con la sábana hasta la cintura y la dejó con el cárdigan azul.

De ninguna manera iba a dejar que su esposa durmiera en el sillón frío en medio de la noche fría y sin su compañía o supervisión.

Se acostó a su lado mirando el rostro dormido de su esposa, los labios ligeramente abiertos y un leve ronquido saliendo de ellos, su rostro relajado pero aún con las manos en su vientre como protegiendo a Layra aún estando dormida. Sonrió ampliamente Loid y se acercó a la mujer depositando un beso protector en su frente.

—Mientras esté vivo, no dejaré que nada les pase a mis chicas... Ahora duerme preciosa —puso una mano en su vientre e inmediatamente sintió una patada de Layra.

Sabía que esa pequeña ya estaba en posición para salir, se emocionó mucho de conocer a la pequeña y hermosa vida que su esposa ha estado creando hace nueve meses ya. Sin que nadie lo viera bajo los labios a su vientre y beso la piel de Yor.

—No lastimes mucho a mamá, ella te protegerá sea lo que sea y yo también.

El resto de la noche cuidó a su esposa de cualquier molestia que ella pudiera tener y se durmió hasta las once de la mañana cuando se despertó encontró a Anya durmiendo a su lado y a su esposo detrás de su hija cuidándola.

Esto era seguridad para ella, sonrió ampliamente y se abrazó a su familia. Lo único que necesitaba y quería era justo con ella.

One Shots Twiyor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora