Sé que volverás a mí...

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No te vayas.

—No te vayas —susurró.

Loid se quedó paralizado, agarrando él pomo de la puerta dándole la espalda a ella.

Sabía que tenía que irse antes, sabía que si quería dejarla tranquila tenía que haberlo hecho unos minutos antes, así ella no estaría ahí. No le estaría pidiendo que se quede.

—No puedo —respondió.

Escucho un paso a su espalda. Pero luego nada.

—¿Por qué? —preguntó en un hilo de voz.

¿Qué acaso no la amaba? Por supuesto que no. Su corazón ahora estaba sangrando. No quería dejarla, todo lo que no quería era perder a la única persona con la que verdaderamente encajo después de años. Después de todo, ella fue quien logró llegar hasta su corazón y hacer que su vida tuviera luz otra vez.

Todo lo que no quería era irse. Solo quería quedarse con ella.

—No me hagas esto más difícil, por favor... —suplicó él.
—No. Quiero explicaciones —habló, en un hilo de voz.

¿Cómo le explicas a la persona que más amas que te vas porque tú eres quien va a arrastrar esa persona al vacío? ¿Cómo explicas que el verdadero problema es uno y no la otra persona? ¿Cómo?

—Yor... Déjame ir, por favor...
—¡No! Dime. ¿Qué hice? —gritó.

Loid bajó la cabeza, sus ojos miraron la madera de la casa que había construido con ella. Cuando tenían veinticinco, ambos se mudaron juntos y construyeron está casa, este hogar. Por años han vivido juntos... Pero en cuanto ella habla de hijos... Él simplemente supo que no podía.

Iba a ser un terrible padre.

No tenía ejemplo al cual seguir, prácticamente fue criado en la calle, su mamá murió cuando él era muy joven y su padre nunca fue uno. Él vivió con su padre hasta los catorce, cuando se escapó lejos de él y decidió vivir solo, aún si eso era en la calle.

No podía tener hijos. No quería.
No quería decepcionar a un niño, fallarle a alguien que no tenía absolutamente la culpa de nada.

Por lo que no podía estar con Yor.

Tenía que dejarla ir, tenía que asumir que él era y siempre sería un obstáculo para ella y su deseo de ser madre. Y no podía hacerle eso. No a la persona que más ama.

—¿Es por lo que discutimos? Loid, por favor... Quédate. Podemos solucionarlo podemos...
—No. No podemos —cortó Loid el habla de ella.

Yor retrocedió unos pasos cuando Loid se dio la vuelta a ella.

El tema sugirió de repente, Yor dijo que quería un hijo, Loid no contestó, evadió el tema hasta que ella volvió a preguntar y el problema empezó. Yor insistía y quería saber las razones de él para no tener hijos.

De cierta manera, ella lo sabe. Ella sabe que él tiene miedo de fallarle a un pequeño. Ella sabe que él tiene miedo a la estabilidad y que se la quiten de un momento para otro. Ella siempre supo que él era de esta manera. Y aún así, decidió que enamorarse de él era algo bueno.

—¿Por qué no? Podemos llegar a un acuerdo... Loid solo escúchame.

En un movimiento rápido, ella se acercó a él, sujetó sus manos entre las suyas y sus ojos se encontraron por fin en la penumbra de la oscuridad. Ojos rojos brillando de lágrimas no derramadas. Lágrimas que él provocó.

—¿Acuerdo?
—Sí... Yo, no quiero perderte, Loid. Por favor... Eres más importante que unos bebés que no existen aún. Quédate —suplicó.

Loid negó con la cabeza. No iba a permitir que ella se perdiera por él. Que dejara de querer lo que ella desea por él. No dejaría que ella dejara de ser Yor para que él se quedará. No era justo.

—No. Yor, no renuncies a lo que más quieres por mí. No es justo —Loid deslizó sus manos de su agarre.

Yor en ese momento soltó lágrimas por sus mejillas, intentando volver a sujetar la mano de él entre las suyas y traerlo a él.

—Loid... Por favor, no te vayas —rogó.

Loid cerró los ojos con fuerza dándole la espalda. No podía verla llorar, no podía verla hacer esto. No quería. Pero debía. Debía alejarse de ella para que pudiera ser feliz, incluso si eso significaba que él no era parte de esta. Ella es joven, puede superarlo y continuar, amar a alguien que quiera una boda enorme, una familia grande y todo lo que él no le puede ofrecer.

Estabilidad.

—No debes renunciar a lo que más deseas por alguien.
—Loid, lo que más deseo no son hijos... Yo si quisiera pero...
—Pero no, Yor. No nada.

Yor se abrazó a sí misma. Afuera llovía, la noche oscura acompañada de una tormenta. Que de vez en cuando brindaba luz a la habitación, ella podía ver qué él apenas tenía una maleta con él. Estaba huyendo de ella.  Se iba a ir, sin ninguna explicación.

Algo que hizo que su corazón se partiera en dos.

—No te convenzas a ti misma de esto. Puede que ahora renuncies a ello. Pero dentro de unos años, cuando veas un niño en la calle y desearás que los hubieras tenido, me odiaras. Yor, por favor. Entiende, déjame ir, déjame hacerte feliz... Porque no encontrarás esa felicidad conmigo.

Yor negó repetidas veces con la cabeza.

"Esto no está pasando, no está pasando" se repitió a sí misma una y otra vez.

Loid se dio la vuelta, de nuevo. Únicamente para dejar un beso en la frente de Yor, deseando que él fuera diferente, que tal vez de no haberse cruzado en el camino de Yor esto no estaría pasando. No tendría que partir el corazón de la persona que más amaba para que pudiera ser feliz.

—Siempre te amaré... Eres la persona que más amo —susurró.
—Yo quiero estar a tu lado Loid... No te vayas —pidió.

Loid dejó una última caricia contra su mejilla, limpiando el brillo de la lágrima que manchó su mejilla.

—Te deje una carta en el velador, léela por favor. No puedo despedirme de ti cara a cara... Te amo.

Soltó el agarre sobre ella, abrió la puerta de un rápido movimiento y se fue.

Esa fue la última vez que habló con Yor. Al menos hasta ahora, que estaba parada frente a él, arrojando su cigarrillo fuera de sus labios.

...

¿Perdón? Jajaja estaba escribiendo con Taylor Swift de fondo y se me fue jajaja. Habrá un final feliz, lo prometo. Gracias por leer 😊.

One Shots Twiyor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora