El orden natural de las cosas.

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Abrazos.

—Quédate quieta, Anya —susurró Loid—. No te pares en la punta de tus pies, eso es trampa.
—¡Quiero ser más alta! —exclamó ella extendiendo los brazos hacia arriba.
—Es trampa.

Ella cedió y se paró de nuevo en sus pies, puso la espalda recta contra la pared e intentó alzar un poco el mentón, él se dió cuenta y bajo su rostro con una sonrisa divertida.

Tomó el lápiz del suelo y marcó con una línea en la pared su altura, ella se apartó y se fijó en las medidas. Dos centímetros más alta que el mes pasado.

—Creciste dos centímetros —informó Loid.
—¡Soy más alta! —gritó corriendo por el departamento, como si hubiera ganado algo importante.

Él se rio a carcajadas. Anya desapareció detrás del pasillo que daba a la cocina y escuchó a Yor comentar con Anya sobre su pequeño crecimiento, solo entonces él volvió a ver la pared de la habitación de Anya y encontró que había crecido un total de diez centímetros desde que llegó a su vida.

Ella estaba creciendo, no se quedaría pequeña y tierna, era normal pero él no había pensando en ellos, pensó que la misión duraría menos de un año, que no tendría lazos tan fuertes con ellas. Ya tenía una relación con Yor, dormía con ella todas las noches en la misma cama, quería a Anya como a una hija.

Mientras más se quedaba con ellas, más difícil y complicado sería todo cuando está misión acabe, destrozaría su corazón, el de ella y el suyo.

—Hey, ¿estás bien? —preguntó Yor revolviendo su cabello con sus dedos.
—Todo bien, no te preocupes —tomó su mano y dejó un beso en la palma de su mano.
—Ven, la cena está lista —dijo ella, agachándose para besar su cabeza.

No era necesario que ella le preguntara qué es lo que estaba pasando por esa cabeza, al ver su rostro nostálgico y la mirada clavada en las medidas de Anya lo supo de inmediato.

—Loid —llamó ella.
—¿Sí?
—Puedes pararte, tengo que hacer algo.

Él asintió, se puso de pie en dos movimientos y quedó frente a frente con esos hermosos ojos que lo miraban como si él no fuera un monstruo.

—Aunque Anya crezca y se convierta en una mujer que puede que sea más alta que yo, seguiría siendo tu hija —comentó.
—Yo no…
—Sé lo que estás pensando. Cuando Yuri crecía yo constantemente me ponía triste porque no quería que lo hiciera.

Él apretó los labios y bajó la cabeza. Era más complicado que eso, aunque después de todo por ese pensamiento habían comenzado todos los demás.

—Está creciendo —dijo suavemente.
—Sí, lo está haciendo, eso es bueno —comentó ella.

Sin decir más nada, tomó su rostro entre sus manos y acarició con las yemas de sus pulgares sus pómulos, a lo que él cerró los ojos y llevó sus manos a su cintura.

—Aunque son dos centímetros y realmente ella no se ve más alta —susurró apoyando la frente contra la de ella.
—Pero ella se siente así y no vamos a quitarle su felicidad… tenemos que ir a cenar —murmuró.

Pero era tan fácil perderse en ella, un toque, una palabra y él estaba completamente con la guardia baja y confiando a ciegas en su esposa. La única capaz de hacer algo como eso.

—Entonces voy a besarte antes de que Anya nos vea y un abrazo, solo para recargar mi batería —informó.

Yor se rio a carcajadas, su aliento chocó contra sus labios lo que solo envío una corriente eléctrica por su espalda, ella abrió los labios y dejó que Loid la besara.

Ella deslizó las manos por su cuello hasta enredar sus dedos en su cabello rubio atrayendo sus labios más a los de ella, él sabía a menta, a limón, sus besos la hacían tener vértigo, pero le encantaba. Hasta que él se separó de ella y enterró sus cabeza en su cabello negro con la intención de ocultar su rostro en su cuello.

La dejó con los labios abiertos y la respiración acelerada, aún no estaba acostumbrada a recibir tanto amor de esta manera, a sentirse amaba por él. Era nuevo y daba miedo, pero era feliz. Ella sonrió y lo apretó contra su cuerpo.

—Ella está creciendo bastante rápido, no me di cuenta hasta hoy —susurró.
—Sí lo sé, es el orden natural de las cosas Loid, ella se convertirá en una joven hermosa antes de que nos demos cuenta —habló ella acariciando su espalda y cabello.

Él absorbió lo que ella estaba brindando. Empezaba a odiar está misión, no quería dejarlas, había echado raíces con ellas, quería quedarse y eso lo aterraba. Por ahora, decidió concentrarse en su olor, a frutas, en lo cómoda que se sentía. La amaba. Las amaba.

—¡Mami! La comida se está quemando —Anya lo sacó de sus pensamientos.

Loid soltó el abrazo que tenía sobre ella. Dejó un beso contra la punta de su nariz y caminó por el pasillo hasta la cocina.

—No se está quemando Anya, todo está bien. Ahora ve a lavarte las manos, ya serviré la comida —habló Loid.
—¡Voy! —Anya pasó saltando por el pasillo, mientras que Yor intentaba calmar su corazón acelerado.

Ella arregló su suéter rojo y caminó de nuevo a la cocina, dónde encontró a Loid sirviendo la comida de espaldas a ella, en un arranque de valentía, Yor envolvió los brazos alrededor de su cuerpo apoyando la mejilla izquierda en su espalda.

—Pero estaremos aquí para Anya, cuando sea adolescente, una joven hermosa y hasta adulta… Estaremos aquí para ella siempre que nos necesite —habló ella, antes de dejar un par de besos contra su hombro.
—Lo estaremos… —aseguró Loid observándola sobre su hombro.

Solo esperaba que así fuera. Quedarse con ellas. No entendía qué momento sucedió, que momento sus prioridades cambiaron pero lo aceptaba.

...

¿Perdón? Me perdí un buen tiempo escribiendo Twiyor, un tiempo pensé que ya no era lo mío y un par de comentarios hicieron que dudará aún más y dejé de escribir para ellos. Estoy recuperando mi confianza escribiendo a ellos dos pero lo estoy intentando. Gracias por leer, esto pertenece a un Prompt de la cuenta Daily Twiyor Prompts: Cuddling. Espero que les guste, hasta aquí mi reporte Joaquín.

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⏰ Última actualización: Aug 14 ⏰

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