Aleja sus pesadillas.

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Su cuerpo estaba tendido en la camilla, el marcador de latidos en una sola línea recta, su boca sangraba, tenía sangre sobre el pecho, manchando su ropa. Pero sus ojos estaban cerrados. No podía ver esos ojos rojos.

Ella estaba muerta.

Loid solo pido sujetar su rostro entre las de él, al toque ella estaba fría. Su pecho no se movía, no estaba respirando, no estaba ahí con él. Ya no estaba ahí.

Sus pulgares limpiaron la sangre de la mejilla pálida de ella, acercó su frente a ella y se apoyó, casi como si pudiera traerla con ese acto a él.

Yor, la mujer bella, tan brillante como la luz del sol, su chica fuerte acostada en un cama, sin vida.

No era justo.

—Vuelve a mí, Yor... Por favor, muéstrame tus ojos. No sé qué haré sin ti...

Brincó en la cama, de un saltó quedó sentado, lo primero que vio la habitación oscura, giró la cabeza a dónde se encontraba ella. Y ahí estaba ella.

Acostada, con color en sus mejillas, la boca abierta mientras sus hombros se movían evidenciando que estaba respirando. Ella estaba viva.

Un suspiro salió de su boca.

Ella se movió, restregó el rostro contra su almohada, movió su mano por las sábanas en busca de él. Loid mientras tanto solo sonrió. Asimilando el hecho de que todo era una farsa, que Yor estaba viva y con él.

—Loid —murmuró.
—Aquí estoy, mi amor —Loid sujetó la mano de ella con la de él y llevó su piel a sus labios dejando un beso en ese sector.

Yor gimió y abrió los ojos, subiendo la mirada para encontrarse con esos ojos azules oscuros. Él se volvió a acostar en la cama, mirándose frente a frente. Yor sacó la mano de las mantas y la extendió a su rostro. Tocando su mejilla con la punta de los dedos.

—¿Estás bien? —preguntó ella.
—Estás aquí y eso es todo lo que necesito —aseguró Loid.

Loid enganchó la mano en su muslo, arrastró su cuerpo a él, ella se rio suavemente hasta que quedaron juntos; pecho con pecho, sus brazos abrazándose.

—¿Fue esa pesadilla otra vez? —susurró.
—Sí.

Ya no sabe cuántas veces se despertó asustado. Ella solía tener que abrazarlo, dejar que su oreja se apoyará donde estaba su corazón para escucharla viva, ella le acariciaba el cabello una y otra vez hasta que se quedaba dormido en sus brazos y ella lo seguía pocos minutos después.

Ahora, era un poco más tranquilo y de hecho él ya no tenía esas pesadillas con tanta frecuencia como antes. Ahora era una vez al mes, tal vez dos. Pero no más.

—¿Otra vez fue un accidente?
—Sí. Pero cuando llegué... tú ya no estabas respirando —contestó.

Yor asintió con la cabeza. Ahuecó la mejilla de él en su palma, acercó su rostro y apoyó la frente contra la de él. Loid dejó escapar un suspiro largo.

—No era real. Estoy aquí —contestó, calmada.

Loid asintió con un movimiento, pero sus manos decían otra cosa, abrazando a Yor cerca de él, recorría su cuerpo con sus manos, sintiendo el calor vivo emanar de su cuerpo.

—Lo sé.

El día en que ella casi se desvanece en sus brazos fue el detonante para todas estas pesadillas. Ella se ahogó hace tanto tiempo, casi la pierde. Estuvo a nada de pasar el resto de su vida sin ella, que ahora cualquier momento con ella respirando a su lado, era algo que él iba a guardar en su mente y corazón para los momentos como estos.

—Odio verte así —murmuró ella, pasando las manos por su cabello rubio.
—No es tu culpa.

No era su culpa. Loid estaba consciente que no era ella la que se ahogó a propósito, fue un accidente, el freno del auto no funcionó y el cinturón de seguridad se tranco, el auto se hundió y ella se ahogó.

No era su responsabilidad estás pesadillas.

—Aun así... Tu corazón late como loco y sé que es porque creíste que todo lo que sucedía en tu sueño era real. Lo siento.

Loid negó con la cabeza. En lugar de hablar, él atrapó sus labios en un beso corto y lento. Un besó con la única intención de que ambos supieran que está era la realidad. La realidad en la que ella está viva, en la que están juntos, en la que ella está casada con él y está a su lado.

Pero, esos momentos que él estuvo afuera de su habitación, viendo por la ventana que daba al corredor, ella tan fría como un hielo, fría como la nieve y azul. Sin una pizca de vida en ella, cree que son imágenes que no puede olvidar.

Porque cada que se despierta tiene que verla respirar, con color. Ese evento lo arruinó para él el resto de su vida. Y es peor que las pesadillas que lo atormentan.

La peor pesadilla para él siempre será perderla, en este o en cualquier universo.

La vida era efímera y en un abrir y cerrar de ojos él puede perderla. Esa es la pesadilla con la tiene que lidiar todos los días.

Aunque él consuelo llega casa que ella llega a casa y lo besa, cada que ella pone su palma en donde late su corazón.

Ella toma su muñeca, sintiendo el peso de su brazo musculoso y presiona la palma de su mano en su pecho, por encima del busto y más inclinado al costado izquierdo de ese lugar y siente su corazón latir rítmicamente, fuerte contra su palma.

—Te amo —murmuró.

Palabras tan simples como eso significan tanto viniendo de la única persona que puede asustarlo de esta manera, pero la misma persona que puede hacer que sus mejillas duelan por la sonrisa que sostiene en sus labios.

Ella encontró el camino de vuelta a él. Ella dijo que él era su hogar. Él cree eso.

Solo quisiera que las pesadillas y el miedo se fueran por completo.

—Te amo, mi amor —aseguró él.

Por ahora era todo lo que necesitaba. El abrazo de su esposa completamente viva frente a él.

Ella estaba alejando sus demonios y pesadillas.

...

Ando últimamente muy inspirada en escenarios que no son de ninguno de mis fanfics jajaja. Gracias por sus comentarios 🥺 me encantan leerlos 💞 aquí les traigo algo corto también, espero seguir teniendo está inspiración. Gracias por leer y comentar 💞

One Shots Twiyor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora