Cómodas contigo como su madre.

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Loid cruzó la puerta principal y fue recibido por Bond, él acarició al perro saludándolo de vuelta mientras dejaba su abrigo en el perchero. Caminó hacia la cocina dejando sobre el mesón la tarta de manzana que tanto le gustaba a Yor. Lo que le extraño es que el departamento estuviera muy oscuro, apenas dos lámparas de la sala de estar estaban prendidas y ni siquiera Anya estaba haciendo el ruido que siempre suele hacer, estaba en su habitación, la única habitación que estaba completamente prendida.

—¿Anya está todo bien? —preguntó.
—A mami le duele la cabeza es por eso que todo está apagado y ha estado en su habitación desde que yo llegué de la escuela, tampoco ha comido nada... Creo que está enferma...

Loid se acercó a su hija, se puso a su altura y la saludo con un beso en la mejilla.

—Hola papi —sonrió mientras jugaba con el señor pingüino en el piso.
—Iré a ver a tú mamá, quédate aquí...
—Con cuidado, creó que estaba durmiendo —advirtió su hija.

Loid se puso de pie e inmediatamente camino a su habitación, giró el pomo de la puerta y la abrió con cuidado, la habitación estaba oscura a excepción de la luz de la luna que entraba por la ventana alumbrando a Yor. Ella estaba acostada sobre la cama dándole la espalda a Loid, su cabeza sobre una de sus manos y la otra en su creciente bulto, parecía sólo estar descansando ya que hizo movimiento cuando escuchó a Loid.

—¿Estás bien? —susurró Loid.
—Loid... No me siento muy bien... Me duele la cabeza mucho —hablo tan despacio que casi era inaudible.

El hombre se acercó a su esposa embarazada, tocó un hombro con suavidad y se agachó a su altura besando su sien izquierda, su cabeza estaba en fiebre, pero en cuanto busco síntomas en el resto de su cuerpo la temperatura era normal, puso una mano en su espalda baja y la acarició en círculos.

Este no era su día.

Por la mañana había empezado a vomitar nuevamente, horas después de que Anya se fuera a la escuela ella sintió un dolor fuerte en su cabeza lo que la llevó a la cama y luego incrementó el dolor en su espalda y hombros.

—No pareces estar resfriada, creo que son síntomas normales del embarazo hermosa —consoló acariciando su espalda en círculos reconfortantes.
—Loid, vomité el desayuno y no le di nada de comer a Anya cuando llegó... Y yo...
—Traje comida para ambas pero ¿Estás segura que quieres salir? Aquí pareces estar cómoda...

Ella negó con la cabeza suavemente.
En cuanto Anya llegó a casa tan enérgica como siempre Yor le pidió que mantuviera silencio por favor, pero para Yor en su mente sonó como una orden, casi como si le hubiera gritado a su hija.

—Quiero ver a Anya... En la tarde le grite, la trate mal, tengo que disculparme con ella... —las lágrimas se formaron en el contorno de sus ojos.
—Ella no está enojada contigo, incluso me pidió que tuviera cuidado al entrar aquí. Ella no está molesta contigo —acarició su cabello largo sobre el hombro izquierdo.
—Trate mal a Anya... Por favor quiero salir con ella... Necesito disculparme con Anya —sollozó.

Loid se movió a la puerta y llamó a Anya para que fuera a su habitación. Ella entró tímidamente a la habitación de sus padres y con pasos suaves se acercó a su mamá.

—Anya... Lo siento mucho, no quería gritarte —extendió los brazos indicando que la abrazara.
—Abraza a mamá, vamos, no aplastarlas al bebé ella lo cuida —indicó Loid mientras la subía a la cama.
—Anya no está enojada con mamá —dijo la pequeña mirando los ojos llorosos de su mamá.
—¿No? —preguntó dudosa.
—No, Anya entiende que a mamá le duele la cabeza —se acostó frente a su mamá y la abrazo sin aplastar su vientre de siete meses de embarazo.

Yor enterró el rostro en el cabello rosado de su hija mientras que la niña la abrazaba del cuello sobre su vientre sin querer incomodar ni a Layra ni a su mamá. Cómo si bajara la guardia, Yor dejó ir toda su frustración y dolor con lágrimas que mojaban el cabello de su hija. Loid acarició la espalda de su esposa con una mano mientras que la otra ordenaba el cabello de su hija. Sus tres chicas estaban frente a él juntas todas en un abrazo y no había nada más que él pudiera pedir.

—Lo siento Anya... ¿Puedes perdonarme? —suplicó.

Anya miró confundida a su papá, Loid sonrió de lado y asintió con la cabeza asegurándole a Anya que comprendía su confusión pero que la disculpara por algo que no hizo para que ella dejara de llorar.

—Está bien mami —Anya subió una mano al cerquillo de su mamá y la acarició como si acariciara a Bond.

Yor sonrió ampliamente sabiendo que de aquello era cómplice Loid, apretó a su hija controlando su fuerza.

—Ahora podemos comer aquí lo que traje, deben tener hambre ambas —Loid limpio el rostro de su esposa sonriéndole.
—Pero... Vamos a ensuciar todo —dijo Yor.
—Mañana puedo limpiar hermosa, tu cabeza duele y tu espalda no quiero que te muevas —susurró.

Besó su frente después de haber apartado su cerquillo de la frente, se movió a la cocina para traerles a su esposa su tarta y a Anya lo que trajo para ella. Yor se sentó en la cama apoyada contra el espaldar mientras que Anya se movió a su lado sentándose como su mamá y con las manos en su vientre tocando a Layra.

—Layra te está ocasionando dolor de cabeza, ¿Verdad? —sus ojos verdes subieron al rostro dulce de su mamá.
—Sí, pero no es su intención, seguramente para mañana estaré mejor —dijo su mamá acariciando su cabello rosado.

Anya ya podía leer la mente de su hermana sin embargo, no entendía la mayor parte del tiempo lo que ella decía o pensaba, pero lo que sí podía entender era lo feliz que le hacía escuchar a su mamá cantándole a ella o a Anya para que durmieran sólo escuchar la voz de su madre era suficiente para mantenerse tranquila. Pero ahora Layra estaba durmiendo, por lo que decidió leer la mente de su madre, aunque no tuviera permiso para hacerlo.

Anya será una buena hermana, de eso no tengo dudas, Loid será excelente para calmar al bebé, pero no estoy segura que yo pueda con un bebé...

Su mamá cerró los ojos ante ese pensamiento acariciando su vientre.
Anya abrazó el brazo de su mamá y sin decir nada Yor comprendió que ella le leyó la mente.

—No me hagas caso, las hormonas empeoraron mis inseguridades...
—Ten —Loid le pasó un platillo a Anya con una cucharilla y la de Yor la dejó en la mesa de noche.
—Mamá es buena, tanto que Layra nunca está incómoda contigo.
—¿Puedes leer sus pensamientos? —sus ojos rojos brillaban de curiosidad.
—Un poco, a veces no la entiendo, pero siempre está cómoda contigo, serás una buena mamá para Layra, ya lo eres para mí —exclamó.

Yor cerró los ojos con fuerza por el dolor de cabeza que se intensificó por el grito de Anya.

—Traeré una compresa fría para tu cabeza. Anya no grites —acarició la cabeza de Anya suavemente y salió nuevamente por la puerta.
—Lo siento —pidió.
—Está bien Anya... Gracias por decirme que a Layra le gusta estar conmigo... Gracias.

Besó la cabeza de su hija y lanzó lágrimas de alegría.

Puede que después de todo sea una buena madre para ambas.

Anya se sintió segura en la cama junto a su mamá y hermana mientras Loid cuidaba de su esposa ayudándole a comer de a poco mientras aplicaba la compresa fría sobre su cabeza. No era necesario leer la mente de ninguno de ellos para comprobar que eran felices juntos, mientras viera la sonrisa en el rostro de su madre y su papá.

—Anya dice que Layra se siente bien conmigo... Dice también que le gusta que les cante para dormir —exclamó entusiasmada.
—Es porque eres una buena madre para ambas y también a mí me gusta que cantes... Ya te lo dije, tienes una hermosa voz —depositó un beso en los labios rosados de su esposa.
—Están coqueteando —exclamó fuerte Anya nuevamente.

Yor gimió de dolor y Loid rió por el comentario.

One Shots Twiyor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora