Herederos perdidos

17. Batalla final: Parte 1.

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Maratón 2/3
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-Vayan con su grupo y no se separen, quiero que estén juntos en todo momento.

Lucius estaba soltando órdenes aquí y por allá.

Sirius estaba a unos cuantos pasos de él asegurándose que todo marchara según el plan.

Todos se estaban movilizando para dirigirse a Hogwarts donde tenían que buscar los horrocruxes faltantes y llevar a cabo la pelea final.

Habían tenido una noche movida desde que llegaron con ellos Harry y la chica Greengrass corriendo a su oficina dándoles una pieza clave de información que no tenían contemplado.

Ahora todo se ponía más difícil de lo que ya era.

Tanto él como Sirius y Bill habían buscado una manera de acabar con el pedazo de alma que tenía Harry dentro de sí sin tener que acabar con su vida, cabe decir que tras diez horas de investigación no habían encontrado una solución.

Solo si tuvieran más tiempo...

Apretó su bastón con rabia, aumentó los gritos con órdenes y se movió en busca de Snape.

Tal vez el podría ayudarles a encontrar la solución que necesitaban.

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-¿Apenas lo han descubierto? -la voz aburrida de Severus salía de las llamas-.

Lucius apretó los dientes.

-¿¡Todo este tiempo lo supiste y jamás nos lo dijiste!?

-No podía simplemente darles todo en bandeja de plata.

-Severus... -Lucius estaba por tener un tic en el ojo-.

Una mano se poso en el hombro de Lucius y le dio un apretón cariñoso.

-No hay problema Severus, te vemos dentro de poco.

Snape se despidió de Narcissa y las llamas se apagaron.

Miró a su esposo con amor y le dio un abrazo.

-Ya encontraremos la manera de ayudar a Harry querido, lo vamos a mantener con vida como lo hemos hecho hasta el día de hoy.

Lucius tomó profundas respiraciones y se calmó.

Por amor a todo lo sagrado esperaba que fuera así, no podían perder a su sobrino también y menos de esa manera tan vil.

Nunca se lo iba a perdonar, jamás.

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-Los primeros grupos ya se encuentran aquí. Fueron directamente a evacuar a los más pequeños y a quienes no están en condiciones de pelear.

-Excelente, manténganme al tanto de todo.

-A sus órdenes, capitán -Charlie le hizo un saludo militar a Sirius y se marchó por la gran entrada de Hogwarts-.

Ganaron un poco de tiempo ante los mortifagos y lo aprovecharían al máximo.

Un fuerte viento soplaba y azotaba las puertas y ventanas.

Grandes nubarrones negros se miraban en el cielo anunciando una gran tormenta a su paso.

Estaba preocupado de que algo malo fuera a ocurrirle a su ahijado, haría todo lo posible por mantenerlo con vida.

Una parte muy dentro de él rezaba para que todos ellos no murieran aquel día.