4. El caos ha iniciado.

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Lucius Malfoy observaba a través de la ventana de la planta baja de Grimmauld Place en busca de cualquier señal de que los habían encontrado, siempre se mantenía alerta ante cualquier ruido o movimiento.

Narcissa se encontraba a unos pasos de él, sentada en un sofá leyendo.

-¿Hay alguna novedad querido?

-No por el momento... -murmura Lucius y baja las cortinas-.

Se acerca a su esposa y deja un beso en su frente.

Camina en busca de un trago. La desesperación por no saber nada lo iba a volver loco.

Escucharon ruidos en la chimenea frente a ellos y se pusieron alertas con las varitas en mano.

-¡Soy yo, soy yo! ¿No tienen ninguna novedad aún? -el recién llegado sacude su cabello del polvo que se le pegó de la chimenea, mira al matrimonio Malfoy con curiosidad-.

-No deberías estar aquí -dice entre dientes Lucius-. Están a punto de llegar y si te encuentran aquí...

-¡Ya entendí! Tengo un pie fuera de aquí, solo vine porque quería saber que era lo que pasaba. Tu marido está muy susceptible Cissy, deberías hacer algo con eso...

-¡Largo! Nosotros te avisaremos en cuanto tengamos noticias mientras tanto, no nos busques si no es completamente necesario -Lucius tenia un tic en el ojo ante la broma de aquel hombre quien dio la vuelta con una carcajada-.

En cuanto se fue el hombre misterioso, voces se escucharon tras la puerta de entrada y por ella entraron dos chicos.

-¿Por qué han tardado tanto? -suelta Lucius con el ceño fruncido-.

-Lo sentimos tío Lucius, pero teníamos que ser cuidadosos para llegar hasta acá.

Harry Potter tras decir aquello, corrió a abrazar a su tía Narcissa y le dio un rápido abrazo a su tío Lucius.

Ronald Weasley que se quedo cerca de la puerta les dio un simple "Hola" y se disculpó yendo directo a la cocina.

-Estaba preocupada por ti, hijo -Narcissa le revolvió el cabello con cariño-.

Harry sacudió un poco la cabeza y le dio una sonrisa tranquilizadora a su tía.

-Lo bueno es que ya han llegado aquí -dice Lucius mientras le da un sorbo a su bebida, aliviado-.

-¿Los demás están a punto de llegar, cierto? -pregunto el azabache con preocupación-.

Desde que Voldemort había regresado, todo se había convertido en un caos en el mundo mágico.

Estaban detrás de Harry más de la mitad de la población mágica y la renacida Orden del Fénix se estaba encargando de mantenerlo a salvo.

Había tenido que dejar Hogwarts antes de que terminara su séptimo año para poder emprender un viaje que lo ayudará en la derrota del señor oscuro pero tuvo que pasar algunos obstáculos para poder llegar a salvo a Grimmauld Place la cual era la nueva base de la orden del fénix.

Estaban esperando que quienes lo ayudaron a llegar a salvo ahí aparecieran.

-Si, deberían estar a punto de entrar por la puerta -le aseguró Lucius-.

Unos segundos después como si los hubiera llamado, entraron algunas personas con escobas en sus manos.

Entre ellas estaban Remus Lupin, Dora Tonks, Alastor Moody y varias cabelleras pelirrojas, siendo estos los hijos mayores de los Weasley.

Harry respiró con tranquilidad y se sentó a un lado de su tía Narcissa quien lo abrazó y soltó un suspiro de alivio al ver que todos llegaron.

Lucius se situó detrás de ellos a esperar que los demás le informaran de la situación.

Herederos perdidosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora