Herederos perdidos

30. Conflictos.

-¿Cuándo pensabas decirmelo? -la voz controlada de Narcissa solo reflejaba cuanto se estaba conteniendo para no explotar en ese momento-.

Lucius miraba inexpresivo las hojas que tenía delante de él, las cuales, Narcissa le habia arrojado en el escritorio.

No necesitaba darles una ojeada para saber de que se trataban.

-Pronto iba a decírtelo.

-¿Pronto? -soltó una carcajada sarcástica-. Dime querido, ¿Tú plan era regresar como un fantasma y contármelo entonces? Oh, ya sé. Cuando pusieramos tu cuadro en la sala entonces ibas a tener el maldito valor de decírmelo.

Lucius suspiró con pesadez, en un instante sintió como si le cayeran cien años encima.

-Esto es muy difícil para mi, Cissy.

-¿Y por eso es que lo estabas manteniendo en secreto? -la voz de Narcissa tembló ligeramente-. Somos una pareja, Lucius, podíamos enfrentarnos a esto, juntos.

Lucius se levantó y camino con dificultad hacia su esposa, tras un momento de titubeo la abrazó con fuerza.

-Perdóname cariño, no quería preocuparte demás. Ya tenías suficiente con Draco y ...

-Tú también eres alguien importante en mi vida, Lucius -las lágrimas caían por su rostro y enterró la cara en el pecho de él-. Podríamos haber buscado una cura o ...

-No hay cura mi amor, ya he intentado de todo -las palabras de él salieron con cruda resignación mientras la reconfortaba-. Solo queda esperar que llegue lo inevitable.

-No, no puedo aceptarlo así sin más.

-Escucha, Narcissa -la tomó del rostro y la vio a los ojos-, cuando te conocí tuve un presentimiento de que tú ibas a ser alguien fundamental para mí y no me equivoqué porque le diste un nuevo sentido a mi vida. Me enseñaste a aceptar que todos somos iguales y que no importa del lugar del que seamos. Contigo aprendí a luchar por un bien mayor y sobre todo, que amar es algo que te hace fuerte y no débil como me habian enseñado por tanto tiempo -acarició con devoción la mejilla de su esposa-. Pero te fallé a ti y a nuestro hijo, no pude mantenerlos protegidos de las amenazas que los perseguían y estoy pagando por mi error.

-Tú no ... -empezo a negar con la cabeza pero Lucius la detuvo-.

-Estoy consciente de que cometí un error al ser tan descuidado con su seguridad y por eso fue que se llevaron a nuestro hijo hace tantos años haciéndote infeliz y eso es algo que jamás me perdonaré -una lágrima rodó por su mejilla-. Ahora lo único que deseo es disfrutar de los últimos días que me quedan al lado de la mujer más importante que por azahares del destino entro a mi vida a iluminar mi camino.

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Habían pasado algunas semanas desde que ingresaron a Hogwarts y todo caía poco a poco en su lugar.

Draco se había mantenido alejado de ella todo ese tiempo y huía de su compañía cada vez que quería acercarse a él.

Él se había vuelto inseparable con Harry y Ron, con quienes no había podido mantener una conversación más allá de un simple saludo entre clases por esa misma razón.

Había hecho amistad con Luna en ese tiempo en el cual aún seguía pidiéndole disculpas por haberse portado hostil con ella en el pasado.

A su pequeño grupo también se le habia unido Ginny Weasley y Astoria Greengrass, quien de vez en cuando llevaba a su hermana mayor para hacerles compañía.

Una tarde en la biblioteca mientras hacía tarea, o más bien intentaba hacerlo ya que no podía apartar su mirada de una pareja que estaba unas mesas por delante de ella, llegó Daphne Greengrass y se sentó a su lado.