29. Hogwarts.

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El día primero de septiembre había llegado y habia muchas familias despidiéndose de sus hijos en la estación King Cross.

Si bien, los alumnos que iban a regresar al colegio eran mucho menos que años anteriores, siempre era un número significativo de personas que se encontraban ahí aquel día.

Había muchos reporteros "encubiertos" tratando de sacar fotos del salvador mágico en su regreso a Hogwarts.

Harry solo había regresado a terminar el último año de estudios para no dejar solos a Draco y Hermione en un lugar desconocido para ellos.

A pesar de que esos meses donde ella estuvo de viaje no hablaron, antes de que se fuera habían llegado a formar un lazo de amistad que no quería perder con la pelinegra.

Ahora, se encontraba medio escondido en una pila de equipajes y jaulas esperando por alguien.

Más allá de su escondite se encontraban Lucius y Narcissa ante un rubio cohibido, que sentía todas las miradas sobre él y eso lo tenía incómodo.

-Si no les importa, creo que voy a subir -hizo un movimiento con su mano hacia los vagones-.

-Por supuesto -Narcissa le dio una sonrisa tranquilizadora-. No olvides mandarnos una lechuza regularmente.

-Lo intentaré -hizo todo lo posible por no rodar los ojos y se marchó-.

Caminó con prisa, antes de tomar su baúl puso encima de ella una jaula con una lechuza gris de grandes ojos amarillos.

Se paró un momento en la pila de baúles y sonrió.

-Tendre un compartimiento para cuando dejes de jugar a las escondidas, Potter.

-Shhhh, largo -Harry sacó un poco los dedos y lo corrió de ahí-.

La carcajada de Draco resonó en la estación y se subió.

Harry miró como sus tíos negaban con una sonrisa y se despedían de él, Narcissa le mandó un beso y se fueron de ahí, evitando a los periodistas.

Se quedo viendo el andar de su tío Lucius que se veía decaído, cuando una cabellera rubia más atrás llamó su atención.

En comparación a la de Draco, está era más de un color oscuro que platinado.

Su andar era elegante y rígido. Vestía unos jeans desgastados y una blusa que le cubría los brazos y parte del cuello.

A pesar de su mirada altiva, podía ver el ligero temblor en sus manos que delataban su nerviosismo.

Todos murmuraban a su alrededor, juzgandola. Olvidando que ella había luchado para el bando de la luz los últimos meses de guerra.

-Daphne...

Susurró distraído, mirando hipnotizado a la joven quien no se percató de su presencia y paso de largo.

Salió disparado detrás de ella, olvidando la razón por la que se escondía y empezó a empujar a quienes intentaban hablar con él.

-¡Daphne!

Ella no regresó la vista, al contrario, parecía que aumentó los pasos y cuando estuvo a punto de tomarla del brazo alguien lo empujó.

-¡Lo siento, Harry Potter!

-¡Alguien ayudelo!

Muchas personas se arremolinaron alrededor de él, aplastándolo.

Cuando finalmente pudo levantarse y alejarse del tumulto de personas, Daphne había desaparecido.

Maldijo internamente y subió al expreso, buscando por los compartimentos a Draco o a Daphne.

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Herederos perdidosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora