Herederos perdidos

23. Magia.

Sirius abrió con gran alegría la puerta de Grimmauld Place.

-Bienvenida a casa, hija.

Hermione miró la gran sala con detenimiento, parada en la puerta sin moverse.

Había despertado hace un par de semanas en un hospital mágico al lado de aquel hombre que decía ser su padre.

Pasaron por algunas cuantas pruebas que efectivamente confirmaron aquello que el hombre tanto proclamaba.

Después de tanto tiempo, había encontrado a su padre biológico.

Al preguntar por su mamá se enteró que ella había fallecido poco después de que ella fuera secuestrada.

Aún no entendía que habían ganado con llevársela quien fuese el que la raptó.

Nunca pidieron recompensa ni nada por ella, al contrario, la habían llevado hasta otro continente para que estuviera a "salvo".

Tenía muchas dudas rondando en su cabeza.

Dio unos cuantos pasos dentro, aún le dolía el cuerpo por la tortura que le dio aquella mujer y le costaba un poco moverse ágilmente a pesar de que pasó alrededor de tres meses en recuperación y aún tenía que estar unas semanas más en tratamientos y reposo.

El hombre frente a ella le dio una enorme sonrisa la cual ella respondió con una nerviosa.

-¿Quieres conocer nuestra casa, hija? ¿Quieres comer algo? ¡Kreacher!

Un elfo apareció en ese instante, observó con curiosidad oculta a Hermione y regresó la mirada a Sirius.

-¿Qué desea, señor?

-Prepara un gran banquete. Cerdo al horno, pay, british potato, ensalada... -se calló un par de segundos y miró a Hermione-. ¿Quieres alguna comida en específico, princesa?

Hermione negó con la cabeza, aturdida por el entusiasmo del hombre frente a ella.

-No es necesario tanto, con una ensalada estoy bien.

Y tras decir aquello, el elfo desapareció.

En eso la chimenea se prendió y de ella salió un joven vestido elegantemente de negro, pero su cabello azabache desordenado desentonaba con su estilo.

-¡Cachorro! Que alegría verte por aquí -Sirius se acercó a él y lo abrazó-.

Hermione se quedo quieta, mirando curiosa al chico.

Él se safo de los brazos de Sirius y se acercó a ella con pasos tímidos.

Extendió su mano para estrechar la de ella.

-Hola, mi nombre es...

-Harry Potter -completo Hermione, emocionada-. Gracias a ti es que llegamos aquí.

-Yo... no comprendo -Harry miró a ambos con confusión-. Yo no he hecho nada. Ni siquiera te habia visto antes.

-Es una larga historia cachorro, luego sabrás todo -Sirius le sonrió con cariño-. ¿Le mostrarías la casa, por favor?

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Caminaban por los pasillos del segundo piso de Grimmauld Place, ya habían visitado un poco la planta de abajo y ahora estaban viendo algunas habitaciones que en su mayoría, eran similares.

-La habitación principal y las demás están arriba, esté piso es más para invitados -decía Harry intrigado por la pelinegra a su lado-. ¿Te gusta el lugar?