Herederos perdidos

40. Final.

Hermione se encontraba cruzada de brazos golpeando rítmicamente con un pie el suelo y miraba su reloj cada dos por tres con impaciencia.

Estaba esperando por Draco que si no bajaba en el próximo minuto iban a perder el traslador que los llevaría hasta la sorpresa que habia planeado tan cuidadosamente con ayuda de Daphne.

Finalmente se habían cumplido los cinco años que le habían dado a Draco de libertad condicional y habían tenido todo preparado para casarse de inmediato y poder marcharse unas semanas a su luna de miel.

Pero antes de poder hacer su viaje tenían un lugar al que ir primero.

-Voy a matarlo -murmuró entre dientes-.

-No podrías hacerlo -Daphne negó mientras le frotaba la espalda y ladeó la cabeza-. Pero yo sí que puedo -sonrió con maldad-.

Hermione la miró y sonrió de igual manera.

-Por eso te quiero, rubia.

-¡Ya bajamos!

Harry empujaba a Draco por las escaleras para que se diera prisa. Ambos se pusieron frente a ellas con la respiración entrecortada y observándolas con temor en los ojos.

-¿N...nos vamos cariño?

Hermione le dedicó una mirada sombría, ignoró a Harry y solo se despidió de Daphne para luego dirigirse hacia la chimenea.

Draco tragó saliva, Harry le palmeo la espalda y le deseo suerte.

Draco lo vio con los ojos entrecerrados y le señalo a Daphne quien los estaba asesinando con la mirada y ahora fue el turno de Harry de tragar duro, Draco solo le sonrió con diversión y se fue tras la pelinegra.

-¡Suerte con tu mujer! Ah, y con las empresas -le guiño un ojo antes de desaparecer por las llamas-.

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Llegó justo a tiempo para que Hermione lo jalara del brazo y corrieran a tocar un libro por el cual habían desaparecido ya un par de personas.

-Un segundo más Malfoy y te juro que...

La amenaza de ella quedo interrumpida por la desaparición. Sintió un jalón en el estómago que lo dejo mareado, cerró los ojos cuando el suelo desapareció debajo de él y unos segundos después volvía a sentir el suelo bajo sus pies.

Abrió con lentitud los ojos, observando que el lugar donde habían aparecido estaba repleto de magos que iban y venían de un lado a otro.

"Traslador con destino a Japón, favor de dirigirse al cubículo 37."

"Traslador con destino a Brasil..."

Uno tras otro era anunciados los viajes por una bruja en una tarima junto a un par de aurores que se encargaban de las aduanas mágicas. Lucían con orgullo una enorme placa del MACUSA junto a una del ministerio de magia de...

Su pensamiento fue interrumpido al volver la vista a la placa. ¿MACUSA?

-Cariño... ¿Dónde... ?

Volteó a los lados pero Hermione no estaba con él. Se empezó a inquietar y estaba a punto de correr en su búsqueda cuando alguien detrás de él lo tomó del brazo.

-¿Vas a venir conmigo o te vas quedar aquí parado como tonto?

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Luego de pasar por la revisión mágica y del proceso de entrada al país, supo que habían llegado a Nueva York.

Se encontraba en completo silencio, tratando de pensar que hacían en aquella enorme ciudad de Estados Unidos.