Capítulo 9

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No hubo citas, llamadas o mensajes que pudieran ponerlas en contacto. Luego de ese día en casa de Jeremiah, no se habían vuelto a ver. Habían pasado casi dos semanas y a ninguna al parecer le importaba, mientras más alejadas estuvieran, mejor.

Al menos eso era lo que Kara creía, mientras que Lena no pensaba lo mismo. Las palabras de Kara le habían tocado un poco y la había dejado pensando todos esos días. Casi termina en discusión con Sam, luego de contarle lo que había sucedido con la rubia. Ahora las palabras de su mejor amiga se habían sumado junto a las de la ojiazul. De lo único que Lena había podido disfrutar esos días era que su madre no se había aparecido en su oficina ni en su casa. El teléfono comenzó a sonar en su escritorio, pero decidió ignorarlo. Debía concentrarse en su trabajo. Si querían contactar con ella prefería que dejaran un mensaje.

Llamada

L: ¿Quién tiene el gusto de molestar? — contestó por la insistencia de la llamada.

K: Hola para ti también.

L: ¿Danvers?

K: Lillian insiste en que vengas.

L: ¿A qué te refieres? ¿Que vaya? ¿A dónde?

K: ¿Recuerdas la cena que mi padre mencionó? Quieren que sea hoy. Solo llamo para dejarte saber— Kara no esperó ninguna respuesta y colgó.

Lena resopló, no había sabido nada de ella por dos semanas y llamaba para decirle acerca de una cena que hasta donde sabía estaba en espera. Kara ha estado bastante ocupada en el taller como para siquiera pensar en la pelinegra y apenas llegar a la casa se encontró con Lillian. Luego de un rato de conversación, la mujer sugirió que los cuatro debían reunirse hoy. La mayor tenía algo para contar, y ya que estaba en casa de su amigo le pareció indicado adelantar la cena planeada.

Lena vio la hora en su computadora, eran las 5:01 p.m. Su dedo comenzó a teclear sobre una letra al azar. Si esa llamada hubiera sido en otro momento, tal vez hubiera ignorado todo y como siempre hacía, se encerraría en la oficina hasta muy tarde en la noche. Aunque quería llevarle la contraria a su madre, sus ansias eran más grandes. Debía saber porque Lillian quería que se reunieran hoy. ¿De qué hablarían? Porque de algo estaba segura, había algo más aparte de la cena. Conocía muy bien a su madre.

—Señorita Luthor, ya todos esperan por usted— su secretaria había entrado a la oficina, distrayéndola de sus pensamientos.

—Gracias, pero podrías cancelar la reunión, debo salir. Diles que tuve un inconveniente y que los reuniré en cuando pueda.

—Claro, señorita. ¿Necesita algo más?

—No, gracias. Eso es todo.

Cuando su secretaria salió, se colocó su abrigo, cogió el teléfono que aún seguía en el escritorio, tomó su bolso y salió también. Sabía que su madre estaba detrás de todo eso, pero por primera vez, quería saber que tenía que decir. Y le causaba algo de terror su interés por ello.

Condujo por veinte minutos hasta la casa de Jeremiah. Cuando aparcó, la voz de Kara resonó en su cabeza como si estuviera hablándole ahora mismo. Bajó del auto y tocó la puerta. Prefirió dejar su bolso en el auto para estar más cómoda, solo guardando en los bolsillos del abrigo las llaves y su teléfono.

Volvió a tocar la puerta. Lena no era muy paciente y le era muy fácil desesperarse para luego terminar enojada. Cuando quiso tocar por tercera vez, por fin abrieron. En lugar de la sirvienta, fue Kara quien abrió. Su cabello húmedo y la toalla colgando de su hombro daban indicio de que acababa de ducharse.

𝑪𝒂𝒔𝒂𝒅𝒂 𝒐 𝒆𝒏 𝒃𝒂𝒏𝒄𝒂𝒓𝒓𝒐𝒕𝒂 | 𝑆𝑢𝑝𝑒𝑟𝑐𝑜𝑟𝑝 𝐴𝑈Donde viven las historias. Descúbrelo ahora