Capítulo 37

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Lassirenas, el ruido de las camillas de aquí para allá, los enfermeros corriendode un lado para otro, ponían a las chicas más ansiosas. Desde que llegaron, permanecieron sentadas en la sala espera y han pasado seis horas desde que Jeremiah y Lillian entraron a la sala de operaciones. Lena se levantaba cada vez que veía a un doctor pasar para preguntar sobre su madre, pero el doctor encargado aun no salía.

Alex y Hank habían escuchado acerca del accidente y fueron hasta al hospital, no solo para reconfortar a Lena por que su madre estuvo involucrada, sino también para hablar con el causante del accidente que salió casi ileso y se encontraba en ese mismo hospital. Cuando los guardias dejaron a Lena y a Kara para interrogar al culpable, el teléfono de la pelinegra sonó.

Llamada

L: No puedo contestar, estoy...

X: Hola Lena.

L: ¿Lex? ¿Cómo es que...?

Lex: No te sorprendas porque te llamé, hermana. Estuviste advertida. Te dije que habría una sorpresa. Es una pena que nuestra madre hubiera estado en el momento y lugar equivocado.

L: Tú... tú lo hiciste. ¡¿Cómo pudiste?! ¡Es nuestra madre! — Kara miró a Lena y se acercó preocupada, no solo por el tono que Lena usaba, sino también porque había mencionado a Lillian en la llamada.

Lex: Ya te lo dije Lena. Ella no debió estar ahí, pero ella reemplazó a tu estúpida noviecita. Al menos me llevé a uno. Quisiste verme la cara de imbécil y lo pagarás bien caro, Lena— las manos de la pelinegra se cerraron en un puño.

L: Escúchame bien, maldito. Te mataré. Si mamá no sale de ese quirófano viva, juro que me voy a encargar de que no vuelvas a respirar.

Lex: Tus amenazas no me asustan, Lena. Quisiera ver que lo inten...— Lena estrelló el teléfono contra el suelo y pegó un grito de furia. Los que estaban cerca se les quedaron viendo.

—Lena, ¿qué sucede? — la pelinegra miró a Kara y luego salió en busca de Alex y Hank. Kara iba a seguirla, pero un doctor apareció preguntando por los familiares de Jeremiah. Cuando Lena dio con los guardias estaban hablando con el sujeto.

—Fue Lex— dijo apenas corrió las cortinas. —Este tipo solo seguía órdenes.

—¿Es eso cierto? — preguntó Hank hacia el tipo que fingía que le dolía la pierna.

—¿Qué? No. Ni siquiera sé de quien hablan. Esta mujer está loca. Yo solo me pasé de tragos, fui muy negligente y estoy arrepentido. No debí conducir en ese estado— Lena miró hacia la mesita de al lado y vio unas tijeras que minutos atrás la enfermera había utilizado para cortar unas vendas. Las cogió sin importarle nada y las colocó en el cuello del hombre.

—¡Deja de mentir y confiesa maldito bastardo! — Lena estaba roja no solo por las lágrimas, también por lo molesta que estaba.

—¿¡Qué mierda!? ¡Quítenmela! — gritó el hombre asustado. Alex se apresuró a acercarse a Lena, pero Henshaw la detuvo.

—Espera, Alex. ¿Fuiste enviado por Alexander Luthor para que causaras el accidente? — Hank preguntó.

—¡Confesaré todo! Por favor... aléjenla— el hombre casi se hacía encima en los pantalones, teniendo a la pelinegra tan cerca y que de un solo movimiento pudiera cortarlo, le aterraba.

—Lena, baja la tijera— Alex ordenó y agarró a Lena de la muñeca para que se alejara. Le quitó las tijeras y las dejó donde mismo Lena las había tomado.

𝑪𝒂𝒔𝒂𝒅𝒂 𝒐 𝒆𝒏 𝒃𝒂𝒏𝒄𝒂𝒓𝒓𝒐𝒕𝒂 | 𝑆𝑢𝑝𝑒𝑟𝑐𝑜𝑟𝑝 𝐴𝑈Donde viven las historias. Descúbrelo ahora