Capítulo 39

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Luego de dos días, se realizó el funeral de Lillian. Lena sabiendo que su hermano ya no estaba respirando, se sentía un poco mejor, pero aún seguía en duelo por la pérdida de su madre. Cuando volvió al hospital se negó a verla, porque no tenía el coraje para hacerlo. Así que junto a Sam apresuró todo el proceso para despedirla y sepultarla. Varios amigos y colegas asistieron, incluso uno que otro periodista que seguían transmitiendo la noticia aparecieron en el cementerio y a Lena le dio lo mismo. Solo quería que se acabara todo y poder volver a la casa a descansar. Hace más de 24 horas que no había cerrado los ojos para nada y el cansancio le estaba pasando factura. Lloró lo necesario y más, ya sus ojos estaban cansados. Cuando el féretro de Lillian comenzó a descender en el hoyo no pudo mirar, así que mejor volteó a ver a Kara. La rubia la miró y la abrazó, estuvo así hasta que comenzaron a despedirse.

—Debes ir descansar, Lena— Jeremiah se había acercado por la espalda.

—Iré a llevarla, ve directo a la casa, papá. Te veo allá— dijo Kara.

—Está bien, me iré con Winn. Vayan con cuidado— Kara sonrió hacia su padre y volvió a mirar a Lena.

—¿Nos vamos? — la pelinegra ahora estaba viendo hacia la tumba de su madre y asintió forzando una sonrisa.

Lena estaba cansada. A pesar de que Kara se veía ansiosa por querer hablar con la pelinegra, prefirió guardar silencio hasta llegar a la casa. Al abrir la puerta, automáticamente, Lena se dirigió hasta su cuarto. Kara la siguió, quería ver que todo estuviera bien, aunque sabía que eso era difícil. La rubia fue hacia el baño en busca de alguna pastilla para que Lena pueda dormir mejor.

—Iré por un vaso de agua— dijo al salir del cuarto de baño.

—No vayas, solo quédate conmigo. Dormiré bien si estás conmigo.

—¿Segura que no quieres tomarte la pastilla? Dormirás mejor si lo haces— Kara se acercó a la cama.

—No la necesito. Ven aquí conmigo— Kara se quitó los zapatos y se recostó junto a ella. Lena rápidamente se acercó y se abrazó a ella.

—Gracias por no haberme dejado cuando te dije que lo hicieras, Kara.

—No lo hubiera hecho, aunque me hubieras amenazado, Lena.

—Estaba muy enojada, porque Lex había planeado matarte y mamá fue la que tomó tu lugar en ese auto. Nunca pensé que haría algo así. No pensé que sería capaz de hacer algo así.

—Ya no pienses en eso, ¿sí? Solo descansa. Lo necesitas.

—Quería que lo supieras— murmuró la pelinegra.

—Está bien, ahora duerme un poco.

—Kara...

—¿Sí?

—No te vayas después de que cierre los ojos.

—No lo haré, te lo prometo— Kara acarició la cabellera de la pelinegra hasta que esta se durmió.

POV Lena

Nunca imaginé que encargarse de un funeral fuera tan cansado. No había podido dormir bien desde que fui al hospital. Y después de tantas horas al fin pude descansar. Me reconfortó que Kara se hubiera quedado a mi lado. No sé qué habría sido de mí si se hubiera ido cuando le dije que se fuera. Fui una imbécil, por haberla tratado como lo hice, cuando ella no tuvo la culpa de nada. Si tan solo no hubiera ido ese día a visitar a Lex a prisión, tal vez mamá seguiría con vida.

Estaba recostada en la cama aún con los ojos cerrados. Me sentía vacía, moví mis brazos en busca de Kara, pero no estaba en la cama conmigo. Abrí los ojos y la busqué en la habitación, pero nada. La busqué en la casa hasta que escuché la puerta principal. Giré en el pasillo y caminé hacia la sala. Ahí la vi, al parecer había salido.

—Oh, ya despertaste. ¿Cómo te sientes?

—Intranquila... no sabía dónde estabas.

—Perdón, solo salí a buscar algo de ropa. No quería despertarte.

—Está bien— caminé a la cocina y Kara me siguió. Abrí el refrigerador y saqué una botella de agua.

—Lena, hay algo que he querido preguntarte, pero supongo que podía esperar hasta ahora. No sabía cómo reaccionarías, aunque tampoco sé que pasará ahora, pero...

—¿Qué es, Kara?

—¿Tuviste algo que ver con la muerte de Lex? — mi cuerpo se congeló por completo al escucharla, no había ninguna prueba que me involucrará directamente.

—¿Por qué... preguntas? ¿Dudas de mí? Sabes que me tuvieron encerrada y estuviste ahí conmigo.

—No estoy dudando de ti, es solo que... tengo una clase de presentimiento y quiero estar segura de que no hiciste nada. Que no tuviste nada que ver. No lo hiciste, ¿verdad?

—¿Quieres la verdad o la mentira? — no sabía porque había dicho eso, solo complicaba las cosas.

—No juegues conmigo, Lena. Quiero saber la verdad.

—Entonces supongo que mi respuesta podría poner en juego nuestra relación.

—¿Podrías dejar de darle vueltas al asunto y contestarme de una vez?

—No. No maté a Lex— era cierto no lo había matado, pude haberlo hecho en persona, pero solo traería más problemas.

—Gracias a Dios. Por un momento pensé que dirías que sí— se notaba aliviada y no estaba mintiendo. Yo no lo había matado, pero fui yo quien dio las órdenes y eso me lo llevaría a la tumba. No quería perder también a Kara, pero era algo que tenía que hacer. Así que mentí a medias. No podía permitir que ese maniático esquizofrénico quisiera matarla a ella también. Mi madre se había ido y no podía perderla, no a ella.

Se acercó a mí y me abrazó. —¿Eso es lo que querías saber? — pregunté.

—Sí. Que tu hermano apareciera en las noticias al día siguiente luego de que tú quisieras verlo muerto mantuvo mis sospechas. Pero ya sé que me equivocaba.

—Iré a la compañía— dije cambiando el tema.

—No. No lo harás. Te quedarás descansando. No quiero que te sobrecargues.

—Estoy bien y si voy a trabajar podré distraer un poco la mente.

—Quisiera creerte, pero sé que no será así, Lena. Quédate aquí. ¿Sí? Hazme caso, aunque sea solo por hoy— la miré directo a los ojos, ella seguía preocupada por mí.

Dejé la botella vacía sobre la encimera y me acerqué tomándola de la cintura. Si no me dejaba salir entonces no tendría más alternativa que distraerme de otra forma. Soltó un gemido cuando la agarré más fuerte. Levanté su mentón y hablé.

—¿Crees que haré lo que digas?

—Lena...

—¡Responde! — apreté más su mentón, acercándola más a mi cara. Sus ojos estaban más abiertos que de costumbre.

—No... no lo sé— junté mis labios con los suyos de una forma violenta. Quería poseerla. Hacerla mía en este preciso momento. Quería olvidarme de todo.

Desgarré su camisa en un intento desesperado por sentirla. Ella no dejaba de gemir y sus ruidos no dejaban de calentarme más. Hice que rodeara sus piernas sobre mi cintura para comenzar a caminar hacia la habitación sin dejar de besarla.

La dejé sobre la cama y por mi mente se cruzaron los momentos que pasamos antes de que nos diéramos nuestro primer beso. El que yo comencé. En mi memoria seguían frescas las palabras que decía sobre ella. La odiaba, pero al final caí por ella. En ese momento supe que el conocerla había sido lo mejor que me había pasado en la vida. Se separó de mis labios y en un susurro escuché las únicas palabras que lograron calentar mi corazón.

—Te amo, Lena.

𝑪𝒂𝒔𝒂𝒅𝒂 𝒐 𝒆𝒏 𝒃𝒂𝒏𝒄𝒂𝒓𝒓𝒐𝒕𝒂 | 𝑆𝑢𝑝𝑒𝑟𝑐𝑜𝑟𝑝 𝐴𝑈Donde viven las historias. Descúbrelo ahora