Capítulo 11

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—Feliz cumpleaños, papá— dijo Kara acercándose por la espalda de Jeremiah para darle la bolsa de regalo.

—Kara, no te molestes con estas cosas. Sabes que no me gusta. No tienes que gastar tu dinero en mí.

—Papá, si no me permitiste ayudarte con los gastos del hospital, al menos déjame mimarte de vez en cuando. Sé que te gustarán— Jeremiah abrió el bolso y miró dentro de él.

—Oh, vaya. Debieron salirte muy caras.

—Te las mereces y punto. Sin importar el costo.

Algunos amigos de la universidad visitarán a Jeremiah para su cumpleaños. Se volvió tradición cuando se conocieron el primer año de posgrado. En cada cumpleaños se reunían todos para festejar juntos, como una familia. Pero en esta ocasión, Lillian y posiblemente Lena, se unían a la festividad.

Comenzaron a llegar uno por uno, desde cerca como de lejos. Horas más tarde, empezaron a entonar la canción de cumpleaños y Jeremiah sopló las cinco velas del pastel con la ayuda de Kara. Sus compañeros hicieron fila para dejar un poco de glaseado en el rostro del cumpleañero, como hacían cada año. Y luego todos se dirigieron a la sala para continuar conversando. En eso, se escuchó el timbre de la puerta.

—Vuelvo enseguida— dijo Kara para ir a abrir la puerta ella misma y encontrarse con Lena.

—¿Que no estarías muy ocupada hoy? — preguntó la rubia recostada de la puerta y Lena dejó escapar un suspiro.

—Sí, pero nunca dije que no vendría. Bueno, solo vine a traer un regalo para tu padre— Lena levantó una caja mediana de madera y se la extendió a Kara. —Debo volver al trabajo pronto— Kara la miró con el ceño fruncido, tomó la caja, pero también el brazo de Lena para tirar de ella hacia adentro.

—Es irrespetuoso venir y no pasar a saludar— la rubia cerró la puerta, entrelazó su mano con la de Lena y la llevó junto a los demás.

—Adivinen quién llegó— dijo Kara llamando la atención de los mayores y presentó a Lena ante los amigos de su padre. Sabían acerca de su próximo matrimonio, pero no conocían en persona a la encargada de la compañía más reconocida de la ciudad.

—Bienvenida Lena— Jeremiah habló, mientras que los otros dos caballeros se levantaron para saludar.

—Es un placer, señorita Luthor.

—Igualmente.

—Es idéntica a su madre.

—No creo estar de acuerdo con usted— el señor rio nervioso por la contestación de Lena.

—Espero en un futuro realizar negocios con usted, señorita Luthor.

—Tendré en cuenta sus aptitudes, señor— Lena sonrió.

—Eres muy afortunada de desposar a una dama como lo es Kara.

Lena siempre tenía las palabras correctas para responder al momento, pero ahora que habían incluido a Kara a la conversación solo salían de su boca un sí y una que otra sonrisa.

Se sentaron juntas, una al lado de la otra. El ambiente comenzó a fluir entre ellos. Pero había un problema, Lena estaba distraída. Kara aún estaba sosteniendo su mano, no se había molestado en soltarla. Sabía que solo estaba actuando ante esos señores, pero quería tener su mano libre para poder entrar en razón. Además de nerviosa se sentía incómoda, casi podía jurar que estaba sintiendo choques eléctricos por el tacto de la rubia. Y para empeorar la situación no dejaba de acariciarla delicadamente con su pulgar mientras charlaba con el señor delante de ellas.

—¿Se te apetece un poco de pastel? — dijo Kara cerca de su oído. Su tibio aliento hizo que se le erizara aún más la piel.

—N-no, estoy bien.

𝑪𝒂𝒔𝒂𝒅𝒂 𝒐 𝒆𝒏 𝒃𝒂𝒏𝒄𝒂𝒓𝒓𝒐𝒕𝒂 | 𝑆𝑢𝑝𝑒𝑟𝑐𝑜𝑟𝑝 𝐴𝑈Donde viven las historias. Descúbrelo ahora